Por Malú Kikuchi (8/7/2012)
El 2012
viene mal. No sólo vienen mal la política y la economía, el aumento del delito
es atroz.* “Cada 2 días un robo termina en homicidio”. “Cada 19 días se asesina
un policía”. No se conocen cifras de violaciones, ni de actos de pedofilia, ni
de trata de personas, ni de secuestros de cualquier tipo, sin mencionar
pequeñeces como asaltos a mano armada, arrebatos, robos y otras delicadezas.
Hoy la Argentina es un país muy generoso para con los delincuentes, y muy avaro
para con la seguridad de sus contribuyentes.
Buscando
razones para el desmedido aumento de la inseguridad, ¡hasta Aníbal Fernández admitió que no era
“una sensación”! Lo primero que se piensa es en la droga. Hemos dejado de ser
un país de paso, ahora consumimos, fabricamos y exportamos, sin permiso de Moreno. Y las transacciones se cobran en US$, sin
permiso del BCRA, ni de la AFIP.
Se sabe
que el PACO (pasta de cocaína, o sea los restos de la misma aumentada con
cualquier porquería), afecta el centro de la conducta, donde se alojan las
inhibiciones que nos permiten convivir en sociedad. Al desaparecer las
inhibiciones, matar es simple.
La
importación de cocaína, sumada a la producción “made in Argentina” de elementos
destinados a las drogas químicas, hoy muy buscadas en los países del 1° mundo,
hacen de Argentina un destino altamente requerido por los narcotraficantes. Y
son bienvenidos, ya que el más que permisivo sistema inmigratorio argentino,
les facilita la entrada, y la estadía. Entra cualquiera.
Y mientras
se discute la posibilidad de mandar a una de las 2 cámaras un anteproyecto
sobre la legalización del aborto, la pregunta es redundante, para qué discutir
al respecto, si los asesinos hacen abortar a las futuras madres, a tiros. Ya
van 3 bebés nonatos asesinados.
El
PACO, las demás drogas y el hecho de tener un alto porcentaje de jóvenes entre
18 y 24 años Ni/Ni, ni estudian ni trabajan, son parte de la explicación. Pero
sólo una parte. El resto es responsabilidad del poder judicial de la nación,
que ha sido adoctrinado en materia penal, con una visión distorsionada sobre el
delito y los delincuentes. Eso que está mal, lo han aprendido muy bien. Y para
desgracia nuestra, lo ponen en práctica.
Es así
que los violadores son liberados para que vuelvan a violar, lo mismo que los
asesinos que “salen a trabajar de día” (¡y eso que es difícil para alguien
preparado y honesto conseguir trabajo!), para volver a matar. Y los ladrones, y
los secuestradores y ¡los menores! Cometen delitos de mayores… pero como no lo
son, pasan a ser inimputables. Y vuelven a delinquir.
Todo
esto parte de una sugestiva y disolvente teoría, mal llamada “garantista”, ya
que garantistas son los que creen y sostienen y defienden las garantías
constitucionales. Estos jueces son “abolicionistas del Código Penal”. Del
actual, y vaya Dios a saber lo que harán con el que están redactando.
Se
parte de la base que el hombre es bueno, la sociedad lo convierte en malo.
Concepto desarrollado por Jean Jacques
Rousseau en mediados del 1700. Ergo, la culpable de cualquier delito es la
sociedad, que ha sido injusta para con el “pobre” asesino, violador, ladrón,
secuestrador, etc, etc, etc.
Al
frente del equipo de abogados penalistas que están trabajando en la reforma del
Código Penal, está Eugenio Raúl
Zaffaroni. El Dr. Zaffaroni es
(dicen), un prestigioso jurista especializado en Derecho Penal. Hoy es Juez de
la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Sostiene Zaffaroni que:
“La idea misma de
peligrosidad aplicada al hombre es contraria a los Derechos Humanos, porque
todo hombre es persona y el concepto de ‘persona’ y el de ‘peligrosidad’ son
incompatibles”, Manual de Derecho Penal,
Parte General, Editorial EDIAR, año 2000, página 87.
Con las
disculpas del caso, disiento y pregunto: 1) según el DRAE, “hombre es un ser
animado racional, varón o mujer”. 2) “Persona” es un individuo de la especie
humana, varón o mujer. Ende, todo hombre es persona, ¿y? 3) siempre según el
DRAE, “peligro”, es riesgo o contingencia de que suceda algún mal, o estar
expuesto a un daño. Admitamos, siguiendo el razonamiento de Zaffaroni, que el hombre no puede ser
peligroso por ser hombre. Pero la sociedad lo convierte en delincuente, por lo
tanto en peligroso. Y la sociedad ¿está compuesta por ballenas francas, osos
pandas, o ácaros, o chimangos, o por personas?
Con
esta clase de ilógica lógica, tenemos la inseguridad que padecemos. Los jueces
piensan mal, los ciudadanos sufrimos esta aberrante filosofía de compadecer al
criminal y criminalizar a la sociedad, que está formada por “personas” que se
supone no pueden ser peligrosas. ¿O algunas si y otras no?
¿Cuál
es la vara con la que miden Zaffaroni
y sus seguidores a los hombres “buenos” obligados a delinquir por culpa
nuestra, que por lo visto somos peligrosos como sociedad, por lo tanto no somos
personas? Pero sí somos “seres” agredidos, maltratados, despojados hasta de
nuestras vidas, justamente ¿porque no somos personas? Difícil de entender.
Si ya
es difícil sobrevivir en Argentina, con el nuevo Código Penal que se avecina,
sobrevivir entrará en la categoría de milagro. ¡Que Dios nos ampare! El poder
judicial no lo hace, ni lo hará.
*
Diario La Nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los mensajes son moderados antes de su publicación. No se publican improperios. Escriba con respeto, aunque disienta, y será publicado y respondido su comentario. Modérese Usted mismo, y su aporte será publicado.