sábado, 16 de octubre de 2010

“EN SAN JUAN ES MÁS BARATO MATAR UN NIÑO QUE UN GUANACO

Alfonso Delgado arzobispo de San Juan

En la foto: Mons. Alfonso Delgado, arzobispo de San Juan

“Gracias a la ley de protección ambiental, especialmente de la flora y fauna autóctona, en San Juan, la multa por matar a un guanaco es de 1.000 a 1.500 pesos y el decomiso de las armas y vehículos. También se puede terminar preso en el penal. Si la Argentina llegara a legalizar el aborto, matar un niño no nacido será gratis, muchísimo más barato que matar un guanaco. ¿Nos damos cuenta de lo absurdo y aberrante de esta situación?”. Así lo expresó el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado, en declaraciones a la prensa que fueron difundidas por el arzobispado.

El prelado dialogó con Radio Colón y el Diario de Cuyo sobre el valor de la vida humana y el crimen del aborto, entre otros temas de actualidad.

En primer lugar, al referirse a la legalización del aborto, consideró que “la muerte de seres humanos más desprotegidos, si llegara a legalizarse, crearía un clima de ‘vale todo’, hasta llegar a las aberraciones más abominables. Sería un crimen promovido por el Estado, esos seres humanos serían los ‘desaparecidos en democracia’, crímenes de lesa majestad. Una burla sangrienta a los derechos humanos por parte de quienes se dicen ‘defensores’” de los derechos humanos. Creo que hay de que dejarse de jorobar, dejarnos de mentiras y llamar a las cosas por su nombre: se trata del crimen más horrendo, del homicidio más cobarde de todos”.

Sostuvo que el hecho de que “en el Congreso de la Nación se propongan matar niños nacidos o por nacer, ya que esto es lo que significa en la práctica la despenalización o legalización de estos delitos, habla de una degradación ética muy fuerte en muchos legisladores, o de una ignorancia que los incapacitaría para esa función pública”.

Además, argumentó que “si en las Argentina se planteara la pena de muerte a delincuentes, por ejemplo a los violadores, nos horrorizaríamos y habría un fuerte movimiento en contra para que eso no pase. En cambio, nos proponen matar a los seres más inocentes y más indefensos, cuando hay otros caminos humanos para resolver esas situaciones no deseadas”. Y aseguró que “el que diga que el ser humano que está en el seno materno es una especie de grano, apéndice o forúnculo está ‘tirando el talco fuera del nene’, porque “la ciencia y la genética prueban todo lo contrario”.
Por dos o tres votos autorizamos a matar ser humanos

“Me parece excelente -dijo- que cada vez tengamos una mayor preocupación por el medio ambiente, porque está al servicio del hombre y el hombre es el responsable de su cuidado”. Sin embargo, explicó que “gracias a la ley de protección ambiental, especialmente de la flora y fauna autóctona, en San Juan, la multa por matar un guanaco es de 1.000 a 1.500 pesos y el decomiso de las armas y vehículos. También se puede terminar preso en el penal. Si la Argentina llegara a legalizar el aborto, matar un niño no nacido será gratis, muchísimo mucho más barato que matar un guanaco. ¿Nos damos cuenta de lo absurdo y aberrante de esta situación?”

En ese sentido aseguró: “Con el aborto o con la despenalización de la muerte de niños recién nacidos, la primera víctima inocente de esta matanza cruel es un ser humano, que podría haber sido cualquiera de nosotros. La segunda víctima es la madre, porque muchas veces nuestra sociedad u otras personas cualificadas impulsan a la mujer hacia el aborto sin explicarle lo que realmente lo significa. Hay otras víctimas tremendas, que es la conciencia de los legisladores, de los políticos, de los médicos y enfermeros, y de todos los partícipes de este crimen”.

Se dictan leyes por conveniencia, sin un estudio profundo de los temas

Monseñor Delgado también fue consultado acerca del papel de la Iglesia ante la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Al respecto, consideró que “ganó el pueblo argentino que se manifestó mayoritariamente en contra, dentro del máximo respeto ciudadano hacia todas las personas. Y perdieron los que le dieron la espalda al pueblo y a la naturaleza de las cosas”.

Y encontró un “paralelismo con una ley que se votó hace pocos días y que afecta a San Juan: la ley sobre los glaciares”. Al respecto, manifestó su preocupación de que “en el Congreso Nacional se dicten leyes que en vez de basarse en un estudio profundo de la realidad técnica, jurídica o ética, se apoyen en consideraciones puramente de ventajas y conveniencias políticas de muy bajo nivel y muy circunstanciales, muchas veces a favor de unos y en contra de otros. Muchos actúan como si el fin justificara los medios”.

“Por ejemplo -precisó-, con la ley del matrimonio para personas del mismo sexo, hubo 10 senadores que se habían pronunciado en contra y de pronto fueron ‘barridos’ de la escena parlamentaria. Unos viajaron; otros se enfermaron en ese momento; a otros, algún gobernador les quitó el pasaje para ir, hubo alguno que después de declaraciones rimbombantes aparece votando a favor, en contra de sus convicciones. Y seguramente todos con algún regalito en la mano. ¿Así es nuestra democracia? La ley de glaciares -prosiguió- es una cuestión sumamente técnica que requiere un análisis profundo y participativo. Pero resulta que por dos o tres votos de más o de menos, conseguidos de esa forma, los glaciares son buenos o son malos; el matrimonio gay es bueno o malo; por dos o tres votos autorizamos a matar ser humanos o los dejamos vivir. ¿Es esto serio?”

Dijo también que “no se hacen las leyes en función del bien común, de las cuestiones éticas, jurídicas o técnicas, sino por otros motivos muy poco nobles”.

Fuente: AICA, San Juan, 15 Oct. 10

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