Por Tcnl Jose Javier de la Cuesta Avila (LMGSM 1 CMN 73 VGB)
Con particular emocion transcribo la
carta que sigue ewscrita por el Padre Martin
Lasarte quien con un mensaje pleno confronta el PECADO con la ACCION y
muestra que los actos malos que no tienen perdon de algunos sacerdotes
desviados son fuente de noticias en cambio el accionarr pleno de luz de muchos
otros no levanta voces de difusion.
La lectura de este mensaje lleva a los
espiritus la necesidad de divulgarlo ya que cada expresion es una leccion
basada en el bien, la entrega y la solidaridad que debe servirnos de
inspiracion para saber que vivir es amar
Carta de un SACERDOTE CATOLICO AL
NEW YORK TIMES
Querido hermano periodista:
Soy un simple sacerdote católico. Me
siento feliz y orgulloso de mi
vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.
Veo en muchos medios de información, sobre todo
en vuestro periódico la ampliación del
tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro
en Australia de los años 80 y así de
frente, otros casos recientes… Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.
Me da un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra
que justifique tales actos. No hay duda
que la Iglesia no puede estar, sino
del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas
las medidas que sean tomadas para la
protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.
Pero ¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por
miles y miles de sacerdotes que se
consumen por millones de niños, por los
adolescentes y los más desfavorecidos
en los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya
tenido que transportar, por caminos
minados en el año 2002, a muchos niños
desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas;
que haya tenido que enterrar
decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y
los que han retornado; que le hayamos salvado la
vida a miles de personas en México
mediante el único puesto médico en
90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas. Que
hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...
No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las
noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle,
llevándolos a una casa de acogida, para
que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como
P. Stefano, tengan casas de pasaje
para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio.
Tampoco que Fray Maiato con sus
80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que
más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a
seropositivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando
motivaciones a la gente para vivir y
amar.
No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la
guerra en Angola, los haya transportado
de Kalulo a Dondo y volviendo a su
misión haya sido ametrallado en el
camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas,
por ir a ayudar a las áreas rurales
más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que
decenas de misioneros en Angola hayan
muerto por falta de socorro sanitario,
por una simple malaria; que otros hayan
saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes
que llegaron a la región… Ninguno pasa los 40 años.
No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo
sin ruido su vida a favor de la
comunidad que sirve.
La verdad es que no procuramos ser noticia,
sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que
crece.
No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico.
Es un simple hombre, que con su
humanidad busca seguir a Jesús y servir
sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y
fragilidades como en cada ser humano;
y también belleza y bondad como en
cada criatura…
Insistir en forma obsesionada
y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual
me siento ofendido.
Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la
Belleza.
Eso lo hará noble en su profesión.
En Cristo,
P. Martín
Lasarte sdb
"Mi pasado Señor, lo confio
a tu Misericordia; Mi presente a tu
Amor; Mi futuro a tu Providencia"
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