El transeúnte desprevenido puede toparse con la pared, utilizada para escribir graffitis, admirándose de que contenga el siguiente texto que muchos utilizan para reflexionar acerca de la profundidad de su significado:
“Muerto el perro…
aun quedan los
K-chorros”
ja, ja, buenísimo, lástima que sea verdad, y es más para llorar que reír
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