jueves, 6 de diciembre de 2012

MILITARES DETENIDOS


Por María Alejandra Trucco
DNI 29.193.295

Soy la hija de un señor cuyo delito fue haber elegido la profesión de militar y amar a su patria, motivo que lo llevó a donde está hoy, la cárcel. ¿Qué vino primero, el huevo o la gallina? No puedo evitar cuestionarme cómo es posible que la justicia en este país tome partido por los terroristas. ¿Para que haya justicia en un país no es fundamental la imparcialidad? ¿No debería investigarse a ambas partes, militares y guerrilleros?
Pareciera ser que los jueces se rigen con leyes exclusivas para los militares. Un criminal cuya condena es efectiva tiene privilegios, como las salidas laborales, prisión domiciliaria para mayores de 70 años y salidas varias como la concurrencia a actos políticos, que no corren para un preso político procesado. Es que estos últimos son condenados de antemano, son culpables hasta demostrar lo contrario. Hay una evidente animosidad y arbitrariedad en
las causas de lesa humanidad.
Mi padre, el coronel Carlos Eduardo Trucco, tan sólo un chico en el monte tucumano, cumple hoy prisión preventiva en la cárcel de Tucumán, habiendo pasado por Marcos Paz y Ezeiza. Se lo trasladó a Tucumán sentado durante casi tres días en un asiento de plástico, habiendo sufrido dos operaciones de columna. Llegó casi sin comer y había tenido que orinar en una botella, ya que le negaron paradas para ir al baño. Una vez allí, el juzgado le tenía preparado un banco de cemento para pasar la noche en un sótano. Habiendo sufrido un ACV estando detenido, mi padre no pierde el ánimo. Es muy duro ver cómo ancianos mueren todos los días en las cárceles, algunos sin siquiera haber sido juzgados.

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