Por Carlos Manuel Acuña
Una vez más y como ha sucedido
cíclicamente a lo largo de la historia política del país, el territorio de
Buenos Aires es el epicentro de una crisis política que esta vez ha sido
provocada por el Poder Central. Este, en su deseo de asegurar su supervivencia
y afirmarse pese al derrotero adverso que dictan las actuales circunstancias,
no duda en agotar toda clase de maniobras que se ven facilitadas por la
debilidad de la estrategia defensiva que ejecuta el gobernador.
Para hoy se esperan diversas
marchas organizadas por sindicatos de distintas tendencias, que se oponen al
desdoblamiento del pago del medio aguinaldo por la falta de recursos. Esto
último sucede porque es el propio gobierno federal (es una forma de decir) el
que no le gira los fondos que le corresponden a la administración centrada en
La Plata, con el claro objetivo de perjudicar el futuro político de Daniel Scioli. Sin embargo, por la
forma en que evolucionan los acontecimientos, es la misma Cristina W. Fernández quien de rebote sufrirá las consecuencias de
este proceso que queda registrado a través de la caída de su imagen, a la
inversa de lo que sucede con Scioli
quien, pese a todo, goza de una mayor popularidad. Obviamente, todo esto se
proyecta hacia las elecciones legislativas del año que viene que, a su vez,
servirán para dibujar el perfil político presidencial de 2015.
Como parte de las movilizaciones
sociales, hoy -en realidad esto se prepara desde hace un tiempo- la Policía
Bonaerense pondría en marcha una serie de protestas que culminarían con un
autoacuartelamiento el próximo 9 de julio. Obviamente, la situación que se
crearía marcaría un punto máximo en este proceso de crisis que no puede dejar
de vincularse con la extensión de la violencia que el movimiento de "Los
Dragones" inició en las instalaciones petroleras ubicadas en el Cerro
Dragón, de la provincia del Chubut, donde prácticamente quedó paralizada toda
la actividad extractiva de petróleo en la zona, lo que significa un gran
porcentaje de la capacidad nacional en la materia. Como curiosa coincidencia,
la policía de la vecina Santa Cruz hace unas horas inició una huelga desde Caleta Olivia, lo que habla de un
contagioso descontrol que ofrece características especiales como, por ejemplo,
el no abandono de los lugares de trabajo vestidos con ropas civiles. Con
facilidad, podemos hablar de la tantas veces mencionada anarquía, que para
hacerse ver necesita de esta clase de sucesos que se anudan entre si y crecen
paulatinamente pero sin pausa.
Esto está agravado por la
decisión del kirchnerismo de no reprimir bajo ningún concepto, con lo que el
panorama se ensombrece y despierta inquietudes sin respuesta. ¿Que sucederá con
la Bonaerense? Esta se expresa a través de un Movimiento Policial que tiene
varios componentes, entre ellos a los Pañuelos Azules que agrupa y representa a
las familias de los servidores de uniforme que murieron en manos de los
delincuentes. Precisamente, además de bregar por el pago completo del medio
aguinaldo y otros beneficios concurrentes, la Policía de Buenos Aires exige una
modernización de su equipamiento que le permita ser más eficiente en sus
funciones. El reclamo es algo más que un detalle que se complementa,
necesariamente, con una adecuación legal para que deje de ser una lacra el
hecho que afirma que luego de un enfrentamiento, es el policía quien corre el
riesgo de quedar preso y condenado, en tanto los delincuentes quedan amparados
por lo que comúnmente se denomina garantismo.
Por cierto, ayer el mismo jefe de
Policía, comisario general Hugo Matzkin
evaluaba la situación con quienes deben ser sus subordinados que, además, no
pueden extraerse de otra circunstancia que es el apoyo de las izquierdas a
través de la CTA a las exteriorizaciones que crean un alarmante escenario
general y no sólo en Buenos Aires, sacudida por la falta de fondos.
Como si esto fuera poco, se sabe
que en medio de este descontrol fogoneado por la Casa Rosada, igualmente surgió
desde allí la propuesta de un cambio de gabinete provincial, propuesta que
debería concretarse con un cambio parcial de gabinete, con nuevos titulares de
las cartera que serían claros partidarios del kirchnerismo "puro", si
es que existe. Para los analistas, incluso los más cercanos a Scioli, sostienen que si éste acepta
"se bajaría completamente los pantalones", con lo que se esfumaría su
posibilidad de convertirse en una alternativa presidencial a futuro. Por
cierto, si esta variable se convirtiera en realidad, el primero en dejar el
cargo sería el ministro de Seguridad, Dr. Casal,
un enemigo formal de la línea dura y más avanzada de los Kirchner y con Horacio
Verbitsky a la cabeza. Toda una definición.
Para confundir más todavía lo que
ocurre, después de la media noche comenzaron a circular por la red cibernética
las versiones más encontradas y entre ellas, el mensaje que a través de Twitter
distribuyó el piquetero oficial mejor pago del país, Luis D' Elía, quien aseguraba que la movilización policial sería
una maniobra de Scioli y por ende de
Casal. Todo bastante claro, dado
quien es el autor del mensaje. Para mayor asombro o si se prefiere, mayor
confusión, el radicalizado vicegobernador Gabriel
Mariotto podría quedar relativamente marginado de estas maquinaciones que
incluyen la aparición de un presunto Movimiento Nacionalista que se ocupa de
pintarrajear las paredes de los numerosos locales que abrió La Cámpora -nada de
bombas, por cierto- gracias al generoso presupuesto que le permite expandirse y
a recibir generosos sueldos para pagar a sus tentados militantes.
Para concluir por hoy, diremos
que la Casa Rosada o la Quinta de Olivos para ser más precisos, está dispuesta
a jugarse el todo por el todo, aprovechar la ausencia de una oposición
organizada y apuntar hacia el 2015 con el camino desbrozado de dificultades,
sin detenerse en riesgos dignos de una mejor causa. Y ya que mencionamos a
causas mejores, no podemos cerrar este comentario sin hacer una pasada por la
provincia de Salta, donde su gobernador, Urubey,
ahora cayó en desgracia con Cristina.
Allí, el titular de la unidad militar con jurisdicción en el lugar -general de
Brigada Emilio Jorge Luis Rodríguez-
donde se levanta el monumento a los Héroes de la Batalla de Manchalá que
significó otra derrota de la guerrilla marxista que operaba en Tucumán, podría
aceptar la votación de los ediles que pidieron la remoción de este simbólico
homenaje. Por eso, ya surgieron dificultades que se viven pero no se mencionan.
Como podrá observarse, todo concuerda.
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