Por Emilio Nazar Kasbo
Asistimos a la cabaretización de la literatura católica. Y aclaro que me referiré no a los buenos, a quienes sobreviven en las penurias de la persecución del mundo modernista actual, sino a los malos, cuya acción cunde entre los desaguisados y desprevenidos... unas veces a drede, pero otras no.
Ya no hay ningún Santo Tomás, no hay ningún San Agustín ni personas de su talla. Desde la alta Edad Media se padece una caída peligrosa en la difusión de los contenidos de la Fe, en la difusión del Evangelio.
Y cuando ya no están ni Castellani ni Meinvielle, ni Ezcurra ni Straubinger, quienes han sabido dar una expresividad al pensamiento católico desde la actualización de la Tradición, la desorientación cunde entre la feligresía laica que desde su buena Fe cae ante las herejías que divulgan los mismos miembros del Clero sin que una guía doctrinal sea capaz de imponer orden en semejante despiporre.
El desprecio por la Verdad, el relativismo que niega a la razón la posibilidad de alcanzar la Verdad, y el desinterés por la Verdad, son tres posiciones que acaban conduciendo al escepticismo entre los propios católicos.
Son pretextos
La cabaretización de la literatura católica implica la vulgaridad con el pretexto de "arte", la carnalidad con pretexto de espiritualidad, el psicologismo como pretexto de Fe, el materialismo como pretexto de la Doctrina Social de la Iglesia, el socialismo marxista como pretexto de la Caridad Católica, el liberalismo capitalista como pretexto de la Justicia, la animalidad asumida desde lo inmoral como pretexto de la Castidad y la Pureza, el determinismo físico-químico y matemático como pretexto de la Providencia de Dios, la indemostrable hipótesis de la imposible evolución de todas las especies como pretexto de la Creación por Dios del Universo, el democratismo como mesianismo temporal y como único sistema político posible como pretexto de la Realeza Social de Jesucristo, la soberanía del pueblo como pretexto de la Soberanía de Dios, el consumismo y la productividad como pretexto de la Redención de Jesucristo, y el existencialismo sincretista que iguala todas las herejías contenidas en los cultos paganos con la intención de vivir una vida cómoda como pretexto del Apocalipsis y el sentido de la Historia.
Porque en la generación actual, donde se vive de eufemismos, el cabaret ya no es un sucucho de mala muerte donde van personas degradadas moralmente en busca de lo más bajo de la carnalidad, sino la música excelsa del arte en el máximo de una mística lujuriosa a cuyo son el Demonio no necesita siquiera actuar.
El pornográfico cabaret es hoy el centro de la cultura. También de la "cultura católica". O más bien seudocatólica, pare ser mas precisos.
Y marche preso
Antes, el delincuente iba a la cárcel, la gente honrada trabajaba y vivía en su hogar con su familia, el sacerdote era modelo y ejemplo de virtudes y conocimiento puestos al servicio de la Caridad, y la sociedad vivía cierto orden. Y no hace mucho de ello, a pesar de un declive que cada vez se siente más en todos los aspectos.
Pero hoy la gente honrada corre peligro en su vida si está en la calle, en su casa vive como si fuese una cárcel, los sacerdotes carecen de la más mínima prepareción y son presas de la herejía de moda... y el declive se convierte en una pendiente muy empinada.
En la sociedad de la irreverencia, el desacato es la norma. En la sociedad de lo vulgar, la delincuencia es la autoridad. En la sociedad de la ignorancia, la herejía es la creencia.
Hasta que la Autoridad diga: "Marche preso, por desacatado". Pero recién en ese momento volverá a haber cierto orden. Y en el Juicio Final, no habrá nadie a quien echarle la culpa...
Divagar no es un devaneo
Divagar, en el sentido de una digresión temática que no hace al centro de la cuestión tratada, no es equivalente a un devaneo intelectual que revienta los sesos por la cantidad de disparates enunciados. Nada que ver.
Porque para decir, primero hay que tener algo para expresar. Y si no hay nada para expresar, mejor callarse que aparecer como un perfecto ignorante. Aunque también hay ignorancias e ignoracias, como hay "cuatros" y "cuatros" en la Universidad: unos por alta exigencia de la Cátedra, y otros por excesivamente baja exigencia... algunos equivalen a un "diez", y otros son el premio a la lástima de la ignorancia ajena.
Por eso, nosotros evitamos tanto los divagues como los devaneos y las digresiones, en las que jamás pretenderíamos caer. Y no crea el lector que esto es un detalle menor, porque lo peor aun no ha sido expresado.
Dirigentes cabareteros
En una sociedad que ya ha perdido el uso de la razón, por haber perdido previamente el sentido común, no hay nada más noble que lo ruin y degradado. El cabaretero es el docente, y las personas castas representan la ignorancia de la "ciencia del bien y del mal".
¿Qué sentido común puede haber, cuando se aprueba la homosexualidad promoviéndola como si la unión de dos lesbianas o de dos homosexuales pudiera nacer un hijo de forma natural? Solamente una fantasía ridícula podría afirmar algo así, en tanto que semejantes uniones son de por sí intrínsecamente pervertidas y antinaturales. Dios mismo tomó medidas en tiempos de Noé y de Abrahám respecto de sociedades que habían perdido ya toda racionalidad. Es decir, se habían ganado toda la animalidad por perder toda la espiritualidad. Y tales frases no merecen mayores explicaciones, a no ser que se trate de una persona que no entiende la diferencia entre lo natural y lo sobrenatural, por lo cual se trataría de alguien que ya perdió el sentido común. Y no hay sentido en hablar con quien ha perdido el sentido y toda orientación.
Cabaretero piola
Hay dos clases de cabareteros: el dueño del cabaret y los usuarios... que además en la sociedad modernista de hoy también puede extenderse a las mujeres como dueñas del cabaret y las usuarias de dicha distinguida institución. Pero hablaremos del hombre representando a toda la humanidad, sin distinciones mayores.
En la literatura católica, el editorialista resulta el cabaretero dueño del cabaret. Es el que ofrece el objeto de la lujuria ajena. En la metáfora, para quien no la comprende, es el editorialista que divulga herejías en una editorial que lleva el sello de católica. Es decir: los laicos al ver que se tratan de un sello "católico" confían en la fuente, ya que una editorial católica no puede divulgar algo que no es católico. Lo cual sería una contradicción.
Pero en este mundo ya no existe la contradicción. Ha sido derogada, inexplicablemente para los que piensan. Los que no piensan, ni se dan cuenta. Es que ha sido derogado como principio metafísico el de no-contradicción, y por tanto un ser puede ser y no ser a la vez y bajo un mismo aspecto... lo cual es ridículo.
Y hoy las personas han abandonado la Fe, que en sí es una ciencia de Dios, y es un Don de Ciencia del Espiritu Santo. Y la han abandonado para seguir lo ridículo, porque todos lo hacen, porque es cómodo, porque no trae problemas, y porque es políticamente correcto.
¿Qué sentido tiene el sinsentido? Nada para el que piensa. Todo para el que no piensa... pero un todo que se reduce a la nada de lo ridículo. Y creer en lo ridículo es la peor degradación de la intelectualidad humana, porque abandona lo sublima de la Fe en Dios y su Ciencia... que el Evangelio nos explica claramente y la Tradición de la Iglesia nos alcanza con solícita disposición.
Por eso, el cabaretero es un comerciante. No le importa el daño que produce: su interés es el negocio. En el caso que referimos, la cabaretización de la literatura católica, desde el punto de vista del dueño del cabaret católico que es una Editorial, su "negocio" no es Jesucristo y la salvación de su alma por la Iglesia Católica, sino es el dios del dinero y la avaricia que carcome al comerciante. Esta clase de cabareteros envenena el alma de sus "clientes", sin importar nada más que los "ingresos", el "best seller" y el éxito empresarial.
Estos son los cabareteros que alimentan a la feligresía... y la fuente de inspiración de orientaciones periodísticas. Porque el periodista que vive en la inmediatez de la novedad, olvidando que la novedad no siempre significa fidelidad a la Tradición Católica.
"Tengo que vivir, de lo contrario me fundo y con qué alimentaré a mi familia", es el típico razonamiento del dueño del cabaret. Y su familia se termina alimentando al costo de corromper a la sociedad con errores, y de corromper la Teología con herejías. Eso sí, los balances son siempre positivos... en este mundo.
Los otros cabareteros católicos
Pero están los usuarios del cabaret, que en general no son personas dedicadas a la apologética, sino que son despreocupados transeúntes de la vida que no prestan demasiada atención.
Si a tales transeuntes se les ofreciera alimentos en mal estado no los comerían, porque sería un atentado a la "calidad de vida". Pero a lo que no prestan atención es a la "calidad de vida espiritual", que sólo puede darse en la fidelidad a la Tradición de la Iglesia como modo de poder alcanzar el Cielo viviendo en Gracia de Dios para la vida perdurable en la Gloria de Dios.
Hay en todo esto una despreocupación por el alma, y una falta de atención a todo aquello que contradice el Catecismo básico de la Primera Comunión. Pero claro, como todo contenido del Catecismo ha sido derogado por la simple proposición de que "Dios es Amor", resulta que hay un gran caudal de descatecúmenos que transitaron por un Catecismo vacío. Las consecuencias son graves.
El dueño del cabaret de la literatura católica requiere de consumidores para el éxito de su acción. Los consumidores católicos no son selectivos, prefieren la herejía. Es más, si hay directa pornografía publicada por no católicos, preferirán a ésta antes que contenidos no pornográficos de católicos.
Así, el católico que pretende actuar como Dios manda se ve enfrentado a la cruda realidad: a los católicos no les interesa, ni siquiera a los más coherentes.
El no católico que busca causar daño a la Iglesia, obtiene la colaboración pasiva, e incluso activa, de los mismos católicos.
Finalmente, el cabaretero católico contempla el desastre económico del católico que no es cabaretero, la prosperidad económica del no católico, a la vez que admira la rectitud del católico coherente y repudia las malas actitudes del no católico. En el medio de ambas posturas se sitúa robando el nombre de católico para una empresa comercial que actuará como el anticatólico. Y eso lo define como cabaretero.
Por supuesto que son necesarios los recursos materiales para las obras de producción humana. Pero hay una delgada línea que separa lo moralmente lícito de lo ilícito, la supervivencia de la colaboración al mal en daño a la sociedad y principalmente a la Fe.
Difusión de la cabaertización católica
El éxito, por tanto, está reservado a los cabareteros de la literatura católica. Ordinarios chabacanos heréticos que pretenden hundir todo en el abismo de su ignorancia supina.
Conste que estas palabras no son dichas ni desde un pedestal ni desde la posición de quien pontifica o deja de pontificar algo como autoridad Magisterial, ni como Fiscal con el dedo acusador ante el delincuente.
Simplemente se constata que hay proposiciones que actualmente se difunden y que contradicen los básicos Diez Mandamientos y el básico Catecismo que en teoría cualquier niño debería manejar con cierto conocimiento. Y es desde lo grosero de semejantes disparates contra el mensaje de Jesucristo que se expresan estas palabras.
No hay herejía nueva bajo el sol. No hay intento de dañar a Jesucristo que no se haya probado en la Historia, desde hace dos mil años hasta esta parte. Lo doloroso, es que los difusores de la herejía sean los cabareteros de la literatura católica, esos editorialistas mercenarios que acaban siendo sicarios contra la verdadera Fe.
Pero en este mundo son aplaudidos. Ser cabaretero no es un insulto, es el nuevo título de nobleza en la sociedad modernista subvertida, donde los invertidos son promovidos y quienes desean conservar el Orden Natural son señalados como delincuentes.
Cabaretización universitaria católica
Hay incluso universidades católicas formadoras y justificadoras de cabareteros, porque tales universidades son también un cabaret. Cabaret de todo lo universal de la pornografía y la degradación circundante.
Nada hay que temer hoy con el uso de este vocabulario, porque lo que antes se entendía como un insulto, hoy es un elogio. Decirle cabaretero a quien dirige una Editorial o una Universidad que se dicen "Católicas", es endilgarles que son exitosos comercialmente, que llegan a numerosas personas, que son capaces de no tener persecuciones de ninguna clase porque son políticamente correctos... aunque a la vez para quien tiene la porción mínima de una neurona funcionando en conexión con su alma espiritual signifique que son unos vendidos herejes traidores que abandonan a los católicos que de buena fe desean ganar el mundo para Jesucristo, de los cuales se burlan, ya que no tienen éxito monetario, ni llegada a gran número de personas, ni son aplaudidos por los medios de comunicación del mundo.
Es el éxito amargo del pecador, el éxito amargo del corruptor, el éxito amargo de quien niega a Jesucristo para poder seguir sus propias pasiones y su juicio propio sin remordimiento de conciencia. Precisamente porque han perdido la conciencia. Son unos inconscientes.
Y si saben que están conduciendo a tal cantidad de personas por un camino que no es el de Dios, que divulgan herejías contrarias a la Tradición y al Magisterio, ¿cómo pueden carecer de conciencia para discernir el mal que ocasionan? Pues efectivamente por eso son unos inconscientes.
Y no es a seres humanos en esta tierra, que sólo podemos juzgar apariencias, sino a Jesucristo mismo a quienes deberán rendir cuentas.
Cabaretización herética
¿Cómo es posible que editoriales católicas divulguen libros de filosofía orientalista? ¿cómo es posible que editoriales católicas divulguen libros de sacerdotes con posturas condenadas por los Papas, como por ejemplo la Teología de la Liberación? ¿Cómo es posible que editoriales católicas no tengan ninguna bibliografía clásica, y se reduzcan a autores que toman la Biblia como un manual de "autoayuda"?
El grave daño se produce cuando de colegios católicos egresan escépticos, cuando de universidades católicas egresan anticatólicos carniceros con título...
Simplemente hay que recorrer los libros que publican las editoriales "católicas" cabareteras para darse cuenta. El título lo dice todo.
Mezclar a Santo Tomás de Aquino con libros de cocina vegetariana que pretenden ser un "estilo de vida natural", resulta un despropósito.
Pero ya lo dice la letra de Cambalache: "ves llorar la Biblia contra un calefón".
Baste recorrer no los programas de la Universidad Católica cabaretera, sino sus aulas, la conducta de sus alumnos y docentes... especialmente en las horas de Teología, de Derecho Canónico, de Derecho Natural... y ahí se verá la realidad. Así hacía el Rey que quería saber lo que el pueblo pensaba acerca de él: se disfrazaba y se mezclaba entre la gente. Pero eso solamente queda para los cuentos de Calila e Dimna.
Basta un botón
Espiritualidad erótica, espiritualidad de terapia sicológica, espiritualidad del materialismo, espiritualidad sincretista (bajo el rótulo de "ecuménica e interreligiosa"), espiritualidad "new age", y tantas otras desviaciones que son la muestra de los efectos del modernismo hoy.
Ya lo decía la Encíclica Pascendi: el modernismo es una actitud, en la cual pretende la existencia de dos Iglesias, una la Tradicional conservadora que busca guardar el mensaje de Jesucristo tal cual ha sido recibido para transmitirlo de igual modo; la otra Iglesia, la del progreso, la de sacerdotes adecuados al mundo de "hoy", que son quienes aceptan herejías, inmoralidades y cuanta tropelía pueda haber en el pisoteo de los Derechos de Dios. Porque Dios también tiene derechos. Porque Dios es el autor del Derecho, y porque el Derecho es la cosa al decir de Santo Tomás.
No hay estupidez que no se diga en los libros modernistas escritos por sacerdotes carentes de toda formación, ignorantes de la Tradición y del mensaje de Jesucristo, suplido por sus propios criterios e ideologías o desviaciones (incluso morales, como el caso del obispo Fernando Lugo y del Padre Alberto Coutié, por ejemplo)
Un cura polaco escribió el "Kama Sutra cristiano" y ya es un éxito de ventas
Se trata del franciscano Ksawery Knotz, autor de "El sexo que no conoces, para parejas casadas que aman a Dios". La obra, que tiene el aval de la Iglesia polaca, da consejos para disfrutar del sexo sin culpas. La información es publicada por el Diario Clarín en su página web del día 17 de mayo de 2009, en una nota firmada por Idafe Martín desde Bruselas.
El título de la obra es "SEKS", y cuenta con el apoyo de la OFMCap, la Orden de los Monjes Capuchinos.
El modernismo en la Iglesia llega a puntos impensables. Todos sabemos que Dios es Amor, pero con mayúsculas, y no es portador de un amor humano, sino del Absoluto, en la Misericordia y Caridad que es el mismo Espíritu Santo. Pero confundir ese Amor de Dios con la sexualidad es bastardear la misma Fe y a Dios mismo.
“Aquí no estamos para discutir verdades eternas”, dice la autora de la nota. Pero mezcla a Jesucristo, que El mismo es La Verdad, con una cosas que pertenecen a este mundo temporal, del cual participó el mismo Jesucristo. Es decir: sí se discuten Verdades Eternas.
“Pero, ¿Dios es también sexo?”, pregunta luego la autora de la nota. El sexo es el dios de aquellas personas lujuriosas (cualquiera sea su condición). La lujuria es un grave vicio, y cabe destacar que cuanto más carnal es una persona, menos desarrolla sus dotes intelectuales. Es una relación inversamente proporcional. Menos carnalidad es sinónimo posibilidad de desarrollo de mayores dotes intelectuales; mayor carnalidad implicará menores dotes intelectuales a desarrollar. Y la lujuria no solamente es un vicio capital, sino también un grave pecado. Y no hablamos de la sexualidad ordenada en el matrimonio cristiano, por supuesto.
Continúa la autora de la nota consignando que “Muchos creyentes -en esto tienen ventaja los no creyentes- tienen complejos o sufren de culpa a la hora de tener relaciones carnales. Abrir el corazón a Dios está muy bien. Pero, ¿y del cuerpo quién se acuerda?” Y esto es algo completamente falso. Ya en tiempos de San Pablo la ciudad de Corinto vivía la carnalidad de modo desenfrenado, e incluso buscaban conciliar la carnalidad con la Fe, y ante ellos el santo fue contundente. Dios creó el Orden Natural, Dios estableció el modo en que se tienen hijos y el modo de unión carnal del varón y la mujer, y en ningún momento se afirma que tal unión sea pecado en el Magisterio de la Iglesia o en la Biblia... salvo que sea algo desordenado, contrario al Matrimonio, al Orden Natural y a los Diez Mandamientos.
Por otra parte, los “no creyentes” que “no tienen complejos” ni “sufren de culpa a la hora de tener relaciones carnales” corren con una gravísima desventaja: desconocen al Amor de Dios en el matrimonio cristiano. Saben mucho de sexo, pero nada de ese Amor Infinito que todo lo da, y por eso tampoco saben de la donación mutua entre los cónyuges católicos. De hecho, la mayoría de las relaciones entre no-cristianos son frustrantes y además fracasan. Tendrán mucho placer, pero a la corta o a la larga padecen de mucho dolor por la falta de sentido en la vida propia y de la “pareja”.
Continúa la nota afirmando: “Libérense, desátense, rompan las amarras de las convenciones y... ¡disfruten del mejor deporte del mundo! ¿El fútbol? Nada de eso. Placer, y del bueno, es lo que propone el franciscano polaco Ksawery Knotz en su libro "El sexo que no conoces, para parejas casadas que aman a Dios", obra que ya se conoce como "El Kama Sutra católico".
Esto no es más que una mentira: la liberación que predicó Jesucristo no es sexual, sino espiritual y del pecado. Pero aquí precisamente se busca inducir al pecado, ya que el sexo no lo creó Dios como un deporte, no lo creó para exclusivo placer hedonista y egoísta. Las frases citadas son gravemente desorientadoras y cualquier joven que la lea pensará que los Diez Mandamientos han sido derogados... por Ksawery Knotz en representación de la Iglesia toda desde Jesucristo a hoy.
Es más, tan falsa es la afirmación, que la Iglesia Católica otorga un valor fundamental a la Castidad, que tampoco es un “deporte”, que hoy resulta “mala palabra” y el verdadero “tabú” de una generación que se revuelca en el barro del pecado para acabar manchando el alma, y justificándolo desde la concepción de que el ser humano es un mero animal que habla.
La ambigüedad de la nota y de la cita llega hasta lo antinatural: “Sostiene Knotz que los matrimonios católicos no tienen por qué privarse de una vida apasionada y de los placeres sexuales. "Dios no se ofende" por el hecho de que las parejas casadas 'puedan mostrar su amor en todos los sentidos, también empleando la estimulación manual y oral'”. Una cosa son caricias y besos... pero ¿A qué se refiere con “estimulación manual y oral”? No lo sabemos, pero en su versión más “hard” implicaría algo pornográfico y anti natural.
“El éxito del libro de Knotz -porque se está convirtiendo rápidamente en un best-seller en su Polonia natal- se extiende por Europa del Este como una incitación a los placeres en plena crisis económica. Knotz contó al diario británico "The Guardian", desde su residencia en un monasterio de las afueras de Cracovia, que 'algunas personas, cuando hablan de las relaciones sexuales dentro del matrimonio católico, piensan que están privadas de alegría, pasión y fantasía. Creen que el sexo tiene que ser triste como un himno tradicional de la Iglesia. Son personas que no entienden que Dios quiere que tengan una vida feliz'”. Y aquí vemos el origen de los errores de este sacerdote:
1- Habla de las relaciones sexuales dentro del matrimonio católico (esto es lo correcto, no es represión ni nada que se le parezca, es la sexualidad ordenada)
2- Señala que tales relaciones “están privadas de alegría, pasión y fantasía”, cuando esto es rebajar el amor conyugal a la mera carnalidad, y resulta un prejuzgamiento. Estará privada de alegría y pasión por parte de aquéllos que en algún momento han violado los Mandamientos y las virtudes, probando lo que no deben, y de ese modo impidiendo vivir según Dios ha dispuesto la vida conyugal. En cuanto a la “fantasía”, se trata de un elemento no natural, artificial, que no responde a la realidad conyugal sino a la estimulación hacia el no-ser de los cónyuges, y lo artificial no es natural.
3- Dice que “el sexo tiene que ser triste como un himno tradicional de la Iglesia”. Aquí hay un directo ataque a la Tradición de la Iglesia, razón de ser del mismo sacerdote que la ataca, tildándola de triste. La sexualidad no es ni alegre ni triste, sino que es una faceta de la expresividad humana en la relación conyugal. Y si bien el ejercicio de la sexualidad de por sí tiene un complemento de sensación placentera, tal placer no es sinónimo tampoco de alegría. De modo que aquí hay un pésimo enfoque del tema por parte del sacerdote, el cual se reduce a un ataque a la Iglesia misma a la cual pertenece.
4- Finalmente, afirma que quienes tienen tal concepción del sexo (que él ha definido de modo prejuicioso y dogmático, y descartando toda posibilidad de error en su apreciación), “no entienden que Dios quiere que tengan una vida feliz”. Lamentablemente, parece que este sacerdote no conoce el Catecismo de San Pío X. Dios ha creado al hombre para la Felicidad, que sólo puede hallarse en Dios, llevando una vida de alabanza, petición y agradecimiento a El en esta vida para compartir la Gloria del Cielo en la resurrección. Tal es la felicidad a que Dios llama a los hombres, y no a confundir la Felicidad con una relación sexual.
Sostiene la autora de la nota que “El sexo para la Iglesia siempre fue entre casados y con un fin específico: la procreación. De ahí que todo elemento de diversión o de placer fuera considerado un exceso. Pero esto, al menos según lo que propone Knotz, se terminó. Ahora, el sexo también puede ser muy católico y muy 'sorprendente y lleno de fantasía'". Nueva falsedad de la nota: La Iglesia siempre ha contemplado el fin procreativo y el fin unitivo en el matrimonio católico, y por tanto la reducción a que la finalidad del matrimonio es la procreación es falsa. Lo que sí se descarta es que el sexo sea pura diversión y placer sin límite, a los excesos propios de la lujuria. Y encima se pretende marcar un “antes” y un “después” de Knotz en la Iglesia, lo cual es un disparate.
“Knotz reconoce que en cuestiones de teorías sexuales se las sabe todas, aunque admite que no puede decir lo mismo de su práctica. Por eso, para escribir el libro -que, aunque sorprenda, tiene el apoyo de la jerarquía de la Iglesia Católica polaca- entrevistó a decenas de parejas. Sin embargo, se anima a tener un sitio propio en Internet, llamado The Act of Marriage, en el que ofrece consejos sexuales a las parejas, en su mayoría católicas”, consigna Clarín. Nada de esto sería pecado ni un problema, pero sí las restantes apreciaciones que se vienen criticando, tanto las formuladas por la autora de la nota como por el mismo sacerdote.
Según el artículo, dice el monje: "Las escuché largamente (a las parejas católicas) hasta que sus problemas encontraron un lugar en mi mente. Me gustaría que fueran felices en su vida sexual y que entiendan que las enseñanzas de la Iglesia no quieren que se sientan culpables", dijo Knotz. “
Los no creyentes, lo contemplen o no, siempre tienen un sentimiento de culpa. Son los católicos que viven la castidad hasta el matrimonio quienes carecen de tal sentimiento de culpa, resultando todo al revés de aquéllo que sostiene la nota. Y la culpa del pecado se percibe fuera del matrimonio, no en la vida ordenada del matrimonio católico, donde reina la paz y la serenidad, en un amor humano que es reflejo del Amor Infinito de Dios.
La nota concluye afirmando: “El libro ya se traduce al inglés, al italiano y al eslovaco. Cuesta 21,5 złotych (la moneda polaca) o 6,58 dólares. Para que después digan que la Iglesia no se moderniza”. Tal última oración también es un ataque a la Iglesia, ya que es posible que haya malas interpretaciones de las frases por parte de la autora de la nota, y el agregado de la “modernización” de la Iglesia hace alusión solamente a una cosa: el modernismo como herejía condenada por la Encíclica Pascendi.
Católicos cabareteros
Degradan la Fe, degradan su propia dignidad, y el efecto social implica la degradación de quienes rodean a tales degradados. Cabareteros, título que orgullosos llevarán en su conciencia.
Jesucristo los llamaba "sepulcros blanqueados", desde una espiritualidad farisaica que pretende una bondad improcedente con el error.
La caridad es con la persona, pero con el error no cabe más que la intolerancia para el esclarecimiento. Mas resulta difícil en un mundo escéptico, irreverente, cínico y decadente.
Mientras tanto, seguimos aguardando la Segunda Venida de Jesucristo, ya que cada día que pasa es un día menos de espera.
No cabe duda: no es lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón, no es lo mismo el que vive de las minas, el que roba, el que mata o está fuera de la ley, ni es lo mismo un burro que un gran profesor.
La ideología de John Lennon en el "Imagine", que es el himno a la "gran nada", no sirve para nada. Sólo un animal no tiene motivos para vivir. Sólo un animal se deja guiar exclusivamente por sus instintos.
Y nosotros somos animales que gozamos de una espiritualidad con un alma inmortal, y por tanto llamados a vivir en la Gloria de Dios. Hacia esa Gloria tratamos de conducirnos, en el intento de imitar la vida de los santos. De esos santos de verdad, que jamás han sido carnales, ni han renunciado a Jesucristo, hasta el punto de dar la vida por El.
Y al final, al final vendrá Jesucristo a juzgar a los vivos y a los muertos. No es tarea nuestra. Pero no tenemos duda: Jesucristo vuelve. Sepamos vivir el Evangelio con constancia y persevarancia hasta el final de nuestros días o hasta el final de los tiempos.
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