Por Emilio Nazar Kasbo
Alguno dirá una lógica objeción: “este no sabe nada, no entiende nada, mezcla todo”.
Más allá de que pueda ser cierto de que quien elabora un pensamiento filosófico ha de partir de la ignorancia inicial ante el asombro del intelecto para resolver lo enigmático, algo se debe saber. Y con Sócrates se ha de responder: “yo sólo sé que no sé nada”.
EXPERIENCIA PRÁCTICA
Más allá de lo expresado, indagaremos en la teoría y en la práctica cómo funciona el Postulado del Tercero Objetivo que estamos formulando.
La inquietud surgió, como ya he referido en un artículo anterior, cuando el P. Ismael Quiles ofreció una conferencia sobre el Insistencialismo en La Plata, invitado a tales efectos por el Ministro de la Suprema Corte bonaerense Dr. Héctor Negri, quien fuera a su vez mi profesor de Introducción al Derecho. El P. Quiles explayó su elaboración intelectual, y luego de sus palabras se abrió el debate.
En esa oportunidad, le pregunté acerca del descubrimiento de Dios en la persona humana siguiendo el hilo de su razonamiento, pero también, tras recordarle que fue uno de los traductores de la Suma Teológica de Santo Tomás y por tanto un eminente conocedor del realismo tomista, le pregunté acerca de la compatibilidad de la corriente realista con la visión insistencialista en particular y la “idealista” que parte de la subjetividad personal en general. Su respuesta fue que efectivamente se puede alcanzar y vislumbrar la presencia de Dios desde el insistencialismo, y que en general no hay incompatibilidad entre ambas líneas de pensamiento (realista e idealista) debido a su diverso enfoque.
Como vemos, en el párrafo precedente hice alusión a una experiencia personal, vital, pero que a su vez tiene un contenido que atañe a la Filosofía. La expresión de las ideas responde a un fluir de los acontecimientos, ante los cuales se presenta la inquietud filosófica y su resolución. Este es el tipo de pensamiento al que podríamos denominar “existencialista”, aunque preferimos calificarlo como “subjetivo-personal”.
No hay un método para este tipo de pensamiento, y por tanto se descubrirá en qué medida hay filosofía, en tanto haya contenidos filosóficos que no repugnen al sentido común. En esta línea intelectual, se aborda lo concreto, lo individual, incluyendo el instante único e irrepetible, buscando transmitir un contexto en cuyo marco se desarrolla la subjetividad. Así en general discurre el pensamiento “subjetivo-personal”.
NORMA, TEORÍA Y CINISMO
El otro modo de abordar la Filosofía responde a la lógica rigurosa de quien se centra específicamente en la materia de análisis y estudio para desentrañar sus causas y consecuencias. “Conoce verdaderamente quien conoce en las causas”, al decir de Aristóteles. Abordaremos a continuación las diferencias entre ambas orientaciones intelectuales.
Acerca de la objeción de que en este desarrollo se mezclan diversas orientaciones en el abordaje de la cuestión, se debe reiterar la aclaración de que existen dos puntos de partida para la elaboración de un pensamiento filosófico: la realidad del mundo, y la realidad del “yo” como experiencia única y personal.
Pero además, existe una actitud que no explica el mundo, porque no le importa, y que por tanto no se basa en principio lógico ni filosófico alguno: es la actitud del cínico, del necio, que no entiende de razones, y al no entender de razones no puede desarrollar una filosofía propiamente dicha. El cinismo contraría el sentido común, y se complace en ello, como si fuese un divertimento, y todo aquello que repugna al sentido común no puede ser calificado como Filosofía.
Los puntos de partida del pensamiento, el mundo y la subjetividad personal, han dado lugar a numerosas visiones. Las englobamos en su conjunto, en las posturas realista y subjetiva, más allá de los diversos autores que han podido sustentarlas. No entramos a ver cada autor en particular, sino sus rasgos generales, teniendo en cuenta el punto de partida del razonamiento que cada una de estas líneas desarrolla.
DISTINCIÓN FILOSÓFICA
La misión del sabio es distinguir, ya que de ese modo aclara las confusiones. El sabio distingue con la definición.
Efectivamente, descubrimos que hay una diferencia en ambas líneas, la realista y la idealista, que se da principalmente en el reconocimiento o la negación de la trascendencia. La diferencia no es menor, ya que se trata de un salto cualitativo en el reconocimiento de una alteridad idéntica o superior al ser objeto de análisis.
Así, descubrimos que en la línea de pensamiento realista se descubren leyes que rigen al mundo, y la moral siempre ha de responder a tal Ley. Por otra parte, en la línea de pensamiento de la subjetividad personal se descubre la libertad del espíritu, y por tanto la moral consecuente siempre ha de tender al respeto de esta libertad. Ley y Libertad, son consecuencias morales de la línea de pensamiento que difiere en su consideración, cuando realizamos el análisis bajo el Postulado del Tercero Objetivo.
El efecto, desde el realismo la Ley dejará su impronta y ha de imponerse sobre toda subjetividad, ya que por diversas vías se descubren leyes que son generales y que se aplican a los seres que caen bajo su normatividad. A su vez, desde la subjetividad personal, se ha de aceptar la Libertad fundada en la Verdad, y toda Ley ha de ser juzgada para su aplicación en tanto no atente contra la Libertad fundada en la Verdad.
DESVÍOS Y ACIERTOS FILOSÓFICOS
En sus desviaciones, el realismo que niega la trascendencia caerá en la manipulación del universo por el ser humano y para el ser humano, de modo pragmático, con una visión “cortoplacista”.
Asimismo, desde la subjetividad personal que niega la trascendencia se caerá en la imposición de la individualidad por sobre el Universo entero y la sociedad que fuese, con una visión hedonista que será tan extensa como la vida del sujeto en cuestión, para dedicar la vida a “pasarla bien” en el medio de “una fiesta” y mientras esta dure en la versión optimista, o para “pasarla mal” como una “pasión inútil” hasta que se termine la “angustia existencial” en la versión pesimista.
El pragmatismo será la norma de ambas visiones, aplicado a este tipo de pensamientos.
Las desviaciones descriptas implican un apartamiento del sentido común, y en tal sentido no pueden calificarse como Filosóficas.
Esto no sucede en el caso de la corriente platónico-agustiniana ni de la aristotélica-tomista, ya que ambas hasta son armonizables conforme la respuesta del P. Ismael Quiles a la pregunta que le hiciera en aquella oportunidad: ambas reconocen a Dios como Creador, a Dios como Supremo Fin, reconocen al Derecho Natural y la Moral Natural; y además, ambas son compatibles con la Revelación en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia.
ARTÍCULOS ANTERIORES SOBRE EL TEMA:
1) http://diariopregon.blogspot.com/2010/12/la-filosofia-y-el-postulado-del-tercero.html
2) http://diariopregon.blogspot.com/2010/12/consecuencias-del-postulado-filosofico.html
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