Por Ricardo D. Díaz
Medios generales de fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio en un país agricultor.
Licenciado Don Manuel Belgrano, Secretario del Real Consulado de Buenos Aires-15 de julio de 1796
(Extracto)
Señores:
Fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio, son los tres importantes objetos que deben ocupar la atención y cuidado de VV.SS.
Nadie duda que un estado que posea con la mayor perfección el verdadero cultivo de su terreno, en el que las artes se hallan en manos de hombres industriosos con principios, y en el que el comercio se haga con frutos y géneros suyos, es el verdadero país de la felicidad, pues en él se encontrará la verdadera riqueza, será bien poblado y tendrá los medios de subsistencia y aún otros que la servirán de pura comodidad.
Atendiendo, pues, a estos principios y deseando nuestro augusto soberano que todos sus dominios logren de la mayor abundancia, y que sus vasallos vivan felices, aun en los países más distantes, tuvo la bondad de erigir este consulado para que atendiendo a los ramos de agricultura, industria y comercio, como que son las tres fuentes universales de la riqueza, hiciese la felicidad de estos países.
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La agricultura es el verdadero destino del hombre. En el principio de todos los pueblos del mundo cada individuo cultivaba una porción de tierra, y aquellos han sido poderosos, sabios, felices, mientras conservaron la noble simplicidad de costumbres que procede de una vida siempre ocupada, que en verdad preserva de todos los vicios y males.
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Todo depende y resulta del cultivo de las tierras; sin él no hay materias primas para las artes, por consiguiente, la industria no tiene como ejercitarse, no pueden proporcionar materias para que el comercio se ejecute. Cualquier otra riqueza que exista en un estado agricultor, será una riqueza precaria, y que dependiendo de otros, esté según el arbitrio de ellos mismos. Es, pues, forzoso atender primeramente a la agricultura como que es el manantial de los verdaderos bienes, de las riquezas que tienen un precio real, y que son independientes de la opinión darle todo el fomento de que sea susceptible y hacerlo que prospere en todas las provincias que sean capaces de alguno de sus ramos, pues toda prosperidad que no esté fundada en la agricultura es precaria; toda riqueza que no tiene su origen en el suelo es incierta; todo pueblo que renuncie a los beneficios de la agricultura y que ofuscado con los lisonjeros beneficios de las artes y del comercio, no pone cuidado en los que le pueden proporcionar las producciones de su terreno, se puede comparar, dice un sabio político, a aquel avariento que por mayor ganancia contingente pospone imponer su dinero en los fondos de un rico, por darlo a una familia que lo gastará en el momento y no volverá capital ni intereses.
Se ha escrito sobre los medios de fomentar la agricultura y hacer que prospere, por antiguos y modernos; y en ningún siglo más que en el nuestro, se han puesto en Europa tantas academias y sociedades, cuyo celo y trabajo merecen la estimación de los verdaderos amigos del bien común, y se han adoptado los premios para recompensar el trabajo de los sabios que se han destinado al estudio más útil de la humanidad.
Manuel Belgrano entendió esto en 1796, en el 2013 nuestro gobernantes no lo entienden ó no lo quieren entender… ¿por qué será?
Extractado de “Escritos Económicos”, Manuel Belgrano, ed. Hyspamerica, 1988 por Ricardo D. Díaz.-
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