jueves, 6 de septiembre de 2012

“EL ASCO DE SUPRIMIR LA LIBERTAD” – CARTA DE LECTOR





Por Jorge Omar Alonso

“Un alumno de 16 años podría ser sancionado por la dirección de una escuela secundaria de la ciudad cordobesa de Villa General Belgrano porque escribió en el libro de visitas de una muestra sobre Eva Perón que la presentación le había dado "asco”. Así fue la información.
Había manifestado Benjamín Constant que: “la libertad individual es la primera necesidad del hombre moderno”.
Y prosiguió: “Por libertad me refiero al triunfo no solo de la independencia de lo individual, tanto por sobre la autoridad que podría gobernar mediante el despotismo, como por sobre las masas que querrían subordinar la minoría a la mayoría”
Desde Benjamín Constant, se admite generalmente que la "libertad de los modernos" consiste en el goce apacible de la independencia privada y que ello implica la renuncia a la "libertad de los antiguos" a la participación activa en el poder colectivo, pues eso conduce a someter el individuo a la comunidad.

Esta misma tesis ha sido reformulada en un artículo célebre por Isaiah Berlin, quien distingue entre la concepción "negativa" de la libertad, entendida simplemente como ausencia de coerción, que exige que una porción de la existencia humana permanezca independiente de la esfera del control social, y la concepción "positiva" de la libertad, la cual proviene del deseo del individuo de ser su propio amo e implica la idea de realización y logro de la verdadera naturaleza humana.

Esta segunda concepción es potencialmente totalitaria para un liberal, puesto que toda concepción positiva de la libertad es antimoderna, puesto la idea de que la libertad no puede ser asegurada más que en una comunidad que se autogobierna, aparecen como adversarios de la modernidad.

En los Discursos, Maquiavelo propone una concepción de la libertad como capacidad para los hombres de perseguir sus propios objetivos,  afirmando al mismo tiempo que con el fin de asegurar las condiciones necesarias para evitar la coerción y la servidumbre, que harían imposible el ejercicio de esta libertad individual, es indispensable que los hombres cumplan con ciertas funciones públicas y cultiven las virtudes requeridas. Para Maquiavelo es necesario practicar la virtud cívica y servir al bien común, a fin de garantizarnos el grado de libertad personal que nos permitirá perseguir nuestros propios fines.

Al hablar de la libertad no podemos soslayar la idea del Liberalismo.
Éste tal como se entiende, enfatiza sobre la idea de la libertad por sobre la autoridad.
Al respecto los teóricos liberales Liam Murphy y Nagel Thomas afirman: “La autoridad del Estado sobre el individuo no es ilimitada. Los individuos conservan cierto grado de soberanía sobre sí mismos, aun cuando sean integrantes de un orden social colectivo”
Es necesario enfatizar que la responsabilidad última de una persona por sus propias creencias, juicios o acciones, se encuentran fundamentadas en la exigencia de ser libres.
La libertad de pensamiento, nos dice el profesor Charles Fried en “La libertad moderna y los límites del gobierno”, es la libertad preeminente de una importancia diferente a las demás libertades.
La libertad de la mente le niega al gobierno la autoridad de controlar sus juicios.
Haciendo referencia a un clásico de George Orwell como lo fue “1984”, si el gobierno pudiera controlar nuestros juicios, terminaríamos como lo que se especifica en aquel relato.
La demanda por la libertad de la mente es un compromiso más fundamental que el compromiso con la democracia y con el gobierno propio.
Es un compromiso con la individualidad, con las propiedad de uno mismo explicita el profesor Fried.
Ahora que se habla del proyecto de conceder que la juventud a partir de los 16 años pueda votar, aquel joven cordobés dio muestras de saber cómo usar su libertad de opinión.-
Jorge Omar Alonso

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