Por el Dr.Francisco Bénard
Abogado y Periodista
Las relaciones primarias surgen de las relaciones básicas que se sustentan en los lazos de sangre entre hijos y padres y de padres a abuelos. Llegada cierta edad y como una consecuencia natural en nuestra vida cronológica, nuestros hijos llegan a ser padres y nosotros abuelos.
Así como hay cuatro estaciones en el año que señalan cambios, nosotros transitamos un camino con varias estaciones.Se suele decir que los hijos de nuestros hijos son doblemente hijos nuestros y se suele decir que en determinada etapa de nuestra vida nosotros podemos llegar a ser hijos de nuestros propios hijos. Es la consecuencia natural del transcurso de nuestras vidas y así llegamos a ser hijos de nuestros hijos. En cada etapa hay alegrías diferentes. Primero es el nacimiento de nuestros hijos.Después el nacimiento de nuestros nietos.
Dichosos aquellos que tienen vivos a sus padres. Mi padre está y lo sé junto a Dios y desde allí me protege y me cuida. Mi madre que aún vive es casi una hija mía. Dicen que cada uno es prisionero de su propia historia. Ello es verdad. Mi madre perdió a su padre siendo una niñita de seis meses, se puede decir que creció sin padre. Mi padre no fue sólo su marido, sino también casi como un padre. Al morir mi padre ella pasó a ser como una hija mía no mucho más grande que yo. Era muy jovencita cuando me trajo al mundo. Sola y entonces , con todo mi amor, pasé a cumplir el "legado moral" que me dejo mi viejo. Como no cuidarla. Como no quererla "dos veces" , como a veces digo.
Así son las relaciones primarias. Son algo así como les cuento. Es el "amor" y la "sangre" que marca a fuego la relación entre estos seres que tanto se aman. Amo a mis hijos porque Dios nos los regaló después de momentos por demás complicados. Amo a mi mujer, porque me dio tres hijos. Apuesto al número tres porque a esa hora murió Jesús, porque a esa hora aproximadamente nacieron mis tres hijos y porque a esa hora aproximadamente mi mujer salvó su vida.
Gracias Señor por haberme dado la mujer que pusiste en mi camino. Gracias Señor por haberme dado los hijos que me diste,los yernos que me diste y los nietos que tenemos.Gracias Señor por tenerla a mi madre todavía viva. Gracias Señor por tenerlo a mi padre junto a Ti. ¿ Como lo sé? Lo percibo y lo siento y desde lo más profundo de mi corazón.
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