Por Mariela Bogado
Amigos:
Hace pocos días, hice una visita fugaz a la Universidad de Charleston, en Virgina Occidental, merced a la invitación que me cursó un amigo de vieja data, profesor emérito de esa añeja casa de estudios. Y debatimos sobre nuestro sainete republicano.
Me confió que, según el Departamento de Estado, la "señora" que nos preside en realidad, SÍ se graduó de abogada en 1977.
Sufrí cierto desánimo con su aseveración, directa al hueso. Pero me repuse de inmediato, cuando me amplió sobre el detalle que está compilado en un dossier, elaborado por la embajada americana en Buenos Aires.
Prosiguió con los perfiles más jugosos del caso.
El hecho es, que en efecto, su legajo completo se encuentra en un cofre de seguridad en un banco platense, cuyo titular es el Rector de la Universidad de la Plata. Pero allí se atesora algo que es muy diferente a lo que al parecer toda nuestra prensa considera como un historial estudiantil plagado de borrones, como los que se exhibieron oportunamente.
Los antecedentes son mucho más complicantes y dolosos que una carrera inconclusa, que en apariencia devino con la graduación. Hay un título de abogada a nombre de esta mujer. Pero está a nombre de Cristina Wilhelm.
El "soplo" de mi amigo me dejó momentáneamente perplejo, desconcertado. Pero inmediatamente comencé a atar un montón de cabos sueltos. Y caí en la cuenta que si estas presunciones salen a la luz pública, toda la gestión parlamentaria y por sobre todo la presidencial, sería nula, de nulidad insanable. Se gestaría un escándalo de proporciones insospechadas e incalculables, ya que todo acto jurídico, -seamos indulgentes por un instante- desde los comicios del 2007, hasta el presente, serían inexistentes y la punibilidad de tal conducta, estaría encuadrada en los preceptos de la segunda parte del Art. 292 y su concordancia con el inc 5 del Art 174, ambos del Código Penal de la Nación, que tornarían dicho reproche criminal, en concurso ideal como inexcarcelables.
Hace años atrás, antes de anoticiarme de esta revelación rebosante de iniquidades, pero muy consonantes con las correrías delictivas de los K, alguien me contó que esta ¿Presidente?, en realidad es hija de un suboficial mayor de la Armada, que prestaba servicios en los astilleros de Río Santiago y cuando advirtió que la preñez de la madre de Kretina -Ofelia- iba en progreso, se tomó las de Villadiego.
Por entonces no existía la irrefutable prueba del ADN, sino lo que se conocía como "trato y fama", para acreditar la filiación. Que luego apareció un tal Fernández, chofer de colectivos de una línea de media distancia y se hizo cargo del "paquete"; y que es el padre biológico de su hermana menor, Giselle.
Ahora bien, es muy probable que sabedora de la verdad en su juventud, Kretina por repudio a su putativo y aparente padre, haya optado por mantener la identidad de su tronco materno y desde una visión humanitaria no es reprochable. Pero sí lo es su ocultamiento, cuando se inició en estas lides cloacales de la política.
Aunque meditándolo un instante, su conducta fue bastante compatible con el ocultamiento de su verdadera identidad, cuando decidió unir su destino al hijo de un usurero y nieto del afamado y más tristemente proxeneta de Río Gallegos, como "Nosferatu" Kirchner.
Por eso nunca se colegió en ningún distrito judicial y se mantuvo a la sombra de su cómplice/cónyuge. Porque ambos son hijos de abominaciones familiares, de las que pretendieron alejarse. Quien más ó quien menos, todos tenemos algo en nuestras vidas, que optamos por tratar de olvidar. Es difícil casi siempre, erguirse para arrojar la primera piedra. Pero lo es mucho menos, cuando una mujer que cree ser la mandataria de la voluntad popular le ha mentido descaradamente a su Pueblo. Y además de ello, se ha esmerado en hacer de nuestra existencia, una cosa miserable y amarga de contemplar.
Y es allí, precisamente en esa dirección, en la que debemos de analizar su comportamiento disociante, desestabilizador y tan odioso como plagado de una repugnante ruindad.
Cuenta a su favor con jueces federales del Departamento Judicial de La Plata, lo suficientemente complacientes, para que dispongan una diligencia de allanamiento y secuestro de esa caja de seguridad, en la que presuntamente está depositada la piedra angular de toda la inseguridad que padecemos.
Mariela Bogado Moderadora Periodismo.net
Literary Workshop Press_Freeowner@gruposyahoo.com.ar Bs. As.
Investigacion: Manuela Lastra
Trabajo: Carlos Belgrano (Facebook)
Press_Free@gruposyahoo.com.ar
Press-mpd History masters
Néstor Médici Periodista Profesional Matricula Nac. 13592 (Rep.Arg.)
FPP (Perú) 4721 Buenos Aires.
¿Y las fuentes que justifican toda esta serie de afirmaciones? ¿Algo que les de respaldo y credibilidad? No aparece una sola fuente verificable en toda la nota. Eso es un grave defecto del escrito de estos periodistas. Habrá que justificar las afirmaciones, sino estas no son más que agravios y difamaciones.
ResponderEliminaren su libro, OLGA WORNAT, deja claro que nunca se recibiò con ningun apellido. LEI CON ATENCIÒN Y DEJA INSINUADO QUE NO TERMINÒ. Y Christian Sanz, me dijo que en el juicio que el le sigue a CFK el titulo jamas aparecio.
ResponderEliminar*** ESTE TEMA ES SIMPLISIMO: CUANDO A LA JUSTICIA CAEN COSAS RELACIONADAS CON MALA PRAXIS O DUDAS RESPECTO A LA GRADUACION DE UNA PERSONA, MANDA UN OFICIO AL DPTO. TITULOS DE LA UNIVERSIDAD, EL MISMO PREPARA COPIA CERTIFICADA Y SE LO ENVIA AL JUEZ, Y EL TEMA QUEDA ACABADO EN LO QUE ATAÑE A LA GRADUACION. Aqui, en este caso, en el juicio que iniciò Christian Sanz, el Sr. Oyarbide, juez al que le cayò la causa, pudo verificar que el titulo no existe. eNTONCES NO TUVIERON MAS REMEDIO QUE ESCONDER EL EXPEDIENTE Y QUE NADIE PUEDE VER. Por eso ademas, el delincuente del decano escondiò tambien el legajo de estudiante de ESTA MUJER QUE USURPA EL TITULO.
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