Por el Dr. Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 30 de Septiembre del año 2013 - 1193
Hemos llegado a un punto en que casi lo único que podemos esperar es que el próximo Presidente no sea un inmoral, ni un tirano, ni un mentiroso, ni un ladrón.
Que tenga un resto de virtud, que no persiga a los buenos por serlo, ni promueva a los malos por serlo; que no esté afiliado a ninguna sociedad secreta; que sea inteligente, tenga sentido común y coraje para hacer lo que su buen criterio le indique sin temor a la oposición de los enemigos. Y, desde luego, que no pretenda quedar bien con el clero creyendo que con eso sirve a la Iglesia.
Que sea un hombre de verdad, sin mariconadas; que sea laborioso y estudie los asuntos que le traen, sin firmar decretos "en barbecho"; que no sea adulón de los poderes internacionales; que no favorezca a los amigos ni perjudique a sus enemigos por encima de la Justicia; que no le tenga miedo a la izquierda y sepa reprimirla cuando comete delitos como los de cortar calles y rutas o declarar huelgas que afecten el bien común; que no quiera quedar bien con los empresarios favoreciendo sus negocios dudosos.
En fin, que sea un Presidente de todos los argentinos, por encima de los partidos y sin preferencia por nadie que no se lo merezca.
Que se atreva a disminuir el Estado, a bajar los impuestos, a hacer respetar las libertades legítimas, a restaurar el Poder Judicial echando a la calle a los jueces prevaricadores, empezando por los de la Corte Suprema y los Oyarbide. Que restablezca la buena formación y el poder de las FFAA y libere a los secuestrados políticos, por más que chille la Bonafini.
Que hable con el pueblo en un lenguaje sencillo y se atreva a exigir que la prensa informe, pero no difame por odio ideológico y que desprecie los "tabúes" de la dictadura de lo "politically correct". Y que no pertenezca a ninguno de los partidos de la "dirigencia" corrupta e inepta, oficialista u "opositora".
Que sea bautizado católico, aunque en su vida personal (sin perjuicio del honor y de la honradez) no se haya portado todo lo bien que es de esperarse de un católico, pero que tenga temor de Dios, por más grande que sea su poder, sabiendo que habrá de morir y ser juzgado por el Creador. Esto es esencial.
¿Hay un argentino así? Si lo hay y se presenta yo lo apoyo y me pongo a su disposición para que sea Presidente en el 2015 o antes si esta usurpadora es destituida como debería serlo si quedara un resto de vergüenza en el Congreso.
Toda otra opción para mejor (o sea, un católico practicante y piadoso) o para peor (cualquier Massa u otro invento del "establishment"), es impensable. La primera, por demasiado buena en una sociedad podrida como ésta y la otra por no ser otra cosa que más de lo mismo.
Cosme Beccar Varela
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