Ayer (27 de noviembre de 2013) fui invitado por una camarada a una reunión de vecinos en un Centro de Fomentos de la jurisdicción de La Plata donde asistió el Comisario de la jurisdicción, el Delegado Municipal y dos (2) personas, se me ocurre, ligadas al poder político (un varón y una mujer).
Habiéndose dado por comenzado el “encuentro”, escucho:
(1) A cada vecino expresar la incomodidad de alguna situación padecida, personal. Cierto unas con mayor gravedad que otras. Pero, reitero, “personales”. Esto me llamó pensar si acaso existe o no un espíritu de unidad. Un espíritu barrial llama a la unidad, es decir, “lo que le ocurre al otro me ocurre a mí”. Es ese un gesto inequívoco de solidaridad entre partes
Luego de estas extensas intervenciones, irrumpen dos curiosas apariciones:
(2) En materia de soluciones aportadas, -daré por orden de aparición en (NN A) y en (NN B)-, lo que escuche de dos civiles –varones- de unos entre 45 a 50 años de edad –no más-, decir, y “obviando” (léase subestimando), que una autoridad del Estado -un funcionario policial es eso- allí presente, estas expresiones. (Estos individuo estaban juntos, uno al lado del otro y conversaban por lo bajo durante la reunión). Las propuestas de estos individuos:
N.N. A. “Propongo cortar calles y quemar gomas para que la Policía de una vez por todas realice su trabajo”. Al concluir con su propuesta un N.N B, en voz baja le dice:“Pero con eso les estamos dando una mano a ellos” (…) Pregunto: “ellos”, ¿…los policías…?. Ellos, ¿quiénes son ellos…?). Inmediatamente N.N. B tomó la palabra, diciendo:
N.N. B. “Días pasados ante un inconveniente en mi cuadra, siendo las 01:30 de la madrugada, llame a la Secretaria del Ministro de Seguridad y le solicité que envíe un Patrullero. A la media hora se solucionó el problema.” Esto sonó a jactancia y apremio. Jactancia ante los vecinos; apremio, hacia el Comisario. Evidentemente estábamos ante un puntero político (un negro capanga).
Cuando “el pagado de sí mismo” termino de hablar, tomé la palabra, no niego que un tanto excitado. La excitación pone énfasis a las palabras. Habrá de ser por ello que hubo tanto silencio durante varios minutos en la sala. Dije:
“ No soy de aquí, soy de aquí. Vine a esta vecindad a visitar a una amiga y me pidió la acompañe. No es distinto al nuestro el problema que se les plantea a ustedes. Ocurre en todas las localidades de la Provincia de Buenos Aires, igual. En estas reuniones todos, aquí y allá, inquieren a la Policía por cuanto individualmente ocurre a cada uno. Pero no escucho en ningún lado: “Comisario mire lo que nos pasa”. Resalto el “NOS PASA”. ¿Creen Ustedes que el Comisario no sabe qué les pasa?. ¿Creen Ustedes que el Comisario ignora…?.
¿Nadie advierte aquí que nos estamos quedando sin el resguardo de una Institución destinada a preservar la vida y los bienes de los ciudadanos, que nos están desarticulando desde hace años la Policía de la Provincia de Buenos Aires…?.
¿ Alguien aquí ignora que la Policía, para allanar un domicilio donde consta se encuentran delincuentes y bienes robados, tiene que contar con un permiso judicial…?.
¿Alguien ignora aquí que aún lograda la detención de delincuentes y secuestro de elementos robados, si un error de procedimiento –siempre posible- derriba lo hecho el delincuente sale libre y el o los policías que le detuvieron son sumariados…?
¿Alguien ignora aquí que aún realizado correctamente un procedimiento policial el delincuente entra a la Comisaría por una puerta y sale a las pocas horas por la misma puerta…?
¿Por qué todo esto ocurre…?. Esto ocurre porque cierta clase de políticos se apoderaron del Estado para tenernos enrejados en nuestras casas. Los Tres Poderes del Estado están bajo la conducción de una clase política, “no ineficaz”, corrupta. Esto pareciera estar bajo una logia del “derecho”, de abogados que hacen inoperante toda acción legítima. Pero como hoy lo legítimo es el absurdo (…). Un absurdo me resultaría, Comisario, que Usted asienta a lo que aquí claramente entendía: Que salga a la calle con sus hombres y meta bala y presos a cuantos se lo busquen. Pero, ¿sabe qué, Comisario…?: Usted será despedido y es muy probable que preso; su familia quedará sin protección alguna y ningún macho que esté aquí tendrá las pelotas suficientes para salir en su defensa.”
Un hombre, sentado en la primera fila (yo escogí la última y termine de pie exponiendo adelante); pensó que la persona que tenía ante sí era un “personaje”, un “algo que …” La gente parece no distinguir que es una telenovela y qué la realidad, porque ese tipo irrumpió casi cojudo (los casi no alcanzan…), ante un puñetazo que pegue en la mesa donde se encontraba el Jefe Departamental, el Comisario y el Delegado Municipal, diciendo: “Usted se ha sobrepasado”. Lo miré, solo lo mire, y se dio cuenta que si se paraba lo sentaba de un cachetazo justificándose con estas palabras: “Con esa trompada el comisario se nos va a asustar”. Señor, respondía, la trompada es para todos. Para los civiles porque nos vamos a quedar sin la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que es de todos, porque es del Estado Provincial. Y la trompada, por lo mismo es para los policías porque cuando disuelvan la Repartición, los que no lleguen a ocupar un lugar en las nuevas “Policías Políticas” o lo que es igual “Las policías municipales” quedarán en la calle. Aspiro que cuando llegue el momento no lloren como mujeres lo que no supieron defender como hombres. ¡¡ Y a usted, si a usted que tiene en su porta documentos la tarjeta de la secretaria del Ministro de Seguridad, ¿ Por qué no le pidió que le dieran apoyo moral y práctico al Comisario… No pensó en sus vecinos….?. Y esta exposición mía se termino acá.”
"Y esta exposición mía se termino acá" le dije para terminar, porque ví al mozo allegado a la secretaria del Ministro salir hacia la calle, celular en mano. Cuando llegue cerca de él estaba digitando en su celular, pero al verme, ya iniciada su conversación teléfonica, se despidio para cortar prontamente diciendo: "Estoy en una reunión, despues llamo". ¿Curioso, no...?.
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