lunes, 18 de enero de 2010

HUMOR: EL MURO DE LOS LAMENTOS

Después de que el Papa Benedicto XVI estuvo en el Muro de los Lamentos en Jerusalén, un ciudadano judío observó el hecho y quedó intrigado por el texto que contenía el papel que el Papa introdujo en el muro.
Cuando todos se fueron, el curioso disimuladamente se acercó al lugar y se quedó pegado a la pared, para que nadie pudiera ver qué estaba haciendo.
Como si no estuviese haciendo nada, tomó el papelito... ¿y qué encontró? Sólo un número. Pero no era un número cualquiera, era... el Teléfono de Dios.


Inmediatamente, para no dejar pasar el tiempo ante semejante información a la que seguramente nadie accedería, sacó su celular y marcó el número. Y se produjo así el contacto telefónico, porque Dios lo atendió.



- El hombre: Hola, Dios?
- Dios: Sí?
¡Estaba hablando con Dios! ¡Qué emoción profunda! ¡Qué buena información que tiene el Papa! ¡Esta era la oportunidad de su vida! ¡Dios podría escuchar sus pedidos, y le podría decir todo directamente!
Emocionado, continuó con el diálogo:
- El hombre: Puedo preguntarte algo?
- Dios: Por supuesto!
- El hombre: Qué son para vos un millón de años?
- Dios: Un segundo
- El hombre: Y un millón de dólares?
- Dios: Un centavo
El hombre: Dios, puedes darme un centavo?
Dios: Espera un segundo.

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