El Gobierno rebelde
fijó ayer la hoja de ruta para una transición «pacífica y democrática» a
la nueva Libia, que será un Estado democrático e independiente, con
Trípoli como su capital, el islam como su religión, el árabe su lengua y
la sharia (ley islámica) como principal fuente de derecho. Los grupos
minoritarios y todos los sectores de la sociedad serán respetados, según
la declaración del CNT, aunque eso no es lo que está ocurriendo en
estos primeros momentos.
Las ONG Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW) y Médicos sin
Fronteras (MSF) denunciaron ayer los abusos y la persecución que sufren
los africanos subsaharianos en Trípoli: los rebeldes los acusan de ser
mercenarios de Gadafi y están llevando a cabo arrestos masivos.
Darrad prometió que
la nueva Libia será un Estado de Derecho, no como la de Gadafi. Para
ello, el CNT ha establecido una serie de plazos para crear un gobierno
de transición en un plazo de 30 días; en 8 meses se elegirá una
Conferencia Nacional Pública, encargada tanto de elaborar una
constitución como de convocar elecciones en 18 meses, que contarán con
la supervisión de Naciones Unidas. Pero para que eso ocurra, el CNT
tiene que declarar que Libia está totalmente «liberada» y eso sólo
ocurrirá cuando Gadafi sea capturado. Darrad ha dicho que si éste no se
rinde y es encontrado, el CNT tiene la libertad de matarle. Ésta parece
ser la idea de justicia que se impondrá en la nueva Libia, donde ayer
los niños jugaban con pistolas de plástico en la principal fiesta musulmana.
Fuente: La Razón de España
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