sábado, 22 de agosto de 2009

CRISIS ECONÓMICA, ¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?



Por R.P. Lic. Alberto Barattero

Estamos viviendo una crisis financiera-económica que sólo puede compararse a la gran depresión sufrida en el año 1929, incluso en muchos aspectos es peor que esa crisis. Analizar y buscar soluciones desde un punto de vista filosófico, que es lo que intentaremos hacer en este artículo va más allá de analizar los motivos concretos que generaron la crisis para tratar de encontrar las causas profundas de la misma.

Es decir, no pretendemos en este artículo analizar desde un punto de vista económico cuáles fueron los motivos que generaron la crisis económica, ni el modo de solucionarlos desde la técnica económica, sino más bien intentaremos analizar los principios por los cuales se movieron aquellos que generaron esta crisis y así buscar de comprender cómo a pesar de lo que dicen muchos analistas económicos, la crisis económica que estamos viviendo no es algo insólito y que no debería suceder en un sistema económico de tipo capitalista liberal, sino que por el contrario es algo que está en las mismas raíces de este capitalismo y que por tanto, no son casualidad las crisis económicas que el mundo ha vivido desde los años ’30 y que se han aumentado considerablemente estos últimos treinta años.

Los principios o el principio por el cual se maneja el capitalismo liberal es el del acrecentamiento ilimitado de las ganancias. Todo en esta economía tiene un sólo fin: acrecentar las propias riquezas. Por tanto, el capitalismo liberal es un sistema que busca el lucro ilimitado para lo cual necesita una producción ilimitada y un consumo ilimitado. Aquí tenemos la base del problema y la raíz de la crisis que estamos viviendo, y por eso estamos convencidos que el capitalismo liberal lleva en sus mismos principios el germen de la crisis y por esta razón la crisis no se ha dado por casualidad sino que fue causada por el mismo capitalismo liberal que es profundamente antieconómico, más allá del aparente y sólo aparente bienestar económico que produce.

Trataremos de mostrar estos elementos que son netamente antieconómicos a partir de lo que desató la crisis. La crisis económica que se está viviendo y que ha comenzado en Estados Unidos se debe a un conjunto de sucesos que se han dado en ese país y que debido a la globalización han afectado al mundo entero. Entre estos hechos se destaca: la explosión de la burbuja inmobiliaria, una caída generalizada de las bolsas, una corrida bancaria que envolvió a todo el sistema bancario-sombra y un grave problema de liquidez. Hechos que se han dado en cadena uno detrás del otro.

El detonante de estos hechos fue una maniobra típica de aquellos que buscan acrecentar sus ganancias a toda costa y que hoy se conoce como las subprime, detengámonos brevemente en este hecho.

Como dijimos para el capitalismo lo fundamental es el lucro ilimitado, para lo cual necesita entre otras cosas un consumo ilimitado. Pero el consumo no puede ser ilimitado – acá está la gran trampa del capitalismo liberal –, por lo que deben buscar por todos los medios acrecentarlo. Las hipotecas subprime son un claro ejemplo de cómo hacer para acrecentar el consumo de un modo, digamos, ficticio.

Como decíamos, el consumo es limitado, entre otras cosas, porque son limitados los medios con los que se cuenta para consumir: el dinero. Como sólo se podía gastar el dinero con el que se contaba, se comenzó a vender a crédito. Primero se comenzó prestando dinero a los que tienen un ingreso seguro y por tanto se tenía garantía de que iban a poder afrontar el préstamo. Pero como estos también son limitados se comenzó a prestar dinero a aquellos que no contaban con un trabajo fijo, justamente, las subprime eran préstamos, que se daban para comprar casas, a personas poco solventes. Como el mercado de las viviendas estaba en alza, debido a la gran demanda de casas que había gracias a la cantidad de oferta de préstamos hipotecarios que había, los precios de las casas aumentaban cada día (generando una sobrevaloración del precio, según datos oficiales se calcula que en febrero de 2006 las casas valían más del 50% de su precio real), por lo que no era un gran problema para el prestamista que los préstamos subprime no pudiesen ser pagados, ya que en caso de no ser así, se remataba la casa y se recuperaba el dinero o más.

Pero también surgía otro problema porque el dinero del que disponían los prestamistas era también limitado. Entonces comenzaron a armar portafolios de títutlos donde empaquetaban estas hipotecas (cdo) que vendían a los inversores, no sólo sin decir de dónde provenían estos títulos sino que además se les ponía un certificado triple A. Así inversores de todo el mundo – incluso los mismos bancos – comenzaron a comprar estos títulos que daban formidables ganancias y tenían poco riesgo, una inversión ideal.

Así conseguían más dinero para hacer más préstamos y más préstamos para hacer más títulos “seguros” que rendían mucho. Éste es el círculo que genera una economía que no busca producir los bienes necesarios para satisfacer las necesidades de los hombres, sino que busca ganar dinero a toda costa, porque la mentira usurera puede generar dinero de la nada pero no puede generar bienes de la nada.

Pero los precios de las casas comenzaron a descender sobre todo porque como era lógico muchos de los prestatarios subprime se declararon insolventes – según datos oficiales 1.200.000 ejecuciones hipotecarias se realizaron en el año 2006 – lo cual generó un plus de ofertas de casas, junto con una disminución de la demanda de casas, a pesar de los préstamos subprime, porque también la cantidad de personas que podían pedir estos préstamos era limitada. Así el mercado inmobiliario comenzó a desacelerarse.

Esto trajo dos consecuencias, por un lado una desaceleración de la economía que pasó rápidamente a las bolsas, haciendo que estas acusaran el golpe y por otro lado el problema de que cada vez eran más los prestatarios que se declaraban insolventes y que por tanto no podían afrontar el préstamo hipotecario, pero a esta altura vender la casa para recuperar el dinero prestado no alcanzaba ya que la casa valía menos que el dinero prestado (además de la dificultad de revender una casa en un momento en que el mercado estaba desacelerándose), provocando que los títulos basados en las hipotecas subprime de ser títulos tipo AAA pasasen a ser títulos tóxicos.

Esto generó que, como el mismo Tim Geithner de la New York Federal Reserve Bank dijo, los inversores que se habían confiado en los bancos perdieran la confianza en ellos y comenzaran a querer poner su dinero a salvo, generando toda una corrida bancaria que tuvo su punto culmen el 15 de septiembre de 2008. Algo totalmente lógico dentro del sistema capitalista. Es la misma lógica que se verificó por ejemplo en Tailandia en 1997 y que hundió en una profunda crisis a ese país. Es decir, los que tienen el dinero y viven a costa de lo que su dinero produce cuando ven que está en riesgo su capital, se retiran de ese mercado, sin importale si eso produce que ese mercado o peor ese país termine en la bancarrota, como terminó en un desastre económico Tailandia.

¿Qué fue lo que dio origen a la crisis? La ambición de las entidades que prestan dinero, que quisieron generar riquezas con el dinero que ellos tenían y con el dinero que ellos no tenían.

¿Por qué se produce este problema? Porque en el sistema capitalista liberal, los bancos, los prestamistas, los que se dedican a la manipulación financiera, si no hacen que su dinero produzca dinero su negocio está prácticamente parado, por eso, tienen la necesidad de prestar dinero a toda costa, para que esos productivos créditos incrementen sus ganancias.

Analicemos las ganancias de las hipotecas subprime, ¿quiénes ganaban?: ganaban las entidades prestamistas, ganaban los inversores que compraban los títulos generados con las obligaciones de las hipotecas, ganaban las empresas que estaban en el mercado inmobiliario (las constructoras, las inmobiliarias, las que proveían las materias primas, etc.), etc. Pero de dónde salían esas ganancias, supuestamente del bolsillo del ciudadano que no tenía un trabajo fijo y que había pedido un préstamo subprime.

Pero evidentemente las enormes ganancias que tenían estas empresas, sobre todo las entidades intermediarias (los bancos) no podían salir del bolsillo del ciudadano, sino que eran falsas ganancias, o mejor eran ganancias generadas por el manejo turbio del dinero sin hacer crecer al mundo para justificar el aumento de las ganancias.

Este es el gran problema del capitalismo, que genera ganancias de dinero que no son reales, en nuestro caso de la subprime la ganancia del que vendió la casa a 100 cuando en realidad valía sólo 50, es decir, una ganancia de 50 extra. La ganancia del prestamista que ganó 5 o 10 o 20 o más por prestar 100 al que quería comprarse una casa y otra ganancia similar por transformar el préstamo en un título y venderlo a los inversores. ¿De dónde sale el supuesto incremento de valor de las acciones de las empresas constructoras cuando los analistas previeron que el mercado inmobiliario en el futuro iba a seguir creciendo? ¿Qué pasó cuando el mercado inmobiliario en ese supuesto futuro prometedor en realidad descendió?

Son todas ganancias falsas que generan una supuesta riqueza que no existe, y que por tanto generan una burbuja que tarde o temprano tiene que estallar, afectando a todo el mundo. Este es el mundo económico usurero que genera el capitalismo liberal y que necesariamente tiene que terminar en una crisis.

…..…

Pero, desgraciadamente, este es sólo un ejemplo de las maniobras bancarias para producir dinero sin hacer nada productivo, maniobras de las cuales está plagado el mundo de las inversiones y que cada día se aumentan más y más. Este es el gran vicio del sistema capitalista liberal que hace entrar en crisis al mundo, porque no se pueden incrementar las ganancias del dinero de la nada, esas ganancias o son falsas (son las burbujas que generan) o tienen que salir de algún lado: de los que menos tienen, como muchas veces pasa y por eso recientemente el Santo Padre ha denunciado que a pesar de que la riqueza mundial ha crecido, sin embargo, ha aumentado también la desiguladad, generándose nuevas pobrezas.

El problema es siempre el mismo, no se invierte el dinero para hacer progresar la economía y como consecuencia al mundo, sino que se invierte el dinero para que el dinero que no es un bien y que por tanto no puede por sí mismo producir ningún bien, produzca más dinero.

Así en el sistema capitalista liberal comienza a haber un nuevo bien que es ofrecido y que produce ganancia. Este bien es el dinero, es decir, el dinero que debería ser simplemente un medio para facilitar el intercambio de bienes, pasa a ser un bien y el bien más codiciado. Que sea un bien, significa que produce ganancia, como por ejemplo un campo que es un bien porque se lo hace producir y por eso genera una ganancia real porque genera bienes reales y hace aumentar la riqueza del mundo; pero como el dinero es un bien aparente porque no genera nada ni hace crecer los bienes en el mundo, genera una ganancia aparente, falsa o se come parte o toda la ganancia de los que producen.

Esto produjo que aquellos que tienen dinero y que deberían usarlo para producir, dando trabajo a los hombres y produciendo bienes para que estos hombres que trabajan puedan consumir, se hayan dedicado a realizar operaciones económicas ficticias para tener ganancias sin trabajar ellos, sin producir ningún bien, sin dar la posibilidad a otros de que trabajen y tengan lo necesario para vivir.

Porque si bien es cierto que muchos de estos señores han dado su dinero a préstamo para que otros contasen con el capital necesario para producir bienes. Sin embargo, ese préstamo de dinero implica una ganancia para los que prestaron el dinero, sin haber trabajado y sin haber arriesgado nada (ya que exigen su devolución más allá de que el prestatario haya obtenido ganancia o pérdida en su emprendimiento). Es decir, estos prestamistas ganan dinero sin hacer nada, usufructuando del trabajo y de la producción de los demás y no generando toda la producción que se podría generar.

A esto que estoy diciendo se le podrían poner dos objeciones, la primera y más obvia sería la licitud de prestar el dinero a intereses ya que eso no significa una ganancia sino que es la simple compensación por la desvalorización del dinero causada por la inflación.

Si bien es cierto, que el sistema capitalista liberal, por su configuración generalmente lleva consigo (cuando va en crecimiento) la inflación y que por lo tanto, si yo presto 10 con lo cual me puedo comprar 1 kg. de pan, es lógico que cuando me devuelvan esos 10 yo debería estar en condiciones de comprarme 1 kg. de pan y si el kilo de pan ahora sale 11 es lícito que yo pida que se me devuelva 11 y no 10. Sin embargo, los que prestan dinero están muy lejos de prestar y pretender que se les devuelva lo que el dinero se ha desvalorizado, sino que por el contrario, exigen tener una ganancia más allá de la ganancia que haya tenido o no el prestatario.

La segunda objeción que surge a partir de esta respuesta, es sobre la licitud de recibir parte de la ganancia que ha tenido el prestatario con el dinero que se le ha prestado. Si bien esto se puede aceptar, sin embargo, no se lo puede aceptar en las condiciones que lo plantea el capitalismo liberal. Ya que el prestamista exige parte de esas ganancias sin arriesgar nada en el negocio para el cual se usa el dinero e independientemente de cómo ha ido el negocio. Es decir, sería lícito decir, "gracias a mi dinero esta empresa ha podido comenzar a funcionar y, por tanto, a mi dinero se deben parte de las ganancias"; pero, esto implicaría que el prestamista y el prestatario acuerden previamente el porcentaje de ganancia que le corresponde al dinero (o más propiamente a los bienes adquiridos con ese dinero) y que ese porcentaje se aplique de acuerdo a las ganancias que tenga la empresa o a las pérdidas. Es decir, el que presta el dinero para poder tener ganancias justamente debe formar parte del negocio en el cual se invierte el dinero y participar proporcionalmente de las ganancias o de las pérdidas del mismo. Pero, en cambio, pretender tener ganancias del dinero mismo, como hacen hoy por hoy los prestamistas, es ilícito.

Ya Aristóteles observaba que ni bien se introdujo el dinero hubo quienes comerciaron con el dinero mismo buscando el lucro, estos fueron los cambistas o banqueros que crearon un nuevo arte pecuniaria que considera vituperable. Así distingue dos artes pecuniarios: 1) la pecuniaria económica que adquiere dinero para procurarse lo necesario para vivir, y 2) la pecuniaria cambiaria que busca adquirir dinero al infinito como fin.

……

Retomando nuestro discurso, decíamos que el sistema capitalista liberal hoy por hoy está basado en el mecanismo del préstamo: se produce pidiendo un préstamo y se consume comprando a crédito.

Es decir, la economía está movida no por la riqueza que se tiene en este momento, sino por la riqueza que se tendrá el día de mañana, cuando mi empresa empiece a dar ganancias, cuando cobre el sueldo dentro de 6 meses por el trabajo que voy a realizar dentro de 6 meses, para lo cual dentro de 6 meses voy a producir bienes y aportarlos a la sociedad económica.

Que la economía esté así configurada, no es casualidad, sino que es fruto de la especulación capitalista liberal, cuyo único fin es el de aumentar las riquezas, que para aumentarlas más, embarga los bienes futuros, para tener más riquezas ahora, generando todo un círculo vicioso, que tarde o temprano se tiene que desplomar.

Si la economía no hubiese estado sustentada en los créditos usureros (instrumento creado por los avaros que tienen dinero y quieren tener más sin trabajar) sino que hubiese estado sustentada en el ahorro no se huiese producido la crisis. Pero en el sistema capitalista el ahorro es algo impensable, no sólo porque es más fácil pedir un préstamo que ahorrar porque para ahorrar hay que ser virtuoso, en cambio, para pedir un préstamo no, porque los que piden préstamos son aquellos que no pueden esperar hasta mañana para consumir lo que pueden consumir hoy con un préstamo, sino también porque todo apunta a consumir para que la máquina capitalista no se detenga.

Por eso la solución de la crisis no está en que los inversores, los bancos, etc. no realicen operaciones que están en el límite, ni en que si el gobierno debe restringir o no dichas operaciones, si debe tener más o menos ingerencia en las bolsas, etc.

Porque el problema de fondo está en la avaricia que mueve al sistema capitalista liberal, que lejos de estar al servicio de la verdadera economía está al servicio del dinero y de la usura y por eso la verdadera solución está en buscar una economía más sana que esté basada en la producción de bienes y en una justa distribución y no en la especulación financiera.

A los días que este artículo es escrito, Goldman Sachs – una de las bancas que el gobierno de los Estados Unidos ha tenido que ayudar para que no quebrara – ha tenido 3400 millones de dólares de ganancias útiles netas en el segundo trimestre de 2009, gracias a la nueva actividad que está teniendo gran éxito en Wall Street con una nueva técnica de negociación de títulos a alta velocidad que permite contar con información anticipadamente y así prever el movimiento del mercado bursátil con anticipación a los demás y por lo tanto permite comprar o vender títulos – de acuerdo a como se mueva el mercado – con algunos segundos de anticipación y así lograr un márgen de ganancia, que si bien es mínimo en cada compra o venta, al mover grandes cantidades, se obtiene una gran ganancia.

Es decir, mientras la economía no esté movida por bienes reales, sino que el gran bien que mueve a la economía es el dinero y aquellos negocios que mayor beneficio obtienen son los basados en inversiones de dinero y no en la producción de bienes, la economía puede ser desestabilizada y entrar en crisis en cualquier momento y los que salen perjudicados no son las grandes bancas sino la gente.

Por eso, más allá de la efectividad económica o no de las medidas tomadas por el gobierno de Estados Unidos y seguida por muchos otros, como los países miembros de la unión europea o China: como proteger a las bancas para asegurarle a sus clientes que su dinero está protegido y que no van a correr riesgo; como inyectar dinero para que haya liquidez y así generar demanda y que la economía no se detenga (liquidez que le están dando a los bancos para que estos puedan dar préstamos y siga girando la rueda capitalista); sin embargo, no están poniendo un corte definitivo a la crisis, ya que no se están adoptando las medidas necesarias para que la economía deje de estar manejada por las ideas usureras del capitalismo liberal y por tanto que salgamos de esta crisis no significará que en poco tiempo no venga una nueva crisis.

Es decir, mientras la economía esté dominada no por la producción de bienes adecuados a las necesidades de los hombres sino por la generación de ganancias a todo costo y lo que es peor por la generación de ganancias producidas por un falso bien como es el dinero, la economía mundial siempre estará en riesgo de entrar en una crisis. Porque lo que importa es ganar y no satisfacer las necesidades de los hombres, y si hoy necesito 100.000 empleados para poder tener ganancias los tengo y si mañana tengo que despedir el 10% o el 20% o más, los despido, como lo han hecho todos aquellos que se vieron llenos de títulos tóxicos que estaban provocando una gran desvalorización de las acciones de la empresa.

Si las grandes bancas que generaron la crisis con las hipotecas subprime hubiesen estado preocupadas por el progreso de la economía, y se hubiesen dedicado a promocionar el crecimiento de la misma por medio de la producción de bienes, dando trabajo a los desocupados y generando una mejor distribución de las riquezas y creando un mundo en el cual haya igualdad de condiciones para todos aquellos que quieren trabajar y contribuir a la verdadera economía, hubiesen conseguido una demanda real y hoy por hoy el mundo no estaría atravesando esta crisis, que lo único que ha generado es más desocupación y acrecentar la brecha entre los pobres y los ricos. Pero la única preocupación era la de acrecentar las propias riquezas a costa del hambre de los demás.

Como dijimos al comienzo, el gran engaño del sistema capitalista liberal es no tener en cuenta que la demanda es y siempre será limitada, y por eso, sus principios son insostenibles, como lo afirma el mismo Paul Krugman, economista capitalista liberal que ha defendido y defiende las políticas de Estados Unidos que nos han llevado a la crisis que estamos viviendo: «En un mundo donde la demanda es bastante insuficiente, la libertad de los mercados resulta ser un argumento difícil de sostener»

Es decir, un mercado libre, como lo entiende el sistema capitalista, que esté regulado solamente por la oferta y la demanda, en el cual la demanda es limitada, generará necesariamente crisis, generará necesariamente que los más fuertes busquen dominar a los más débiles para hacer prevalecer su oferta contra la de estos. Las ineficaces leyes contra la globalización muestran a las claras que si no se frena a los más poderosos, necesariamente, se devoran a los menos poderosos, porque en un sistema capitalista liberal los más poderosos no son los más trabajadores ni los que generan bienes reales, sino los más avaros, que lo único que les importa es acumular riquezas para sí, más allá del otro. Porque desgraciadamente en un sistema capitalista liberal es más fácil hacer que el dinero se reproduzca por sí mismo que hacer que produzca bienes y por eso los que producen bienes y los que trabajan para producir bienes son esclavos de los que tienen dinero.

R.P. Lic. Alberto Barattero

I.V.E.

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