Según informó el Observatorio de Bioética de
Valencia en su última publicación de Provida Press N° 396, el diagnóstico
prenatal pone en peligro la supervivencia del ser humano con síndrome de Down.
Según dicho informe, “actualmente los ginecólogos
recomiendan la amniocentesis a las embarazadas con más de 35 años, test
agresivo pues conlleva una mortalidad del feto de alrededor del 1%, que, casi
sin margen de error, diagnostica si el feto padece una trisomía 21 (síndrome de
Down) o alguna otra alteración genética; test que no siempre se realiza con el
consentimiento de la embarazada, a pesar del riesgo que puede suponer para el
feto y eventualmente para la propia madre”.
“Esta práctica está favoreciendo una clara política
eugenésica, pues, solo en USA y en Inglaterra, ha provocado que más del 95% de
los fetos diagnosticados con síndrome de Down terminen en aborto. Únicamente
parece que tengan opción de nacer los hijos de madres de menos de 35 años, pues
a ellas no se les practica sistemáticamente esta técnica diagnóstica”, afirma
la publicación.
Además, informa que “los datos anteriormente
mencionados ponen de manifiesto la disminución de recién nacidos con síndrome
de Down. Es ésta una auténtica plaga eugenésica, término que, desde la segunda
mitad del siglo XX ha sido considerado universalmente con horror, fruto de
dictadores fratricidas, filósofos xenófobos y científicos sin escrúpulos éticos”.
Según el Observatorio de Bioética, “la sociedad
internacional, en ese período, queriendo proteger a la Humanidad, creó
organizaciones supranacionales, reiteró la Declaración de los Derechos Humanos
y fomentó en la legislación de los Estados la igualdad de derechos de todo ser
humano por el solo hecho de serlo. Sin embargo, estas prácticas continúan y el
aborto eugenésico es una realidad en proceso de expansión. La comunidad científica
y las estructuras supranacionales lejos de detener ese proceso, hoy, parecen no
tenerlo en cuenta.”
Finalmente, la nota firmada por Manuel Zunín, fechada el 12-VI-2012,
concluye sosteniendo que “la puesta a punto de una nueva técnica científica va
a permitir que en el primer trimestre del embarazo los médicos puedan
diagnosticar si el feto padece un síndrome de Down u otras deficiencias genéticas,
sin necesidad de un análisis invasivo. Nos parece que ello podría favorecer la
generalización del diagnóstico de las alteraciones genéticas fetales, que
estamos comentando, favoreciendo el aborto eugenésico, con el consiguiente
peligro grave que ello supone para los fetos con alguna alteración genética,
especialmente para los fetos con síndrome de Down”.
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