lunes, 21 de diciembre de 2009

¿QUE SE PUEDE HACER?



Por Cosme Beccar Varela*

¿Qué podemos hacer los patriotas que no tenemos ni plata, ni poder, ni armas para enfrentar y, eventualmente, derrocar la tiranía o, al menos darle batalla con honor?

Muchas veces me he quejado en este periódico y de otras maneras, de que los "buenos patriotas" critican la tiranía, se oponen a algunas de sus perversidades pero no se organizan para combatirla con eficacia. Es posible que quienes leen esos reproches piensen que estoy exhortando a un imposible y que yo mismo no sé qué se puede hacer.

Es verdad que enfrentar una tiranía que detenta la suma del poder público -como es nuestro caso- parece cosa imposible. Cada uno de nosotros, librado a sí mismo, es una pulga que se puede aplastar con un dedo. Además, es verdad que hay varias iniciativas aparentemente contrarias al régimen que parecen suficientes y válidas para entablar esa lucha y sin embargo, yo las he criticado como meramente distractivas. Eso me ha hecho acreedor a una especie de vacío indignado creado por quienes, por el contrario, piensan que esas iniciativas son maravillosas y que más no se puede hacer. Por poco me tachan de saboteador o directamente me acusan de tal.

Hay un dicho nefasto: "lo mejor es enemigo de lo bueno". Falso. Proponerse lo mejor es la única manera de hacer algo meramente bueno.

Ninguna de esas iniciativas afecta la continuidad de la tiranía. En caso de tener éxito puede ser que consigan reparar ésta o aquella injusticia, pero el poder que detentan los tiranos permanecerá firme en sus garras y podrán destruir todo lo que no esté en el limitado horizonte de esas acotadas empresas y, allanado el obstáculo circunstancial, podrán destruir también aquello que los opositores en detalle quieren preservar.

Por eso insisto en sostener que debemos proponernos directamente la destrucción de la tiranía. Con eso salvaremos los objetivos específicos de cada uno de esos grupos y conseguiremos que la Argentina tenga un gobierno justo y el bienestar sea general.

* * *

¿Qué hacer, entonces? Mi propuesta es casi decepcionante para quienes buscan el éxito inmediato pero creo que si la hubieramos empezado a aplicar cuando empecé a presentarla, tal vez hoy la tiranía no existiría y hasta puede ser que nunca hubiera empezado.

La idea debe tener en cuenta una situación lamentable y es que la "amistad social" entre nosotros casi ha desaparecido, como así también las ideas y costumbres que constituyen la esencia de nuestra Patria. Lo que hasta hace 50 años era evidente ahora hay que probarlo con argumentos que casi nadie entiende y las buenas costumbres que nos caracterizaban como una nación civilizada deben ser revalidadas a pura fuerza contra los vicios contrarios. Como decía Santo Tomás de Aquino, una pasión desviada sólo se quita con la pasión contraria. El desorden igualitario, la prepotencia, la delincuencia, el caos social, la deshonestidad política, sólo se erradican mediante el respeto a las jeraraquías naturales, la honestidad, el orden y la decencia practicadas por algunos, aunque sean minoría, pero sostenidos por la fuerza que sea necesaria... aunque no más que esa.

Habiendo casi desaparecido la "amistad social" los argentinos vivimos aislados los unos de los otros y hasta puede decirse que no todos los que nacieron en esta tierra son argentinos. Son otra cosa tan incompatible con la Argentina que están dedicados a destruirla para levantar sobre sus ruinas una argentina falsa y extranjera.

* * *

A partir de estos datos lamentables, el programa práctico que propongo. es el siguiente:

1) Quienes todavía quieran rescatar la esencia de la Argentina en su totalidad restableciendo una Autoridad nacional justa que sirva el bien común, no deben conformarse con hacer parte de alguna asociación que se proponga apenas un objetivo limitado que no implique una oposición total a la tiranía. Lo que define el movimiento, según dicen los escolásticos, es el "terminus ad quem", o sea, el objetivo hacia el cual se dirige la acción, aunque se encuentre en su más ínfimo comienzo. Por lo tanto, lo primero es la intención de esos patriotas de acabar con la tiranía y restaurar la Argentina verdadera y no apenas conformarse con algún bien parcial, aunque la realización de aquel fin excelente y total sea larga y de dudoso éxito.

2) Como la tiranía ha conseguido aislar a los "buenos patriotas" lo primero que deben hacer éstos es conocerse. Para eso, cualquier medio de publicidad es bueno, por ejemplo, "La botella al mar" que es leída, por lo menos, por 5.000 personas. Pero para conocerse no es suficiente saber que el otro existe. Cada uno debe saber cómo y cuál es el otro. Para eso es necesario reunirse, formar una asociación que les permita conversar, actuar en común aunque más no sea en pequeñas cosas y convocar a otros. Debemos suponer que hay muchos "buenos patriotas" que no se conocen. Si yo creyera que no los hay, ni me molestaría en escribir estás líneas. La primer tarea será reunirlos y conocerlos, saber "qué puntos calzan".

3) Esta tarea inicial implica dos tipos de acción:

a) una, ad intra, es decir, conocer a todos los que están y establecer una amistad sincera que engendre confianza recíproca. Todos deben llegar a saber que cada uno de los otros es persona de honor que no faltará nunca a su palabra. Cuando se dice: "¡Vamos!" todos deben confiar en que los otros van y nadie falla.

b) Y la otra "ad extra", es decir, buscar mediante la publicidad de sus actos dar oportunidad a los demás "buenos patriotas" de conocer la existencia de la asociación y acercarse para formar parte de ella. Aunque la publicidad sea mínima por la escacez de los medios, deben dar a conocer sus objetivos de totalidad patriótica y estar dispuestos a expandir esa "amistad social" cada vez más.

4) Ninguna sociedad humana puede existir sin una autoridad. Consecuentemente, esa asociación debe organizarse designando sus dirigentes que la encabezarán con un sistema deliberativo en el que todos participen de acuerdo a sus capacidades. Siendo, como serán, de una extrema debilidad frente al poder tiránico es indispensable que todos aporten sus luces al quehacer de la asociación y que sólo en caso de que no se pueda llegar a una conclusión común decidan los dirigentes dentro de lo justo y razonable. Y en ese caso, que todos aporten sus esfuerzos con lealtad y sin retaceos.

5) Cuando la asociación haya alcanzado un número suficiente de integrantes como para llamar la atención general, deberá aumentar su actuación pública atacando a la tiranía y promoviendo acciones que convoquen a la resistencia total de acuerdo a lo dispuesto en el art. 36 de la Constitución ("reformada" en 1994) al pueblo y a las demás asociaciones de objetivos parciales.

6) Los "buenos patriotas" deben darse cuenta de que hasta ahora, con el sistema de apoyar dirigentes tibios, grises, transaccionistas, siempre dispuestos a pactar con la tiranía, lo único que se ha conseguido es reforzarla. La asociación que aquellos formen debería adoptar algún lema novedoso que subraye su voluntad de no consentir que la tiranía se suceda a sí misma, ya sea dentro de la sociedad conyugal o fuera de ella. Por ejemplo: "¡Justicia en todo y para todos!". Los "buenos patriotas" deben ser intransigentes con la falsedad ideológica que implique la negación de la moral cristiana, con la corrupción y con todo intento de encumbrar delincuentes, incapaces, aprovechadores o acomodaticios.

Esta actitud intelectual, voluntaria y hasta psicológica, debería ser lo que caracterice a los asociados, despreciando las críticas de los eternos transaccionistas. Eso no impedirá que, llegado el caso, se firmen acuerdos con grupos afines pero sin ceder un ápice en el objetivo final y definiendo claramente y por escrito las condiciones del acuerdo que siempre será público. Y, desde luego, tampoco deberá excluir el trato respetuoso con todos, aún con los enemigos.

Y ya que escribí "enemigos" es importante que los "buenos patriotas" se den cuenta de que los tienen. Son los mismos que quieren destruir la Patria y someterla a una tiranía marxista y lo son también los falsos amigos que so pretexto de aconsejar, desalientan, intrigan y desvían. No hay concordia con el enemigo. Sólo puede haber un estado de lucha hasta su derrota, aunque la necesidad obligue a largas esperas de incómoda convivencia.

7) Si consiguiera formarse esa asociación y si un número suficiente de "buenos patriotas" restableciera por ese medio la amistad social y la confianza mutua, se habría así preparado el instrumento indispensable para cualquier clase de acción lícita que el desarrollo de los acontecimientos nos exigiera. Sin eso, no estaremos preparados para servir a la Patria en los graves momentos que se avecinan y quedaremos al margen de la Historia reducidos al triste papel de testigos inútiles de nuestra degradación nacional.

Como puede verse, esto es concreto, fácil de hacer y, por ahora, casi no tiene riesgos. ¿Por qué no se hace? No lo sé.


* e-mail:
correo@labotellaalmar.com
La Botella al Mar, Buenos Aires, 21 de Diciembre del año 2009 - 949

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