Fue la intendencia de San Martín, que entregó 80 kg de leche en polvo vencida hacía seis meses. Al abrir las bolsas, tenían un pésimo olor. Al comedor asisten 50 niños de familias indigentes.
En el partido bonaerense de San Martín hay un asentamiento en el cual incluso “toman” la energía eléctrica, que recibe el nombre de “Costa Esperanza”.
En dicho asentamiento una formoseña de 32 años dirige desde hace tres años un comedor infantil, sin recibir ayuda del Estado. En vísperas de las elecciones, recibió un llamado de la Municipalidad informando que tenían una donación, pero debían ir a buscarla porque tenían “miedo de entrar al barrio”.
Tras aceptar 100 kilos de leche en polvo e ir a buscarlas, la directora del comedor, Alicia Duarte abrió las bolsas y tuvo que volver a cerrarlas porque el alimento donado despedía un olor horrible, irrespirable. La leche había vencido el 4 de noviembre de 2008.
La leche iba a tener como destino ser utilizada en las meriendas de los sábados, acompañando mate cocido y tortas fritas, así como serían repartidos entre más de 40 familias del asentamiento.
La leche “no estaba en las cajas originales, y en algunas bolsas se había puesto dura como un cascote”, relató al Diario Crítica la titular del comedor.
Tras agregarle agua, especulando que pudiera a pesar de todo ser utilizable la partida, comprobó que era intomable: “estaba hedionda, tenía un gusto horrible. Sentí una indignación muy grande. ¡Mirá si les pasaba algo a los pibes!”. En una de las pocas cajas cerradas se lee la marca (“Fransafé”, elaborada por Milkaut) y la especificación “leche entera en polvo fortificada con hierro, zinc y vitamina C”.
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