por el alba del Angel junto al ruego,
era un crujir de azahares y en el pliego
de su manto una llama amanecía.
de amor divino, humano y andariego:
He venido a la tierra a traer fuego,
no la tibieza que el ardor enfría.
la cruz es arrebato para el mundo
y el caliz ígnea sangre cada tarde.
abrasadora sed de mar profundo.
La Iglesia que ilumina es la que arde.
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