domingo, 6 de septiembre de 2009

"LA OLA": CRÍTICA DE UNA PELÍCULA POLÍTICA


Por Emilio Nazar Kasbo

La película está basada en una novela homónima escrita por Morton Rhue (1981), inspirada en un experimento de un profesor de un instituto de Palo Alto (California). El personaje protagonista de la película, Rainer Wenger, está basado en el profesor Ron Jones, sobre unas clases dictadas en 1967.

Rainer Wenger es un profesor de educación física con estudios en ciencias políticas, de orientación anarquista. En el colegio en que enseña, se le exige que imparta clases sobre la autocracia como forma de gobierno. El profesor es entretenido, y la clase se anima inmediatamente con lo práctico del tema, generando un movimiento que se perfila como totalitario.

¿Cómo son los alumnos? Típicos europeos alemanes de hoy, en un modelo que exportan a América como una panacea, son miembros de familias rotas y disfuncionales, practicantes de una libertad sin límites tan mal concebida que no reconoce la realidad sino sólo la propia voluntad, lujuriosos, alcohólicos, drogadictos y practicantes de todo tipo de excesos, sin aliciente ni sentido en la vida, carentes de motivación y de nobles ideales.

¿Cuáles son las causas de adhesión al totalitarismo? La provocación de la injusticia social, la multiplicación de la pobreza, la búsqueda de una causa que unifique a todo el grupo y otras más que son detalladas en la película, y que constituyen el caldo de cultivo a posturas reaccionarias.

Frente a los “autocráticos”, están como modelo alternativo los “anarquistas”, y como intermedio los “democráticos” (que son los que por las mismas reglas de juego democráticas acaban torciendo la balanza para el lado de la anarquía o de la dictadura en que todos votan el totalitarismo).

En la película alemana hay un alumno turco ¿cuál es el motivo? Los inmigrantes turcos son numerosos en ese país europeo, pero además son negadores a la fecha del último genocidio perpetrado contra los cristianos armenios que se inició el 24 de abril de 1915.

Las películas sensibilizan, decía el P. Alberto Ezcurra: si muestran los problemas de los chicos cuyos padres se divorcian, la gente sale diciendo “¡qué mal que está el divorcio, nadie piensa en sus consecuencias!”; y si muestran una familia con un hombre malandra, golpeador, borracho, y malo, la gente saldrá del cine diciendo “¡cómo no se permite el divorcio!” Por eso, en una sociedad pasional, la gente que mira películas es manipulada de cierta manera.

La película manipula. Disciplina, orden, unidad, etc, son exagerados al punto de mostrarlos como nocivos, cuando en realidad se aborda un grotesco lo que se critica. Sobre todo cuando no hay ni una pizca de cristianismo… todo se prestará a la deformación. Así, la manipulación del protagonista en la película, se traslada a la manipulación de quien observa el filme. Se trata de psicopolítica, de técnicas de manejo de masas, mezclada con lo que hoy se llama “coaching” y “juegos de rol”.

Los hechos trágicos se suceden además porque un drogadicto que además distribuye a sus amistades la droga llega a extremos límite en su delirio.

El tema de la “autocracia”, de la “dictadura” o “monarquía” es además una velada crítica contra toda autoridad, confundida con autoritarismo. La autoridad que no es atemperada por el catolicismo y la Doctrina Social de la Iglesia corre el grave peligro de caer en serias desviaciones que atentan contra la dignidad de la persona humana.

En sí, el problema no es que gobierne uno, varios, muchos o todos, sino que se gobierne mal. El problema es la tiranía. Esta distinción que ya habían hecho Aristóteles y Santo Tomás, no aparecen en la película: gobiernos que buscan el Bien Común o que buscan el bien propio del gobernante.

¿Qué es una ola? Una masa de agua que se desplaza hasta la orilla y desaparece, que tomada en su individualidad es algo efímero, aunque luego se sucedan otras olas. El nombre de “La Ola” asignado, indica la temporalidad… mientras que la tierra representa lo sólido, lo permanente, según el género apocalíptico.

Y hablando de Apocalipsis, efectivamente el caldo de cultivo de un gobierno mundial sin principio católico alguno, en un planeta donde la población se ha dejado tentar por todo tipo de excesos, con familias disueltas, sin historia personal ni familiar o nacional, sin arraigos ni apegos, facilitan la aparición de grandes tiranías. Y así será la tiranía del Anticristo anunciado en el Apocalipsis.

¿Es posible hoy una tiranía? Muchos la padecemos: la tiranía de los vicios, de dirigentes que buscan su bien personal en lugar del bien común de las personas encomendadas a su cargo. Del mismo modo que describe la película surgieron los denominados “Jóvenes Turcos”, inspiradores de la más espantosa, horrenda y cruel masacre genocida vivida por la humanidad en el Siglo XX. ¿Es posible una tiranía continental o mundial? Evidentemente, será la del Anticristo.

Pero a su vez, también es posible un Gobierno Católico, donde el Evangelio impregna la cosmovisión y la vida política, social, y cultural de un país. ¡Dios quiera que veamos un gobierno verdaderamente católico alguna vez!

2 comentarios:

  1. Comparto el análisis en parte. Sin embargo, creo que la intencionalidad del director no es tan obvia, esto es una crítica *más* a los regímenes respetuosos de la disciplina, el orden, etc. Me parece que uniendo lo que usted dice al comienzo y lo que dice al final, el director demuestra cómo nuestra sociedad actual (híper fragmentada) es caldo de cultivo ideal para un régimen totalitario - que ya no será como el nazismo o el comunismo, sino algo agiornado a estos tiempos, quizá el definitivo Imperio del Anticristo.
    Al margen, una escena que me impresionó es la de cuando comienzan a usar la camisa blanca. Estos chicos, divididos en decenas de grupos y subgrupos por la forma de vestir, se ven como miembros de algo más grande que ellos mismos. Ya decía Castellani, retomando a Newman, que el Anticristo sería como Cristo; vemos aquí cómo una causa aparentemente justa, termina convirtiéndose en un instrumento de aceptación de este régimen totalitario.
    En fin, sólo una opinión.
    Aprovecho para felicitarlos por este "diario".
    Suyo,

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  2. Me pongo muy al contrario del comentario del tal: "P. Alberto Ezcurra" ya que genraliza diciendo la gente que mira películas es manipulada de cierta manera como si toda la gente fuera sujestionable en su modo de pensar luego de ver ideas que exponga alguna pelicula. En lo personal el comentario es ofensivo ya que soy una amante del cine y aprendi a criticar las peliculas segun como este hecha, fuera de que este yo a favor o en contra de algun punto o ideologia que exponga la pelicula, o sea de una forma OBJETIVA.

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