A “Good Day to Die Hard”,
titulada “La Jungla: Un buen día para morir” en España y “Un buen día para ser
Duro de Matar” en Hispanoamérica, es la quinta entrega de la saga de películas
Die Hard, la cual está protagonizada por Bruce
Willis.
La secuencia de la estación de
policía en Brooklyn, donde McClane se entera de que su descarriado hijo ha sido
encarcelado en Moscú, marca la primera aparición del personaje en la película.
Lucy (Mary Elizabeth Winstead,
quien repite su papel de Live Free or Die Hard) deja en el aeropuerto a John
McClane, interpretado por Willis, quien al llegar a Moscú se entera de que
Jack, lejos de ser un criminal, es un agente de la CIA que lleva tres años en
una misión encubierta para proteger a un ladrón convertido en informante ruso,
de nombre Komarov. Después de haber recapacitado, Komarov está decidido a
testificar en contra de su ex socio, Chagarin, y frustrar sus ambiciones por
conseguir un puesto más alto en la política.
“Este es un giro inesperado con respecto a los
escenarios habituales en los que McClane pasa a ser el invitado imprevisto a la
fiesta, que arruina un plan bien concebido de un criminal brillante”, comenta
Young. “En esta ocasión, arruina la meticulosa y peligrosa operación encubierta
de su propio hijo”.
Desde su primera aventura en 1988
en el Nakatomi Plaza, John McClane siempre se ha encontrado en el lugar
equivocado en el momento menos oportuno. Esta vez McClane se enfrentará al
mayor desafío en el que jamás se ha visto metido y en un escenario internacional,
en el cual su distanciado hijo, Jack, se encuentra encerrado en una prisión por
un líder ruso. Padre e hijo tendrán que luchar y trabajar juntos para mantenerse
vivos y derrotar al enemigo.
Bruce Willis es nuevamente el detective John McClane en “Duro De
Matar: Un Buen Día Para Morir”, que se desarrolla en medio de un mortífero acto
de corrupción y una venganza política en Rusia.
Al ser hijo del policía más
famoso de Nueva York, Jack prueba que el dicho “de tal palo tal astilla” es
cierto. Demuestra el sentido del deber, valor y disposición de su padre cuando
se trata de poner su vida en riesgo para proteger a otros.
“Jack ha estado viviendo como
ruso, hablando el idioma e infiltrándose en diferentes grupos para intentar
obtener información secreta de Chagarin y asegurarse que no pueda lastimar a
Komarov en prisión”, comenta Courtney. “Queda impactado cuando su papá llega en
un momento crucial y lo pone al descubierto. No quiere su ayuda; de hecho, no
quiere tener nada que ver con él. Jack está determinado a probar que puede
hacer esto por sí solo, bajo sus propios términos y de que no necesita a nadie
más”.
Con la inminente fecha del juicio
de Komarov, Jack se hace encarcelar de manera intencional para que pueda
vigilar más de cerca al ruso. Cuando los dos hombres son llevados juntos a
corte, Jack asume que tiene todo bajo control. No es así.
Chagarin ha enviado a su secuaz
Alik (Rasha Bukvic) y a un equipo paramilitar a sacar a Komarov de la sala de
juicios. Una explosión ensordecedora arroja repentinamente a espectadores y jurados
en contra y a través de las paredes.
“Los tipos malos irrumpen para
llevarse a Komarov, por lo que la hemos convertido en un drama Brechtiano”,
bromea el director John Moore. “Hacer estallar un edificio no es la manera
habitual para capturar a alguien, porque el riesgo de que se lesione la persona
por la que van es demasiado elevado. Pero debido a que Jack y Komarov se
encuentran en cajas contra balas, se convierte en algo bastante
ingenioso”.
Jack y Komarov logran huir de la
destrucción, y un sorprendido John McClane corre tras ellos. Jack y Komarov se
hacen de un camión, y, con Alik tras ellos en una cercana persecución y John un
poco más atrás en su propio vehículo “prestado”, se embarcan en una de las
secuencias de persecución más espectaculares jamás vistas en cine.
McClane llega a Moscú para
localizar a su alienado hijo, Jack (Jai Courtney), y queda asombrado al
descubrir que éste trabaja de manera encubierta para proteger a Komarov, un
informante del gobierno. Con sus propias vidas en riesgo, los McClane se ven
obligados a superar sus diferencias para poder salvaguardar a Komarov y
frustrar un crimen potencialmente desastroso en el lugar más desolado del
planeta —Chernóbyl.
Cuando McClane se entera de la
verdadera profesión de su hijo, lo llama el “007 de Plainfield, Nueva Jersey”.
Pero es un largo camino de Plainfield a Moscú, y John y su hijo Jack están a
punto de tener una reunión familiar que nunca olvidarán.
Ya han pasado 25 años desde que
Duro de Matar irrumpió con el héroe John McClane, y cambiando el paradigma de
las películas de acción. McClane es alguien con el que uno se puede sentir
identificado. Un hombre normal, común y corriente, a quien las circunstancias
lo obligan a emprender una tarea extraordinaria. Esto es lo que lo diferencia
con respecto a los héroes de cómics de la mayoría de las películas de acción, y
que lo ha convertido en uno de los personajes más populares en la historia del
cine.
Cerca de la entrada al Parque
Freedom Square en Budapest, frente a la embajada de los EEUU, los espíritus de
dos íconos americanos —uno real, el otro cinematográfico, ambos míticos— se
intersecan en la sombra de un monumento de guerra ruso. Una estatua de bronce
de Ronald Reagan mira hacia el
monumento de concreto de casi 5 metros de alto, con la estrella de la ex Unión
Soviética en todo lo alto. A sólo unos cuantos pasos, adentro de un edificio
gigantesco que alguna vez albergó la estación de televisión comunista de
Hungría, el legendario Bruce Willis
se pasea por un set hechizo que hace las veces de una estación de policía en
Brooklyn.
El espectro de la ex Unión
Soviética se cierne a lo largo de todo el parque, así como la estatua de Reagan y la línea narrativa de Duro De
Matar: Un Buen Día Para Morir. Durante los últimos años de la Cortina de
Hierro, los antagonistas rusos de la película, Komarov y Chagarin, idearon un
plan para robar cientos de millones de dólares en plutonio de la planta nuclear
de Chernóbil. Veintisiete años más tarde, el final de esta sinfonía de
latrocinio se llevará a cabo en Moscú, y su clímax resonará a través de los
pasillos de las cortes rusas, las fortunas de los poderosos oligarcas y las
vidas de dos inesperados entrometidos estadounidenses: John McClane y su hijo
Jack.
Willis es McClane, y apreció la
oportunidad de volver a visitar al querido personaje que tiene un hábito por
estar en el lugar equivocado en el momento correcto. ¿Acaso los problemas
encuentran a John McClane o es él quien los busca? “Bueno, ciertamente tiene
una atracción hacia los problemas”, comenta el actor, “pero sí, los problemas
parecen estar decididos a encontrarlo”.
“Me parece una labor interesante
alcanzar los estándares que establecimos en la serie, además de que disfruto
encontrarme con McClane en diferentes etapas de su vida”, continúa Willis. “En
esta historia se encuentra en un momento en el que los hombres tienden a
reflexionar acerca de su pasado. Para McClane, es la relación distanciada que
tiene con su hijo. No han hablado en algún tiempo y la primera noticia que ha
recibido de él es de su arresto en Moscú”.
La premisa del guión (escrito por
Skip Woods y Jason Keller) nació a partir de una idea de Willis, quien estaba
interesado en explorar una historia padre-hijo, teniendo como fondo un
escenario peligroso que los obliga a encontrar una manera de superar sus
diferencias para sobrevivir.
Sus diferencias son abundantes y
profundas. “Jack hace las cosas como deben de hacerse, y John raramente sigue
las reglas y usa cualquier cosa que esté a la mano para lidiar con la
situación”, explica Willis.
El productor Alex Young comenta: “La cuestión se convirtió en cómo podíamos
tomar la médula de esto, la relación entre un padre y un hijo, quienes están
cortados con la misma tijera, pero tienen un pasado tenso y grandes
malentendidos, y colocarlos en un lugar donde están atrapados y no pueden pedir
ayuda”.
El productor Wyck Godfrey dice que el reto de ver a McClane “implementar sus
habilidades en una tierra extranjera, donde es como un pez fuera del agua, es
un elemento intrigante de la película. No conoce el idioma, la cultura, ni sabe
cómo está la situación, así que tiene que hacer algo que nunca antes ha hecho
—confiar en alguien”.
Ese alguien es su hijo. Al igual
que las previas películas de Duro de Matar, Duro De Matar: Un Buen Día Para
Morir gira en torno a los miembros familiares en peligro, y la disposición de
John McClane para hacer lo que sea para salvarlos. En las primeras dos
películas era su esposa; en la cuarta, su hija. Ahora su hijo está en
problemas, y McClane teme que ya sea demasiado tarde para detener el espiral en
el que Jack ha entrado hacia una vida criminal.
“Es algo que John no puede
ignorar porque involucra a su familia —y como hemos visto en películas previas
de Duro de Matar, no te metes con la familia de John McClane”, comenta John
Moore.
Cuando la identidad de Jack es
revelada como consecuencia de la persecución, él y su padre intentan sacar de
manera segura a Komarov de Moscú. El perturbado ruso se encuentra
repentinamente en medio de las discusiones de los McClane y en un lugar más
peligroso que la prisión, dado que John parece ser alguien bastante irreflexivo
y de armas tomar. Pero los tres hombres están decididos a salir de la ciudad
por cualquier medio necesario, por lo que comienzan a forjar una alianza
incómoda.
El actor aclamado
internacionalmente Sebastian Koch comenta: “Komarov sospecha de los McClane e
intenta encontrar la manera de ser parte de la toma de decisiones. Ha cooperado
con la CIA en sus esfuerzos por agarrar a Chagarin, pero él tiene sus propias
ideas de cómo derrotar a su enemigo, y sus propias ambiciones acerca de la vida
después de la prisión. Komarov tiene un hija (Yuliya Snigir) con quien lleva
una relación difícil, así que entiende y es solidario con el distanciamiento
que John McClane tiene con su hijo”.
“Komarov es misterioso”, continúa Koch. “No
siempre es compasivo y no sabemos qué es lo que lo impulsa a hacer lo que está
haciendo”.
No sabemos cómo son los detalles
de la película, pero sí algunos adelantos que nos ha ofrecido la empresa cinematográfica
previo al estreno, que aquí hemos comentado.
¿14 de febrero? Un buen día para
ser Duro de Matar…
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