domingo, 21 de febrero de 2010

LA FORMULA DE LOS GOLPES DE ESTADO Y MOVIMIENTOS MILITARES


MIS GENERALES (Años 1954 al 2010)
Por Jorge Toccalino *
Coronel de la Nación (R)

Encuadro el período referido a mis generales en forma coincidente con mis inicios en la carrera militar y con un final que espero, no sea la actual cárcel.

Escrito en cautiverio por el Coronel de la Nación (R) Jorge Toccalino

El raconto, es lo vivido por mí, apreciando que no es muy distinto a lo vivido por mis Camaradas, Compañeros y amigos de aquella época y que siguen siéndolo hoy.

En el año 1955 siendo Cadete de 2do año de la Batería de Artillería del Colegio Militar de la Nación y con parte de ella estuvimos emplazados en la costanera sur con los cañones apuntando hacia el río y listos para disparar contra barcos de la Armada Argentina que junto con efectivos del Ejército buscaban el derrocamiento del Gobierno Constitucional; es decir que con mis escasos 20 años y ningún conocimiento político, guiado solamente por el principio de subordinación, que fuera uno de los primeros inculcados profundamente, fui defensor del gobierno constitucional. En esa oportunidad ningún Oficial y o Jefe me dio explicación alguna pero no hay dudas de que, de algún general, salió la idea. (demostrarlo es responsabilidad de la historia)

En el año 1958, como flamante Subteniente llegué al Grupo de Artillería Mediano 3, cuyo acantonamiento estaba en La Paz – Entre Ríos. Dicha unidad pertenecía a la 3ra División de Ejército cuyo comandante fue un visionario respecto a la guerra contra la subversión. En las clases de Oficiales se desarrollaban temas referidos a ese tipo de guerra y, todo ejercicio, de cualquier nivel, era una exigencia iniciarlo dándole el siguiente marco general: “Azules que integran el bloque libre en la guerra revolucionaria con el bloque comunista, resiste la agresión subversiva interior con sus propios medios”.

El Comandante de la División era el Gral. Rosas (aquel que decía: “las águilas no cazan moscas). Evidentemente éste no las cazaba: era un General que miraba, estudiaba y preparaba para el futuro.

Con el mismo grado y en el mismo destino se produce el primer enfrentamiento entre Azules (leales al gobierno) y Colorados (Rebeldes) (año1962): por designio del destino fui Colorado sin tener posibilidad de adoptar otra posición dado que era muy moderno en la escala jerárquica, mi casi completa ignorancia de los problemas políticos y por la subordinación debida a mi Jefe y por decisión de otro general, que no era el Gral. Rosas.

Al año siguiente comienzo a prestar servicios en el GADA 101 de Ciudadela Prov. de Buenos Aires (año 1963) mientras los problemas políticos continuaban y la puja interna en las FFAA se agravaba.

En esta oportunidad el General y Jefe de turno hizo que fuera del bando Azul pero en esta oportunidad fue más grave pues la Batería B de dicha unidad fue enviada a Magdalena previniendo la defensa Aérea del Regimiento de Tanques a cargo del Cnl. López Aufranc. La defensa aérea se tuvo que efectivizar dado que la Aviación Naval atacó el Regimiento que había desplegado en la Ea. Santa Catalina. La Batería sufrió bajas y fue mi primera experiencia de combate en serio, gracias a Dios bajo el mando de mi Jefe de Batería excepcional, el Capitán José Vicente Parpal.

Por decisión de aquellos generales azules además, estuve alejado de mi familia durante seis meses dado que decidieron ocupar la Base Punta Indio de la ARA.

Pasaron algunos años subordinando ignotos o muy metidos en la política, que poco hacían por la profesión militar propiamente dicha. Pero, estando destinado en el año 1970 en el Grupo de Artillería Blindado 1 nuevamente aparece la mano de algunos generales instigando a la destitución del Gral. Lanusse, quien desempeñaba el cargo de Presidente de la Nación.

En esta oportunidad con el grado de Capitán tenía un poco más de noción de lo que ocurría políticamente en el país y por eso me uní al “fragote” de una fracción Azul que nació en Bs. As. pero tuvo su epicentro en los cuarteles de Azul y Olavarría y produjo el levantamiento que llevó ese nombre en contra del gobierno de facto.

El día D, los Regimientos de Caballería de Tanques 10 y 2 de Azul y Olavarría respectivamente inician operaciones (otros, que debían hacerlo, como el RI24 al mando del entonces Cnl Ballester ni se movieron). El GABL 1 donde yo prestaba servicios inesperadamente el día anterior al día D marchó al terreno y vivaqueó en una zona cercana al Cuartel donde el Jefe pidió opinión a todos los oficiales sobre lo que debía hacer la Unidad. A todo esto el Jefe también fragoteaba a su nivel a favor del movimiento. Es decir que con el vivaqueo no cumple con la palabra empeñada. Esa noche y ante en pedido de opinión me insubordiné junto a dos tenientes indudablemente por su nobleza y por la necesidad de cumplir con la palabra empeñada. Pero el fondo de la cuestión que produjo esa insubordinación, a la larga, fue que producto del proceder de los generales de aquella época, más apegados a las ambiciones de poder que a la profesión.

En esa época, fines de la década del 60 y principios del 70 aquella visión del Grl. Rosas se estaba haciendo realidad, pero mis generales se seguían peleando por el poder que finalmente recae democráticamente en el Grl. Perón y por fallecimiento de éste en su sucesora María E. Martínez de Perón. La guerra revolucionaria subversiva con metodología terrorista estaba instalada a pleno en nuestro país.

El gobierno constitucional imparte la Directiva del Consejo de Consejo de Defensa Nº 1/75 (lucha contra la subversión) a través del Ministro de Defensas Tomás Botero y cuya Misión expresaba: “Las FFAA, Fzas Seg, Fzas Pol (s) y demás organismos puestos a disposición de éste Consejo de Defensa, a partir de la recepción de la presente Directiva, ejecutarán la ofensiva en todo el ámbito del territorio nacional para detectar y aniquilar las organizaciones subversivas a fin de preservar el orden y la seguridad de los bienes, las personas y el Estado”.

Allí estaba claramente definida la lucha que las FFAA debían dar y producto de ella los generales bajaron directivas y órdenes y seguramente, en el marco de ellas, en diciembre del 75 me ordenaron capturar a elementos subversivos que estaban en la localidad de Miramar. La orden fue impartida seriamente en presencia de mi Jefe de Unidad (el GADA 601, yo era Jefe de Operaciones), y de la Plana Mayor del escalón superior es decir, se le había dado a dicha operación una importancia inusitada. Nadie me dijo y aprecio que ningún general le dijo al que me impartió la orden, que lo que iba a hacer era ilegal. No obstante la operación se llevó a cabo de acuerdo a las tácticas que se habían reglamentado para la lucha contra la subversión acompañado por dos Tenientes Primeros y un Teniente impecables por su valor, arrojo y don de mando, Suboficiales y Soldados subordinados y disciplinados. Volvimos con la misión cumplida y recibidos con ciertos honores. No sabía que de héroe me iba a transformar en delincuente pues ningún General avizoró el futuro que como General debía.

A renglón seguido en Enero y Febrero del 76 intervengo en el Operativo Independencia en la Prov. De Tucumán y de nuevo honores al partir y al regresar: aún me pesa la responsabilidad de la misión y sobre mis 150 subordinados. Los Generales a cargo de aquel operativo me daban órdenes de combate pero ninguno me dijo o anticipó que por esa y otras luchas nos íbamos a transformar en delincuentes.

En marzo del 76, con poco conocimiento de la situación por haber arribado recientemente de Tucumán, de nuevo otros Generales irrumpen en el poder. A partir de allí estos que debieron ser los estrategas, no hacen más que ejecutar procedimientos ideados por un Cabo 1º de la Policía Federal venido luego a prácticamente a Jefe de Ministros y aplican aquello de “planificación centralizada y ejecución descentralizada” y por supuesto ignorando olímpicamente lo que el enemigo pone en práctica después de su derrota militar y de un largo tiempo de uso de los procedimientos gramscianos, me refiero a todos los Pactos, Declaraciones y convenciones habidos fundamentalmente a partir del año 1948 de los cuales nuestros Generales debieron estar anoticiados e imbuídos del futuro que se debía avizorar para salvaguardar a los subalternos de los tiempos de la venganza.

Después de todo aquello viví una etapa muy profesional: el desdoblamiento estratégico previo planeamiento por el conflicto con Chile, donde pude observar Generales envalentonados más que estrategas. Ya migrado me permitía al menos advertir sobre algunos aspectos tales como la defensa aérea de partes del teatro de operaciones.

Luego, año 1981 provino mi ansiada jefatura de unidad y en esa oportunidad veo con claridad la problemática política que desemboca en la guerra por las Malvinas, veo la conducción estratégica en manos de tácticos y veo y vivo errores tácticos con consecuencias estratégicas y errores tácticos propiamente dichos. Los primeros vividos como Jefe del EM del Grl. Daher que por razones de antigüedad (¿o no?) fue relevado y con él su EM. El enemigo observó que en el medio del río se estaba cambiando el caballo. En referencia a las tácticas aprecio que la unidad de artillería mejor equipada y aclimatada era el GA9 de Colonia Sarmiento, asimismo esa Unidad fue aprobada en durísimos ejercicios finales del año 1981 en las proximidades a R. Gallegos; eso sí esa Unidad tenía material viejo que estaba como nuevo gracias a los mecánicos artilleros impecables en todo sentido. Posiblemente nuestros generales pensaron que esa Artillería no tenía tanto alcance ni cadencia y olvidaron lo principal para sobrevivir en aquel ámbito geográfico.

Sigue mi vida militar y me premian. Primero con un nombramiento de Profesor en la Escuela superior de Guerra. Allí impuse en mi grupo a cargo el libre pensamiento que mis generales impedían. Luego nombrado Jefe de la Agrupación Aspirantes de la Escuela de los Servicios para Apoyo de Combate Gral. Lemos donde junto al Director, mi Coronel, revolucionamos la enseñanza, la instrucción, el mando, la jerarquía, el orgullo y la alegría de sentirse futuros suboficiales del EA. Todo duró un año y no trascendió o bien porque el Director dejó hacer y no impuso la idea a sus generales y si lo hizo, a estos no les importó.

Al término de ese año otro premio, una Agregaduría Militar y luego el honorífico, se podría decir, nombramiento como 2do Comandante de la Brigada de Infantería Mecanizada XI, en aquel tiempo la más completa en material, material y presupuesto. Esa Brigada estaba al mando de un estratega, es decir que lo envían nuestros generales a ese destino táctico cuando sus características eran pensar con sentido estratégico. En mi pasaje por la vida militar conocí a dos estrategas militares con criterio y sentido político: el Grl. E. Guglialmelli y al que me estoy refiriendo H. J. Anel.

En aquella Brigada el diablo metió la cola pues sucedió Semana santa, el Operativo Dignidad, donde todo el Ejército apoyó en silencio, pero la Brigada fue Carapintada explícitamente salvo casos debidamente dominados.

Los generales no admitieron el triunfo posibilitado por sus subalternos: castigos, bajas, pases, etc. que con un terrorismo del lápiz hacían nuestros generales por aquello del triunfo mencionado.

Tanto mi Comandante como yo fuimos a parar a respectivos “institutos del quemado”.

Aquel siguió peleando en su nivel y yo en un comando inocuo tratando de probar como si fuera laboratorio que la profesión militar existe y que la misma se puede a desarrollar orgullosamente y con alegría. Mientras tanto nuestros Generales no pensaron que “no solo de pan vino el hombre”.

Mientras tanto la subversión ganaba terreno.

Esas acciones concientes realizadas con algunas otras que quizás las hice en forma inconciente en otros tiempos hizo que subalternos, algunos poco conocidos por mi, me buscaran para secundar a mi compañero, el ya fallecido lamentablemente Cnl. Mohamed Seineldin.

El por qué de ese movimiento desfigurado por propios y ajenos, solo tenía como objetivo la unidad de los componentes del EA que en manos de Generales adulones y/o adoradores del poder, no hicieron caso, que buscaba alcanzar ese objetivo de unidad que contenía acciones para restaurar el honor del EA, acciones para reivindicar la lucha contra la subversión y acciones para recuperar la Dignidad de los integrantes del EA.

El llamado de los subalternos fue en vano, pero por traición, pues el 04 Dic 88, sin firmar, existió el Acuerdo de Villa Martelli. ¿Quien traicionó? ¡Otra vez, nuestros Generales!

Así siguió la cuestión, una cosa trajo la otra, es decir la negación del acuerdo de Villa Martelli trajo Palermo, la cárcel de algunos valientes y dió origen a otro General, el General Balza donde una noche por sus declaraciones nos convertimos de soldados leales y subordinados en delincuentes.

Ese fue el punto de inflexión del generalato en actividad o retiro, era la reacción o la sumisión a intereses personales bastardos. Nadie pero nadie, levantó la mas leve voz para oponerse a lo que vendría. También fue el punto de inflexión de la subversión que, silenciosamente y casi cautelosamente avizoró que podía obtener como lo obtuvo el objetivo político de la guerra. El generalato ni siquiera lo advirtió y, si lo hizo, se calló.

¿Qué tenemos hoy? Un generalato que no defiende hasta con su honor a sus subalternos que por culpa de la miopía de los pares de ese generalato de aquel tiempo están sufriendo el denigre de la cárcel o de la falta de libertad que es lo mismo, los juicios y sentencias con vidas de barras bravas de los DDHH que insultan y atacan, el ver y permitir sin excitación alguna como desarticulan a las FFAA y ponen al país en un estado de indefensión fatal, sin tampoco importarles que digiten ascensos y cargos sin siquiera dar opinión. La excusa, “hacemos lo que podemos” no alcanza, un buen morir honra toda una vida.

Esto no ha sido mi autobiografía ni mucho menos, ha sido el instrumento utilizado para demostrar que hemos llegado a este punto por culpa de los sucesivos generales a los que la inmensa mayoría como yo, siempre obedecimos y lealmente cumplimos disciplinadamente sus mandatos. Dios se los demandará en su momento.

A unos pocos nos queda el consuelo de decir que al menos por una vez no nos equivocamos y desgraciadamente y culpablemente en el caso uno al menos, fue al final de nuestra carrera.

Este relato espero que sirva para la reflexión y para despertar del letargo, ocioso y perezoso de la masa de militares y civiles que aman a su Institución y a su Patria pues por ahora son muy pocos los que luchan para que si bien no deben ser héroes, los presos de hoy tampoco deben ser delincuentes.

El fundamento específico en relación a este escrito está dado en que salvados honrosas excepciones en el caso del EA no he tenido conocimiento que ningún General de hoy o ayer tome la posta de la lucha como debiera ser.

Con todo respeto a “mis Generales” dedico este escrito y lo que expreso hoy aquí es producto de mis lecturas religiosas donde encontré la siguiente verdad: “has de conducirte cada día al tratar a quienes te rodean con mucha comprensión, con mucho cariño, junto, claro está, con toda la energía necesaria; si no es así, la comprensión y el cariño se convierte en complicidad y en egoísmo,

* MARCOS PAZ, 07 de febrero de 2010

Escrito en cautiverio


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