Constata las buenas relaciones entre católicos y armenios apostólicos (diferenciandolos de los armenios católicos pertenecientes a la Iglesia Catolica Apostólica Romana de rito armenio en plena comunión con el Papa Benedicto XVI.) (aclaración de la redacción de Diario Pregón de la Plata).
CIUDAD DEL VATICANO, (ZENIT.org).- Las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia apostólica armenia están viviendo una etapa muy fructífera. Así lo subrayó el Papa Benedicto XVI en un mensaje enviado a Karekin II, con ocasión del décimo aniversario de su elección como Patriarca Supremo y Catholicos de todos los Armenios.
La Iglesia apostólica armenia pertenece al conjunto de Iglesias llamadas a menudo “del antiguo Oriente cristiano”, o también “ortodoxas orientales”: las Iglesias armenia, copta, etíope, siro-jacobita y malankar.
En el mensaje el Papa agradece a Karekin II por su “compromiso personal con el diálogo, la cooperación y la amistad entre la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia católica”.
“La recuperación de la libertad de la Iglesia en Armenia a finales del siglo pasado trajo alegría a los cristianos de todo el mundo”, escribe el Papa recordando también que “la inmensa tarea de reconstrucción de la comunidad eclesial, cayó sobre los hombros de su Santidad”.
Desde 1915 a 1922, de hecho, los Jóvenes Turcos – un movimiento ultranacionalista laico que se hizo con el poder en Turquía – exterminaron por motivos étnicos y religiosos a los armenios cristianos. Sobre una población de alrededor de 2,6 millones de armenios en el Imperio Otomano entonces agonizante, casi un millón y medio fueron atrozmente masacrados.
En su mensaje, el Papa acogía con alegría “el florecimiento de nuevas iniciativas para la educación cristiana de los jóvenes, para la formación del clero, la creación de nuevas parroquias, la construcción de nuevas iglesias y centros comunitarios, así como para la promoción de los valores cristianos en la vida social y cultural de la nación”.
Finalmente, Benedicto XVI se despide del Patriarca “implorando a Dios Todopoderoso que podamos estar cada vez más estrechamente unidos en el vínculo sagrado de la fe cristiana, la esperanza y el amor”.
La historia de la Iglesia armenia hunde sus raíces en los inicios del siglo II. La tradición remonta a los apóstoles Judas Tadeo y Bartolomé el primer anuncio del Evangelio en Armenia.
Con todo, fue solo a raíz del apostolado de san Gregorio el Iluminador, que en el 301 bautizó al rey armenio Tiridates III – que lo había tenido prisionero por diez años en una fosa – y su corte, cuando el cristianismo se convirtió, por primera vez en la historia, en religión del Estado.
San Gregorio – ordenado más tarde obispo en Cesarea de Capadocia – construyó la primera iglesia en el lugar donde hoy está la ciudad de Etchmiadzin, y dedicó sus fuerzas a combatir el paganism, dando a su Iglesia una organización jerárquica, bajo la autoridad del Catholicos.
Seguidamente, a raíz del IV Concilio Ecuménico de Calcedonia (451) hubo una ruptura de la Iglesia armenia de Bizancio y de Roma, al abrazar los armenios el monofisismo.
Un paso decisivo para superar esta división se realizó en 1996, cuando el papa Juan Pablo II y el anterior Patriarca Karekin I firmaron una Declaración común para disipar “muchos de los malentendidos heredados de las controversias y las disensiones del pasado”.
[Por Mirko Testa, traducción del italiano por Inma Álvarez]
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