Por Cosme Beccar Varela
Buenos Aires, 10 de Febrero del año 2011 – 1027
Como ciudadano común, ajeno a las tramas del poder, pasé hoy frente al Sindicato de los Rurales (UATRE) a eso de las 12 y media del mediodía. Me llamó la atención la presencia de un patrullero y algunos individuos con grandes filmadoras de televisión.
A la 1 y media volví a pasar por el mismo lugar y en ese momento salían del edificio de la UATRE dos individuos cargando cada uno dos cajas que llevaban grandes rótulos legibles a 10 metros que decían: "SECUESTRADO".
Los camarógrafos, los periodistas y ayudantes que los acompañaban, más o menos 20 personas, se dedicaron a filmar la escena y los transportadores se detenían, como si fueran modelos caminando por una pasarela, mostraban las cajas y dejaban a los mencionados anteriormente filmar y relatar el asunto con toda tranquilidad. Había una camionetita blanca estacionada en la puerta en la cual colocaron su carga.
Los camarógrafos eran por los menos cinco (es de suponer que pertenecían a cinco canales de TV distintos) y los cronistas por lo menos tres. Los ayudantes, varios.
Traté de informarme de qué se trataba y sospechando que era una orden judicial (nadie sino un juez puede ordenar un "secuestro"); le pregunté a una de las periodistas si era un orden de Oyarbide. Me imaginé que lo era por la espectacularidad payasesca del procedimiento y por la nutrida presencia de la prensa. La señorita interrogada ni se dio vuelta ni me respondió, como si yo le estuviera pidiendo que me revelara un secreto de confesión, cuando en realidad se trataba de la "covertura" de un acto público que sería propalada a los cuatro vientos por la pantalla. Es que la mujer no podía soportar -como tampoco sus compañeros que reaccionaron del mismo modo- que una persona cualquiera de la calle (considerada un bípedo despreciable por quienes tienen acceso exclusivo a la gran publicidad) se permitiera preguntar qué pasaba. "¿No ve que estoy trabajando?", fue su única respuesta ante mi insistencia. Le contesté que el estar trabajando no le impedía contestar mi pregunta, pero esa observación de lógica elemental rebotó como una pelota de trapo contra una pared de acero.
Al llegar a mi escritorio me enteré por Internet que, efectivamente, era una orden de allanamiento de Oyarbide contra la UATRE como consecuencia del procesamiento de su Secretario gremial en el asunto de los medicamentos.
Mi comentario sobre este episodio que parece banal, aunque no lo sea, es el siguiente:
1) Es evidente que Oyarbide le avisó a la prensa que haría ese secuestro, de lo contrario es imposible que hubiera habido semejante despliegue periodístico. Para mayor claridad del espectáculo las cajas salían cuidadosamente etiquetadas con grandes carteles que decían: "Secuestrado". ¿De qué manera esa publicidad ayuda a la investigación judicial, única tarea encomendada a un juez y única para la cual tiene jurisdicción? De ninguna manera. Sólo ayuda a inflar la imagen de ese juez.
2) La soberbia del periodismo que se dice al servicio del público, pero que lo desprecia soezmente, es algo desagradable, por decir lo menos. Y su adulonería frente al poder y su disposición servil a proveerle toda la publicidad que se le exija, más desagradable aún.
3) Pasando al fondo del asunto, me pregunto si el único desaguisado que hay en el país es el de los medicamentos o si no hay otros mucho peores que exigen una acción institucional más contundente, como por ejemplo, el juicio político de la pseudo-Presidente de la Nación y de sus Ministros.
Al parecer, no los hay porque todos los días los diarios y la TV nos empanturran con las mismas noticias de los mismos presuntos delincuentes medicamentosos y de sus cómplices gubernamentales, mientras que otros casos mucho más graves quedan envueltos en un silencio sepulcral.
En este caso paga los platos rotos un obscuro secretario sindical (el "Momo" Benegas), como los está pagando uno menos obscuro como el bancario Zanola preso desde hace un año, pero que es obviamente mucho menos poderoso que Moyano quien todos los días se pasea descarada e impunemente al margen de la ley .
Es claro: esos otros casos implican el mencionado juicio político y eso ni el oficialismo ni la "oposición" lo quieren. Hay que seguir con el "sistema" del que todos ellos lucran. Y por eso es que, exclusivamente en el asunto de los medicamentos, se clavan las uñitas y los dientecitos envenenados de Oyarbide, mientras que en los otros dicta solemnemente veloces sobreseimientos sin averiguar nada.
Todo esto es una comedia siniestra. Hoy pude ver un poco de la "cocina" de ese “show”, o sea, el preparativo que el público no conoce de su despliegue en la TV. Está todo combinado entre el "juez", la prensa, la policía, el sindicato y el gobierno pero cuando aparece en la pantalla, el incauto ciudadano cree que la noticia ha sido fruto de la magistral sabiduría judicial, de la diligente tarea investigadora de la gente de la prensa y en perjuicio del kirchnerismo aunque, verdaderamente, no lo afecte en nada que realmente le interese.
Al propalarse las imágenes y los comentarios, todo parecerá espontáneo y auténtico cuando en realidad es una farsa cuya "cocina" he visto hoy, al menos en el momento en que los ingredientes del estofado se mezclaban en la vía pública. ¿Qué quiere que le diga? ¡Es un asco!
Cosme Beccar Varela
Nota: Lea el "Correo de los lectores" entrando en la página www.labotellaalmar.com CBV
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