Por Cosme Beccar Varela
Bicentenario del 25 de Mayo de 1810... ¿Le parece que es un aniversario para festejar? ¿No es más bien un día para avergonzarse y callarse la boca o, mejor, salir las calles para acabar con esta tiranía que ha salido de nuestras cloacas para ocupar los más altos sitiales?
¿Después de 200 años de independencia (porque eso fue 1810, por más que la "máscara de Fernando VII" haya fingido lo contrario) todo lo que podemos "jactarnos" de tener es esta "dirigencia" corrupta e inepta, ahora al servicio del marxismo y encharcada en el latrocinio? ¿Y todavía pretenden que yo ponga la bandera en la puerta de mi casa? Tendría que ser insensible a la desgracia de la Patria para ponerla. Sólo cabría, tal vez, enarbolar la bandera con un crespón de luto.
Me duele recibir, una tras otra, las invitaciones a concurrir al Te Deum que celebrará en la Catedral de Buenos Aires el Cardenal Bergoglio, creyendo que con eso se repudia la profanación que cometerán los tiranos manchando con su presencia la Basílica de Luján en la que el Obispo Radrizzani celebrará otro Te Deum.
¿No se dan cuenta de que Monseñor Bergoglio no merece ni quiere aceptar el papel de un San Gregorio VII que tuvo el coraje de excomulgar y deponer al Emperador alemán, obligándolo a pedir perdón en Canosa, después de pasar tres días en la nieve al pie de la muralla?
¿No se dan cuenta de que Monseñor Bergoglio está muy lejos de ser el salvador de la Patria que sus corifeos (y tal vez el propio aparato propagandístico del gobierno) le atribuyen y que sus quejidos trimestrales contra la "intolerancia" y sus reclamos por la "deuda con los pobres" no son ataques al gobierno sino a toda la sociedad, como si no estuviera clarísimo que es la tiranía la responsable de nuestros males?
¿No está es de una evidencia solar que ni el Arzobispo de Buenos Aires ni ningún otro de los Obispos tienen ni la menor intención de luchar por la justicia en favor todos, empezando por su propio hermano en el sacerdocio secuestrado en el campo de concentración de Marcos Paz? ¿Por qué, entonces, ir al Te Deum de la Catedral el 25 de Mayo?
Por si quedara alguna duda, el propio Cardenal lo ha dicho ayer: "No se debe participar (del Te Deum) desde una postura política o de protesta... es un acto estrictamente religioso" ("La Nación", 18/5/2010, pag. 1)... "y ruega a quienes asistan situarse dentro de este espíritu" (ibídem. pag. 7).
Es obvio que el Prelado no quiere molestar a los tiranos, no quiere alentar la legítima indignación de la ciudadanía contra esta vergüenza nacional que es el gobierno de la usurpadora acolitada por su marido y toda la "dirigencia" corrupta e inepta.
Ellos han conseguido hacer de nuestro país un lugar sin justicia, sin seguridad, sin decencia, con un futuro peor que el presente y teñido de marxismo. Ellos están haciendo todo para perpetuarse, inclusive, como decía ayer en el nro. 968 de este periódico, invadiendo el Estado con cientos de miles de nombramientos de la peor gente que han podido encontrar en los albañales del país.
Pero al Sr. Cardenal no le importa. Él prefiere seguir con sus sermones chabacanos que no dicen nada, adormeciendo las conciencias, apagando los fuegos de la justa ira, impidiendo la movilización de los buenos, haciéndoles creer que rezar es un acto semi-fantasmagórico, alejado de la realidad que nos rodea y sobre todo olvidando que Dios es Justicia, que aborrece la iniquidad y aborrece que no se clame contra ella.
Hace dos años publiqué una novela histórica sobre la Semana de Mayo titulada "¿Donde está el pueblo?". La ficción es poca y la triste realidad del 25 de Mayo está allí documentadamente revelada. Esos acontecimientos y sus personajes centrales están muy lejos de ser tan gloriosos como nos hicieron creer en el colegio. Es una historia de la que más bien hay que condolerse. Está manchada de atropellos en todos sus capítulos y de sangre en varios de ellos. Su numen máximo, el famoso Mariano Moreno, era un jacobino fanático dispuesto a todo. El pueblo estuvo ausente y aterrado durante esa Revolución conducida por las logias.
Desde entonces, hemos ido de tumbo en tumbo hasta caer en manos del peronismo, en las cuales continuamos. Y el peronismo, después de haber alentado el terrorismo desde los años 70, nos ha puesto bajo la pata del marxismo desde el 2003 y ahora nos humilla vistiendo de Presidente a una mujer que ni siquiera parece una señora. De la falsa "oposición" no hace falta decir nada más que eso: que es falsa y una servil comparsa del peronismo.
¿Todo esto vamos a festejar? Yo diría que en vez de un Te Deum el 25 de Mayo debería rezarse un Requiem. Hace doscientos años que estamos muriendo y la perspectiva de acabar definitivamente como Nación está cada vez más cerca.
Cosme Beccar Varela
e-mail: correo@labotellaalmar.com
Buenos Aires, 18 de Mayo del año 2010 - 969
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