Por Emilio Nazar Kasbo
Sólo una mujer queda embarazada de un varón y puede tener hijos. Esta es la base de la familia.
¿Qué se está esperando en la Argentina? ¿Tal vez una reacción que salte de donde sea para reprimirla el Gobierno y victimizarse? ¿Será peor reaccionar que no reaccionar de algún modo?
¿Es todo tan "natural" que es aceptado con total comodidad desde el sillón con que mira la TV?
El país con gobernantes blasfemos, apóstatas, malditos y posesos, soporta en silencio el peor colapso económico extendido por años hasta el presente, recibiendo los mendrugos de míseros planes sociales que marginan a la población, sin justicia social, sin dignidad, sin trabajo, sometidos como esclavos a una condición en que el único alimento "espiritual" es el vómito que sale de las pantallas cotidianamente. Hambre, miseria, inseguridad, animalidad por todas partes, la cultura de lo feo, la inmoralidad de lo abyecto, imperan en el clima de los medios de comunicación. Odio, resentimiento, venganza, son las consignas gubernamentales.
¿Cuándo acabará esta situación? ¿Cuándo se dirá BASTA? ¿Cuál es el límite? Porque no solo los "votantes" están en esta situación tan marginal, sino que están comprometiendo el futuro de sus propios hijos, sujetos a una degeneración desde el corazón mismo del gobierno.
El ejército ahora dejará las exigencias de austeridad y rudeza militar para pintarse las uñas.
El país está acostumbrado a las provocaciones, tan acostumbrado que ya no reacciona a nada.
No es la muerte de Candela lo que debiera hacer reaccionar a la población, sino el olvido del Catolicismo, que es el origen, raíz y esencia de nuestra Patria, y sin el cual no somos nada.
Una Caridad mal entendida lleva a tolerar lo intolerable, a soportar lo insoportable. Impera hoy lo antinatural, pero sólo en los medios de comunicación y en familias que habrán entregado su voluntad a las órdenes de lo que diga la pantalla, a la cual dan más credibilidad que al Evangelio mismo. El resto no quiere semejantes males en su familia, pero no sabe cómo detenerlo ni tiene herramientas para ello.
Es un error pensar que un colapso económico o un caso como el de Candela o como el de cualquier otra víctima de este perverso sistema satánico que nos gobierna, sea la chispa para suscitar una reacción que ordene a nuestra Patria y la resucite. Es suficiente cualquier acto blasfemo de los que habitualmente se producen para ello, porque así lo establece el Primer Mandamiento.
Porque la Argentina debe resucitar. La han asesinado los malos gobiernos cómplices del mundialismo, de la globalización, de esa sinarquía internacional que gobierna desde la ONU y desde los organismos internacionales.
¿Habrá que descartar a los sacerdotes y Obispos que se callan? Seguramente, aunque será Dios quien les pedirá cuentas, porque a quien más se le ha dado, más se le pedirá, y a quien entierra sus talentos, éstos les serán quitados.
La Argentina ha muerto. Esto que hay hoy no es una "nueva Argentina", es un ESPECTRO de lo que antes fue un país vivo y con impulso, con alegría en sus calles y con la Felicidad de Cristo en sus corazones. Recemos para que la Argentina Resucite. No tenemos otra herramienta en nuestras manos.
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