Por Silvio H. Coppola
Después de haber recurrido a toda clases de “préstamos obligatorios” en el ámbito interno, como la toma de recursos del ANSES o del Banco de la Nación o en las emisiones del Banco Central, a fin de lograr evitar la cesación de pagos de las obligaciones de la deuda externa, el gobierno sabe que todo eso no es suficiente. Y entonces trata de lograr recursos por otros lados y en consecuencia se desdice de todo lo que afirmara con anterioridad y busca conseguir préstamos como sea, para evitar una nueva cesación de pagos como en 2001.
Se encuentra así la señora presidenta en los Estados Unidos, acompañada del ministro de Economía Amado Boudou y de su similar de Relaciones Exteriores, que seguramente no irá para formular ningún reclamo enérgico ante las Naciones Unidas, por la presencia británica en Malvinas, ni por la depredación de los recursos naturales de nuestro mar austral. Pero dejando a este último de lado, la magistrada busca una nueva relación con el FMI, a fin de conseguir plata fresca, para poder ...seguir pagando. El cuento de la buena pipa. Hace muy poco, todavía se despotricaba en los ámbitos oficiales, contra el mencionado organismo internacional de crédito. Y la voz cantante era la de todo el elenco partidista, comenzando por Néstor Kirchner, quien hacía de bastonero dado sus pagos de 2005, que previsoramente, no significaron una ruptura total con el Fondo, lo que ahora permite la mendicidad.
Pero los recursos no vendrán fácilmente. Antes habrá que cumplimentar una serie de requisitos. Así se pronunciará Boudou en la reunión del G 20, buscando mostrar nuestra posición claramente, para “...lograr la reinserción del país en el mercado financiero internacional”. O sea, la posibilidad se seguir contrayendo deudas sine die, para como se dijo, seguir pagando deudas. Y aparecerá también el tema de la deuda con el Club de París (estaría en los 7.500 MD), donde presionan desde Alemania al Japón. Hace aproximadamente un año se anunció que la misma se iba a pagar con las reservas del Banco Central, criterio dejado de lado, que hoy vuelva a encararse, paso previo a un entendimiento con el FMI. Esta deuda en gran parte fue gestada durante el gobierno militar, por lo que eventualmente puede ser cuestionada, cosa que desde luego, no va a hacerse, como tampoco lo hizo Alfonsín al asumir, por la totalidad de la deuda pública, entonces en su totalidad ilegal y fraudulenta.
También esta pendiente el arreglo con los hold outs o sea los acreedores que quedaron fuera del canje de Dubai del 2005, la mayoría de los cuales ha iniciado en diversas jurisdicciones, juicios contra nuestro país. Con ellos también habrá que arreglar para conseguir más plata ( y ahí en términos generales estamos en los 20.000 MD de capital y 10.000 MD de intereses). Por eso se contemplan pagos en el proyecto de Presupuesto para 2010. Y aquí cabe preguntarse: ¿Qué pasó con la llamada Ley Cerrojo, dictada entonces por el Congreso y que excluía a los bonistas que no habían arreglado en 2005, de cualquier otra negociación? No importa. La cuestión única ahora es conseguir más plata, pagar los vencimientos, no incurrir en cesación de pagos y endeudarnos más. Por eso (Amado) Boudou afirma con su mejor cara de inocente, que los acuerdos, no sólo con el FMI (que volverá a monitorear nuestra economía) permitirán la “...llegada de inversiones extranjeras directas para crear empleos, mejorar el comercio, la infraestructura y sobre todo, seguir bajando la percepción del riesgo país”. Estas palabras se han escuchado muchas veces en nuestra patria y siempre con los mismo resultados de ilusión y decepción inmediata. El mito del inversor. Boudou podría agregar como Alberdi, que el capítal sirve hasta para fecundar a nuestras mujeres. No lo va a hacer desde luego y seguirá el camino marcado desde (José Alfredo) Martínez de Hoz, invariable hasta estos días.
En definitiva, se mostrará nuevamente la señora presidenta a nivel internacional, aunque no tenga la suerte de ser recibida por el presidente estadounidense, como lo fuera su par chilena. Y estamos siempre en más de lo mismo y cada vez más hundidos en una deuda impagable y eterna. Como afirma la Biblia en el Antiguo Testamento, el deudor queda atado y siervo de su acreedor. Hay muchos Shylocks que nos rodean, pero no hay quien pueda reemplazar al honrado juez veneciano.
LA PLATA, setiembre 21 de 2009.
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