Por Silvio H. Coppola
Según un informe privado producido por el IAAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal) y que reprodujera en parte la prensa escrita hace unos días, se prevé que para 2011 y pese a los “mayores gastos por ser un año electoral”, el país no tendría problemas “para conseguir el financiamiento necesario” para pagar todas sus deudas.
Destaca así que en 2010, año en que se cumplimentaron las obligaciones correspondientes, las necesidades de financiamiento fueron cubiertas en gran medida “. . .con los fondos excedentes de los propios organismos del Estado (nota: ANSES principalmente) y por el uso de reservas del Banco Central”.
Así y del mismo modo, se podrían equilibrar las cuentas para el presente año, pese a que se estiman gastos mayores, volviendo a hacer lo mismo, es decir tomar rentas de organismos nacionales y de reservas del Banco Central, que concurre de hecho a la mitad del financiamiento deudor.
Entonces uno se pregunta:
¿Hasta cuándo? ¿Tenemos fábrica de dinero real, sin necesidad de apoyo en oro o divisas? ¿Arreglamos todo nada más que imprimiendo más billetes? ¿Para qué están las reservas del Banco Central? ¿Y si el llamado “excedente” no está para sostener el valor de la moneda, no se podría usar para algo diferente que pagar deudas sin investigar? ¿Qué pasa con los fondos de los jubilados? ¿Si se toman para pagar parte de la deuda externa, qué pasará si no se “devuelven” por el prestatario o cuando se devuelvan están desvalorizados? ¿Jugamos con la suerte de todo el sistema provisional? ¿Y lo mismo con los otros organismos del Estado en su carácter de recaudadores? ¿Todo esos ingresos van al barril sin fondo de la deuda externa? ¿Y todo porque no se consigue entrar a los mercados internacionales de capital? ¿El Banco Central tiene como principal misión contribuir al pago de la deuda? ¿Y qué pasará con la deuda creada a su favor?
En fin, muchas preguntas, para este tema escabroso de la deuda externa. Lo que parece indudable, es que no se podrá indefinidamente tomar los fondos de otros organismos del Estado (Anses, Banco Nación, Afip, etc.) indefinidamente, ni mucho menos disponer de las reservas del Banco Central, para cumplimentar aquella. De todas maneras, desde el punto de vista del gobierno, es salir del paso como sea, más en un año de elecciones.
¿Y después? Espero que no estén pensando como Luis XIV “Apres moi la deluge”.
LA PLATA, marzo 21 de 2011.
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