MONS. HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata, que acaba
de llegar de Roma, donde participó como Padre Sinodal elegido por el Papa Benedicto XVI de la XIII Asamblea General Ordinaria del
Sínodo de los Obispos que tuvo tema de análisis “La nueva evangelización
para la transmisión de la fe cristiana”, realizó su reflexión televisiva semanal, en el programa “Claves para un Mundo
Mejor” (América TV), mediante un reportaje donde dio cuenta de ese gran acontecimiento eclesial
internacional.
Durante la nota con el
conductor y creador del programa “Claves para un Mundo Mejor”, el periodista Tito Garabal, el prelado
platense explicó los temas centrales propuestos, comentó como fue esta primera
experiencia como participante de un Sínodo Internacional, detalló cómo era la
cotidianeidad de la tarea en esos días, compartió anécdotas, señaló la mirada
sinodal sobre los medios de comunicación y se refirió a su mirada de Benedicto
XVI a quien tuvo durante la Asamblea Sinodal a escasos metros de donde estaba ubicado y
con quien compartió diversas concelebraciones.
Mons. Héctor Aguer comentó que se habló de “Conversión que no es cambio de estructuras
pastorales o de métodos”; que hubo “una valoración altamente positiva de la Parroquia” como un verdadero “centro misionero y por
tanto articulada orgánicamente en su interior, con gente preparada para eso”; se refirió a las
conclusiones y propuestas finales de los Padres Sinodales; explicó que “se habló mucho de los nuevos
medios, de las nuevas tecnologías” y “el hecho de que los jóvenes vivan en el mundo
virtual”.
Por último tras afirmar que “el Papa es un hombre de Dios,
evidentemente” ahora “probablemente prepare una exhortación apostólica en la que no
solamente recogerá las proposiciones, si le parecen bien, sino que, y esto me parece lo más interesante
a mí, nos brindará su pensamiento acerca de esto” que supone será “una exhortación a vivir en serio la vida cristiana”.
“Una cosa más me gustaría
destacar es la celebración del Año de la Fe y la liturgia papal que realmente es una cosa
bella. El Papa habla frecuentemente del camino de la belleza para llegar a
Dios. La
Liturgia
no es solamente la realización del misterio, de la presencia de Cristo muerto y
resucitado por nosotros sino que es también un camino para barruntar lo que es
la belleza de Dios, lo que es la belleza de la fe. En ese sentido la Liturgia es pedagogía. El Papa en
ese sentido es un maestro. Y uno lo percibe inmediatamente”, concluyó.
Adjuntamos el texto completo del reportaje a Mons. Héctor Aguer:
¿Cómo ha
sido la experiencia del reciente Sínodo?
“Creo
que es la percepción de que estamos empeñados en la obra de Dios, en la misión
de Cristo, y por tanto había un deseo de satisfacer las exigencias de esa
misión, de una constante apelación a la presencia continua del Espíritu Santo”.
“Hablamos de una
conversión. Conversión que no es cambio de estructuras pastorales, por ejemplo,
o de métodos sino que hay cosas que habrá que revisar porque muchas de ellas
son contingentes si no hay cambio personal y comunitario”.
“A mi me sorprendió
gratamente que, por ejemplo y para definir algo muy particular, ha habido una
valoración altamente positiva de la Parroquia. ¿Por qué? Hace unos años cundió una especie
de crítica. Aquí se habló de la Parroquia como algo central para la transmisión de la
fe y para la nueva evangelización pero de una Parroquia que no sea un sitio
poco abierto, digamos así, donde la iglesia está siempre cerrada o
exclusivamente dedicada a esperar que la gente venga para recibir servicios
religiosos sino una Parroquia que sea un centro misionero y por tanto
articulada orgánicamente en su interior, con gente preparada para eso”.
“La idea fundamental
acerca de la transmisión de la fe es que el sujeto es la Iglesia toda, no solamente el
Papa, los Obispos, los sacerdotes, los católicos más empeñados en la vida
pastoral como colaboradores del Párroco, por ejemplo, sino de todos los
cristianos, todos los miembros de la Iglesia”.
“Eso supone un cambio de
perspectiva y a eso se le da el nombre clásico de conversión. Ahora la cuestión
concreta es cómo se hace, cómo se logra efectivamente eso. De hecho había una
intención muy fuerte puesta en ese tipo de renovación”.
¿Cómo era la tarea
durante el Sínodo?
“La Congregación General de la mañana comenzaba a
las 9, cuando había congregación general, con el canto de la hora tercia de la Liturgia de las Horas. Muy bello,
en latín, con el coro que nos acompañaba todo el tiempo y el Santo Padre
asistió a muchas, a la mayoría de las Congregaciones Generales”.
“Después de la oración de
la
Hora Tercia comenzaba el programa sinodal. Al principio se escucha al relator
general, el Arzobispo de Washington quien proponía la relación antes de la
discusión, es decir que a partir de un instrumento de trabajo él ofrecía
algunos caminos para la discusión sinodal”.
“Luego, y eso duró más de
una semana, las intervenciones de los Padres Sinodales. Cada uno tenía cinco
minutos y ahí estuvo la mía también de la que hablamos en el programa anterior”.
“Luego en la congregación
de la tarde, en la última hora, de 18 a 19, había discusión libre, a la que uno podía
anotarse. Todo es electrónico y si el tiempo daba, teníamos 3 o 4 minutos
también para intervenir libremente. Esto dio una mayor agilidad y debo destacar
que este debate es una novedad que el Papa Benedicto XVI hizo instrumentar hace
un par de sínodos”.
“Después, cuando
terminaron las intervenciones de los Padres Sinodales, comenzó el trabajo en
los grupos menores, en los círculos lingüísticos. Había dos de lengua española,
tres inglés, uno de francés, dos de italiano y uno de alemán. Y en los grupos,
en los círculos menores como se los llama, éramos unos 25 o 26 en el nuestro,
había que ir esbozando las proposiciones”.
“En total se reunieron
como 350 proposiciones que luego pasaron a la Secretaría General y de allí al Relator
General, con el Secretario especial y sus ayudantes, las trabajaron como
resumiéndolas y dejaron finalmente 57 proposiciones. Luego eso volvió a los
círculos menores para que se propusieran modificaciones y por cada círculo
menor pasan todas las proposiciones. Ahí se proponen modificaciones que luego
el Relator General con sus colaboradores acepta o no, introduce o no, y se hace
un elenco de proposiciones que es lo que hay que votar finalmente por sí o por
no”.
¿Alguna anécdota que
recuerde o algo que le haya llamado particularmente la atención?
“Hay
que recordar también que además de los Padres Sinodales había auditores,
hombres y mujeres, algunos religiosos y religiosas pero también muchos laicos.
Ellos si querían podían intervenir y se les daba oportunidad de intervenir”.
“Me impresionó especialmente
la intervención de un auditor, un joven de 23 años, catequista de la Diócesis de Roma, que comenzó
exposición diciéndonos: “Ustedes hablaron de cómo les parece que los
laicos debieran empeñarse en la Nueva Evangelización y yo quisiera hablar de cómo
me parece que debieran empeñarse los sacerdotes. Como nos parece a los jóvenes
que deben ser los sacerdotes que hoy necesitamos. Hizo una exposición realmente
admirable sobre como el joven de hoy quiere un sacerdote integro, bien formado,
que tenga una base cultural sólida, un hombre de fe ardiente, totalmente
entregado al Ministerio”. Fue recibido con un aplauso, fue el aplauso
más importante del sínodo. Realmente fue conmovedor porque yo creo que el
muchacho este dio en el clavo”.
“La cuestión es ésta: la
transmisión de la fe hoy requiere de la participación de todos. Una
participación por supuesto articulada, orgánica pero cada uno en su ambiente.
Se habló, por ejemplo, de la importancia de la familia, que es algo que con la
crisis de la familia, los desastres que ocurren y todo lo demás ha quedado muy
aminorado”.
“Luego, yo decía al
comenzar que se señaló la importancia de la Parroquia y también la importancia de lo que se llama
el primer anuncio. Esto tiene que ver con el concepto mismo de Nueva Evangelización”.
“Las primeras
proposiciones entregadas al Papa se refieren a la naturaleza de la Nueva Evangelización. Y en esto ha habido un
deslizamiento del concepto. En el instrumento de trabajo, y el Santo Padre
varias veces ha hablado de eso, la Nueva Evangelización parecía referirse a los
países de vieja cristiandad donde la fe hay quedado muy aminorada, donde hay
deserciones de la vida de la Iglesia. Pero también se extiende a regiones, a países
enteros en los que el Evangelio todavía no ha llegado a todos”.
“Entonces allí lo
fundamental es el primer anuncio, el primer anuncio que es, en griego, lo que
se llama el kerigma y es el anuncio de que Dios nos ha enviado a su Hijo Jesucristo que
murió y resucitó por nosotros y que vive en la Iglesia y allí nos comunica su Espíritu. Ese núcleo
esencial es lo que hay que todavía predicar y no solamente en ese mundo,
podríamos decir todavía pagano para darle un nombre, sino también a los fieles
de nuestras comunidades hay que recordarles lo central de la vida de la fe y
aprovechar el Año de la Fe y relacionar estas dos realidades y aprovecharlo para que ellos
puedan tener ámbitos de formación integral de tal manera que estén preparados y
puedan asumir ese papel de ser sujetos en la transmisión de la fe”.
¿El tema de los medios de
Comunicación estuvo presente en esta Asamblea del Sínodo?
“Sí
se habló. No se habló de “Claves para un Mundo Mejor”, tampoco de la televisión
pero se habló mucho de los nuevos medios, de las nuevas tecnologías. Y esa es
una cuestión difícil de instrumentar en este orden porque, por ejemplo Monseñor Claudio Celli, que es el
Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, planteó el
hecho de que los jóvenes vivan en el mundo virtual”.
“Ahora bien: ¿cómo entra
el mensaje cristiano en el mundo virtual? Lo enunciamos como una necesidad,
como algo que hay que afrontar pero, tengo la impresión, ya que yo soy medio antediluviano, que no hay
recetas para esto. Hay que ir ensayando y sobre todo esto, que también se dijo
en alguna de las reuniones, muchas veces la entrada de los chicos en el mundo
virtual es para vivir en la pavada. Entonces: ¿cómo sacarlos de la pavada a la
seriedad de estas cosas fundamentales en el estilo que corresponde a la
juventud, en el modo de exposición que ellos puedan captar y entusiasmarse? Yo
diría, sobre todo aquí sí, el anuncio es presentar a los jóvenes la figura de
Jesús”.
¿Cómo continua ahora todo
ese trabajo realizado por los Padres Sinodales y cual es la conclusión que
quisiera que llegara a nuestros televidentes?
“El
Papa probablemente prepare una exhortación apostólica en la que no solamente
recogerá las proposiciones si le parecen bien sino que, y esto me parece lo más
interesante a mí, nos brindará su pensamiento acerca de esto”.
“Me gustaría decir que el
Papa inauguró las Congregaciones Generales del Sínodo con una breve meditación,
fueron unos diez minutos sin leer, donde, comentando el himno de la Hora Tercia, que es un himno al
Espíritu Santo, hizo una meditación que fue realmente conmovedora. El Papa es un hombre de Dios,
evidentemente. Ahí nos planteaba lo esencial que puede quedar, en todo caso quienes
nos siguen cada sábado en Claves, que es una exhortación a vivir en serio la vida
Cristiana. Eso que decimos que cada uno se sienta sujeto en la transmisión de la
fe, eso es posible si se recrea un nuevo entusiasmo por ser cristiano, y una
nueva comunión con Jesucristo, es el redescubrimiento de nuestra relación con
Jesucristo”.
“Me parece que esa es la
cuestión clave. Si todo esto puede llegar a las distintas comunidades de la Iglesia, a través de los padres
sinodales o de los demás participantes del Sínodo o a través del mensaje del
Sínodo que se ha difundido y que es muy importante, pero sobre todo a través de
la exhortación apostólica que esperamos del Santo Padre, entonces creo que será
una gran bendición para la Iglesia de hoy”.
“Una cosa más me gustaría
destacar es la celebración del Año de la Fe y la liturgia papal que realmente es una cosa
bella. El Papa habla frecuentemente del camino de la belleza para llegar a
Dios. La
Liturgia
no es solamente la realización del misterio, de la presencia de Cristo muerto y
resucitado por nosotros sino que es también un camino para barruntar lo que es
la belleza de Dios, lo que es la belleza de la fe. En ese sentido la Liturgia es pedagogía. El Papa en
ese sentido es un maestro. Y uno lo percibe inmediatamente”.
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