viernes, 26 de marzo de 2010

¿"JUSTICIA Y CONCORDIA"? ¡NO: PODER ARBITRARIO Y ODIO PERPETUO!





Por Cosme Beccar Varela


e-mail: correo@labotellaalmar.com


Buenos Aires, 25 de marzo del año 2010 - 960




En la famosa novela "1984" de George Orwell (escrita en los años 30, vaticinando el futuro del mundo "civilizado" bajo el dominio del socialismo) se cuenta que el pueblo, sometido a la irresistible presión de la tiranía anónima de los dominadores, todos los días después de la hora de almuerzo era obligado a concentrarse en un anfiteatro para tener "un minuto de odio". Durante ese tiempo se proyectaba en una enorme pantalla la cara del "Enemigo Público Nro. 1" (personaje inventado pero al que se describía como un malvado) y al verlo la gente podía insultarlo, gritar y manifestar su odio como quisiera, descargando contra ese ser ficticio todo el odio que sentía contra la tiranía a la que estaba sometida, ésta sí bien real y opresiva.




Además de crear así mediante el odio a ese personaje ficticio un desahogo al odio real, desorganizado e impotente de sus esclavos, los tiranos invisibles podían dirigirlo contra sus enemigos políticos atribuyéndoles ser subordinados o cómplices del Enemigo Público Nro. 1. Mediante ese sistema podía iniciar guerras, persecuciones, encarcelamientos, asesinatos, desapariciones forzadas, secuestros, etc.




Y para completar el cuadro, el Gran Hermano (así se hacía llamar la tiranía oculta) mediante un sofisticado sistema de supresión, podía modificar la Historia borrando de cualquier colección de diarios del pasado toda referencia a los enemigos eliminados, reimprimiendo las ediciones en que se los mencionara sin referencia alguna a ellos.




* * *




La campaña siniestra de odio contra todos los militares (menos contra sus actuales sirvientes uniformados) que el kirchnerismo ha montado desde el 2003 es una técnica análoga.




El carnaval siniestro desatado ayer 24 de Marzo es una prueba más de que esa técnica no ha cesado ni cesará, a no ser que sea derrotada totalmente.




Todo el odio de las izquierdas, de las cuales el gobierno es la punta de lanza, fue exhibido obscenamente en distintos escenarios.




Primero, fue la Sra. Kirchner que lo expresó hablando en la ex-Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y en su discurso amenazó claramente a los jueces para que se apresuren a dictar sentencias arbitrarias contra los "enemigos públicos nro.1" que son los militares acusados de "represión" y "genocidio". "La Nación" titula su primera página inequívocamente así: "FUERTE PRESIÓN A LOS JUECES POR CAUSAS SOBRE DESAPARECIDOS".




Con el aplauso de las madres y abuelas de la plaza de mayo, dijo que si no lo hacían, recurriría a los tribunales internacionales. Esa no fue sino una cortina de humo porque sabe muy bien que los jueces de aquí harán lo que se les exija, es decir, condenar sin pruebas a las máximas penas a todos los acusados, sean o no culpables.




Algunos jueces no han dictado hasta ahora esas sentencias tal vez por un resto de pudor: no hay pruebas y sin ellas no se puede ignorar la presunción de inocencia de que goza todo acusado mientras no se demuestre su culpabilidad. Las declaraciones "testimoniales" de los terroristas, izquierdistas y demás cómplices del sistema son inválidas porque esos “testigos” son parciales y su testimonio inválido. Sin embargo, tampoco se atreven a sobreseer a los acusados pues temen incurrir en las iras del odio. Es obvio que la intención de la campaña que lo fomenta es impedir el más mínimo "desvío" hacia la Justicia.




Por otra parte, hay otros jueces, especialmente en las instancias superiores y sobre todo en la Corte Suprema, que están dispuestos a cumplir con las consignas del odio del que participan. No son jueces, son ideólogos capaces de todo... menos de respetar la Justicia.




El discurso de la mujer que encabeza en lo visible la tiranía, fue transmitido más tarde por la cadena nacional de radio y TV.




Entretanto, en la plaza de mayo los diversos grupos de izquierda hicieron un acto atizando el mismo odio y mostrando otra faz de la amenaza: la de los "dueños de la calle".




Los "diarios serios" intentaron hacernos creer que eran 50.000 aunque divididos en tres grupos antagónicos. Mentira. No eran más de 10.000 y si bien ostentaban distintas denominaciones todos respondían al mismo comando del odio. El peronismo sindical incluido puesto que, con Moyano a la cabeza, estuvo presente en la plaza demostrando que el peronismo está muy lejos de ser "una barrera contra el comunismo" como dicen los eternos tilingos de la "falsa derecha".




Esta es la respuesta de la tiranía minoritaria, pero astuta e inescrupulosa, a los intentos ingenuos de los que creen que pueden esperar "justicia y concordia" con esta banda de perversos. Ellos están diciendo con sus palabras y con sus gestos más o menos lo siguiente:




"Tenemos todo el poder y odiamos a la Argentina verdadera, sus tradiciones, sus Institucionesy sus garantías individuales. La vamos a destruir y a quien se atreva a menoscabar el poder que hemos conseguido para lograrlo o reducir sus objetivos, lo señalaremos como blanco de este odio que estamos acumulando, y será aplastado. Por ahora no hemos derramado demasiada sangre pero no tengan la menor duda de que, así como en el pasado fuimos terroristas asesinos, lo volveremos a ser desde el poder y sin riesgo de ser perseguidos en nombre de la ley. Usaremos la fuerza pública de que disponemos y la de la calle, que también tenemos, a la que le garantizamos total impunidad para romper y matar".




Ayer la amenaza quedó clara y la esperanza de una "concordia" con estos malvados o de una "justicia" a ser reconocida por jueces cómplices o amenazados, es inexistente.




¿Cuánto tardarán los buenos patriotas en darse cuenta de esto y en dejar sus quiméricos intentos de "justicia y concordia"? ¿Cuánto tardarán en darse cuenta que su campaña es inútil y sólo sirve para distraer y dividir?




Sólo queda una salida: derrotar esta tiranía cuanto antes. Para eso, lo primero que hay que hacer es, todos juntos, insistir en el juicio político a la usurpadora de la Presidencia y a sus ministros, exigiendo a la oposición que actúe realmente como tal y no como comparsa innoble de la tiranía. Con esta gente y este odio, no se puede esperar sino lo peor, siempre.

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