El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo de la Fraternidad
Sacerdotal San Pío X
Número CCLXXV (275) - 20 de
Octubre de 2012
Cuando hace poco estos
“Comentarios” aconsejaban a los lectores transformar sus casas en fortalezas en
caso de que los bastiones públicos de la Fe lleguen a ser una cosa del pasado a
causa de la maldad de la época, algunos lectores escribieron para preguntar de qué
manera sus casas podrían ser fortificadas. De hecho, se han sugerido en números
anteriores de los “Comentarios” un cierto número de medios espirituales y
materiales para defender casa y familia, particularmente, por supuesto, el
Santo Rosario, pero se ha dejado de mencionar una fortificación que pienso que
yo probaría en lugar de la televisión si tuviera una familia que defender: cada
noche leer en voz alta a los niños capítulos seleccionados del Poema del
Hombre-Dios de María Valtorta. ¡Y cuando hayamos llegado al final del último
volumen, me imagino a nosotros recomenzando desde el principio, y así
sucesivamente hasta que todos los niños hayan dejado el hogar!
Sin embargo el Poema tiene muchos
y elocuentes enemigos. El Poema consiste de episodios de las vidas de Nuestro
Señor y de Nuestra Señora, desde la concepción inmaculada de ella hasta su
asunción al Cielo, tales como fueron vistos en visiones recibidas creíblemente
del Cielo, durante la Segunda Guerra Mundial en el norte de Italia por María
Valtorta, una mujer soltera de edad madura inmovilizada en una cama para
enfermos, permanentemente lisiada debido a una herida en su espalda recibida
varios años antes. Las notas incluidas en la edición italiana (que comprende
más de cuatro mil páginas en 10 volúmenes) muestran cuán temerosa ella estaba
de estar siendo engañada por el Diablo, y muchas personas no están convencidas
de que en realidad el Poema venga de Dios. Veamos tres importantes objeciones.
En primer lugar, el Poema fue
puesto en el Index de libros prohibidos por la Iglesia en los años de 1950, es
decir antes que Roma se vuelva neo-modernista en los años 1960. La razón dada
para su condenación fue que a los eventos del Evangelio se les daba un enfoque
romántico y sentimental. En segundo lugar, se acusa al Poema de innumerables
errores doctrinales. En tercer lugar, el Arzobispo Lefebvre le objetaba al
Poema que el dar tantos detalles físicos de la vida diaria de Nuestro Señor le
hace a El demasiado material, y nos lleva demasiado por debajo del nivel
espiritual de los cuatro Evangelios.
Pero, en primer lugar, ¿cómo
pudieron los modernistas haber tomado el poder en la Roma de los años 1960,
como lo hicieron, si no hubieran ya estado bien establecidos en la Roma de los
años 1950? El Poema, como los Evangelios (por ejemplo Jn. XI, 35, etc.), está
lleno de sentimiento, pero siempre proporcionado a su objeto. El Poema es para
cualquier juez objetivo, en mi opinión, ni sentimental ni romántico. En segundo
lugar, los supuestos errores doctrinales no parecen difíciles de explicar, uno
por uno, como ya ha sido hecho por un teólogo competente en las notas que se
encuentran en la edición italiana del Poema. Y, en tercer lugar, y, por
supuesto con todo el debido respeto a Monseñor Lefebvre, yo diría que el hombre
moderno necesita de los detalles materiales para que él pueda creer de nuevo en
la realidad de los Evangelios. ¿No es verdad que demasiada “espiritualidad” ha
lanzado a Nuestro Señor al piso superior, por así decirlo, mientras que el cine
y la televisión, ocupando el piso material en que vivimos, falsifican todo
sentido de lo que es verdaderamente espiritual? En cambio como Nuestro Señor
era verdadero hombre y verdadero Dios, así el Poema es a cada momento tanto
plenamente espiritual como plenamente material.
De la lectura real y no
electrónica del Poema en la casa, puedo imaginar muchos beneficios, además del
contacto vivo y real entre padres que leen y niños que escuchan. Los niños se
empapan de lo que los rodea como las esponjas se empapan con el agua. A partir
de la lectura de capítulos del Poema seleccionados según la edad de los niños,
puedo imaginar el casi sin fin de lo mucho que podrían aprender de Nuestro
Señor y de Nuestra Señora. ¡Y las preguntas que ellos harían! ¡Y las respuestas
que les tocaría a los padres encontrar! Creo realmente que el Poema podría en
gran manera contribuir a hacer de su casa una fortaleza de la Fe.
Kyrie eleison.
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