Por el Lic. Ricardo Auer
Noviembre 2010
1. 1. El momento actual merece algunas reflexiones que trasciendan los “chimentos del ambiente”, porque podría ocurrir que de Guate-mala los argentinos nos estemos mudando a “Guate-peor”. En primer lugar observamos que se acentúan las divisiones internas, tanto en el área política, como sindical y social; significa que estamos en un camino opuesto a la búsqueda de consensos para la búsqueda de soluciones. Continúa el proceso de decadencia.
2.
3. El Estado Nacional, como expresión de toda
4. El tan mentado “modelo productivo”, como consecuencia de los altos niveles de inflación, se ha convertido en un “modelo de consumo sin inversión”. El nivel inflacionario y la situación política genera una fuerte incertidumbre. No hay margen para el ahorro y los pequeños excedentes colectivos se vuelcan al consumo de bienes (autos, electrodomésticos, turismo al exterior y otros). Como hay incertidumbre, hay baja o nula inversión. El nivel de consumo lleva al aumento de las importaciones, cada vez mas “baratas” por efecto de la inflación interna y el valor del dólar “anclado” en 1=4, como “medida” antiinflacionaria. El aumento de los costos internos en dólares está trayendo problemas a todas la agroindustria exportadora, con excepción de la soja; un escenario complicado hacia el futuro.
5. Como el año 2011 es electoral, el gobierno está dispuesto a “distribuir” fondos a diestra (intendentes) y siniestra (movimientos sociales), con tal de beneficiarse electoralmente. Su criterio distributivo no está basado en lógicas del largo plazo, sociales o estratégicos (educación) o laborales (inversión), sino en criterios cortoplacistas: dinero para obras en ciertos municipios o provincias (clientelismo institucional) o en “planes para no trabajar” (clientelismo social). De allí su preocupación por generar un presupuesto “trucho” con amplio margen para el manejo discrecional del superávit presupuestario.
6. El reciente “incidente” en Diputados, donde se intentó cooptar abiertamente, sin sutilezas, al “espacio” opositor mediante prebendas y canonjías, resulta la prueba concluyente que las negociaciones serán entre pocos, y donde estarán en juego, con seguridad, jugosas ganancias para los intérpretes principales del “pacto social escénico” a estrenar. La transparencia y el debate abierto y franco no parece ser una característica de los gobiernos actuales. Sería injusto hacerlos responsables de toda la situación, ya que siempre se requiere de contrapartes, de variados “espacios” políticos, que también contribuyen a la presente decadencia. El mentado “incidente” ha demostrado, una vez más, que todavía hay demasiados (no todos) políticos, constituidos como “cuerpo cerrado” con una “idea” común: beneficiarse y auto-protegerse entre ellos; “idea” antipopular y antinacional.
7. “Espacio” es una palabra muy usada actualmente para definir el mapa político. Ya no hay Partidos Políticos, ahora hay “espacios”, un “conjunto de entes entre los que se establecen ciertos postulados genéricos sin tiempos, que son proposiciones cuya verdad se admite sin pruebas y que sirve de base para ulteriores razonamientos”. El “espacio” no tiene reglas claras, ni doctrina ni ideología verdadera. Tiene un “relato” que se va construyendo. En eso se diferencia de un “Movimiento”, que siempre tiene una doctrina y una estrategia para el logro de sus fines. Los “espacios” buscan la victoria por la victoria misma. Bajo un manto progresista o bajo un manto empresarial.
8. Los integrantes de los “espacios” entran y salen con la facilidad de no estar atados a ninguna “verdad” o doctrina. Se trasladan de un "espacio" a otro "espacio", como si fuese un shopping. Los compromisos suelen ser transitorios. Eso explica que el “espacio progresista” contenga muchos funcionarios de
9. La organización de la política por medio de “espacios” indefinibles, siempre al mando de un “capo”, trajo como resultado visible la actual decadencia nacional. Habrá que pensar que es hora de reconstruir nuevas Estructuras Políticas; tarea por cierto nada fácil. Los “espacios” han fracasado. Hoy se necesitan identidades, ideas claras, buenas o malas; negras, azules o rojas; programas y propuestas con planes de corto y largo plazo. El engaño de un relato dulcificado, sin fines claros, que sólo ofrece “impactos mediáticos” (circo), pero que no soluciona las causas de los problemas (pan para algunos) está agotado. Se necesita más seriedad y responsabilidad por lo que se hace y dice. Hace falta que la coherencia sea un valor en sí mismo. Las conductas necesitan un mínimo de ética, sin lo cual, volvemos a entregarle el poder a las mafias. Solo así puede funcionar una democracia medianamente aceptable, basada simplemente en el Bien Común y en los Intereses Nacionales, que está muy alejada de la simulación democrática actual.
10. Un poco de historia. En los 70 ocurrió una guerra civil, trasegada de
11. Tras el interregno (1999-2001) de la “Nada”, formalista, pero sin sustento, el período 2003/2010 ha continuado el vaciamiento ideológico del Estado, esta vez bajo las apariencias de un gobierno “fuerte”, supuestamente “progresista”, o a favor una "mejor distribución de la riqueza", pero que las evidencias, fácilmente visibles, refutan con toda claridad. Se dice que la principal virtud de esta etapa ha sido rescatar la importancia de la política frente a los poderes globalizados. Esa intención era la correcta y estaba en buen camino; sin embargo ha fallado groseramente en su implementación, ya que, en su impronta hiperpersonalista, ha potenciado solo los “espacios” (con dobles estándares, vacíos de fines y medios concretos), e impidiendo un sano, frontal, sincero y necesario debate de ideas.
12. Durante años, la socialdemocracia, bajo el paraguas del progresismo, quiso imponer un supuesto modelo alternativo (en realidad complementario) al neoliberalismo clásico. Frente a su fracaso ideológico en la gestión real, asumió la nueva estrategia “distractiva” de instalarse en la “nada”; bastaba con el triunfo del relativismo, como concepción de la democracia. Proclamó que no hay nada más democrático que no creer en nada, que relativizarlo todo, convirtiendo ese vacuo relativismo en la máxima expresión de la libertad. Esta tramposa concepción moral parte de un falso postulado: para que una persona sea auténticamente libre, lo más importante es que no crea en nada o casi nada: las creencias, los principios, los sistemas morales, las convicciones no son más que límites y obstáculos a nuestra libertad, según sus ideólogos.
13. Construir un socialismo real necesita al menos del desarrollo de la sociedad en su conjunto. Como eso no encaja en la realidad cotidiana, ahora sólo intentan distraer al pueblo para “liberarlo” de las “ataduras” ligadas a su propia esencia humana: sus valores. Esta es la causa por la que, en esta democracia de baja intensidad, nos hemos vuelto más débiles y más vulnerables; es la causa misma de nuestros problemas. Parte de la decadencia puede explicarse por un proceso de progresiva relativización de los valores, las creencias y las convicciones. Somos, en definitiva, víctimas de nuestro propio relativismo colectivo e individual, reflejado en nuestra confusión y en la progresiva incertidumbre ante cada crisis.
14. El "relato relativista” tiene una estrategia que exalta la libertad, el “facilismo” y la victoria personal (los winners). Las obligaciones y las responsabilidades sociales no importan: son nuevos derechos. Manipula los valores mediante la utilización de un nuevo lenguaje o jerga: aborto es salud reproductiva ó derecho de las madres a decidir; eutanasia, es el derecho a morir dignamente; adoctrinamiento es “educación” para la ciudadanía. Además es transversal: no tiene fronteras claras y supera y traspasa las ideologías. Es evanescente en su enorme capacidad de expansión y de contagio. Nos alcanza a todos, se confunde a menudo con nuestras lógicas y normales limitaciones, y nos hace dudar en numerosas ocasiones. Ocupa todos los “espacios”. El relativismo es el verdadero creador del concepto de “espacio”.
15. Coherente con esa concepción, que todo es relativo y válido, (con pocos frenos morales), los conflictos quedan librados y resueltos en el marco de la lucha de todos contra todos, prevaleciendo así la ley del más fuerte. Es decir de las mafias. En ese contexto, la democracia se convierte en una palabra absolutamente hueca. El resultado de los conflictos sociales, en su fase suave, son el hambre de un porcentaje demasiado grande de argentinos y la extrema pobreza de un número bastante mayor. En su fase más agresiva, son el salvajismo delictivo, la drogadicción, las matanzas entre bandas de narcotraficantes y de inocentes, el terrorismo, la guerra separatista; el desmembramiento territorial; la pérdida de los recursos naturales; los separatismos, la guerra; el fin.
16. El tema de los valores no es una moralina pesada propia de un tiempo pasado. Tiene una importancia práctica para definir un Proyecto para
17. Un clima favorable al respeto por los valores disminuiría los niveles de inseguridad y de delitos. Mejoraría las relaciones familiares y vecinales; el comportamiento de las FFS y de los actores sociales y políticos; y de todo el pueblo en general. Habría mayor interés por el Bien Común y nos alejaríamos un poco del excesivo ambiente individualista. Desde el tránsito caótico con alta tasa de accidentes hasta la alta corrupción sería mejorable si nos propusiéramos entre todos, y desde arriba dando el ejemplo, dar un freno a los “violadores seriales de la moral pública”.
18. Pese a este panorama complejo y en cierto modo desalentador, existen en toda sociedad “anticuerpos” que impedirán males aún mayores. Las reservas morales y materiales de
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