lunes, 31 de enero de 2011

BARAK O MUBARAK, Y CON MOYANO VAMOS AL GRANO

Maiz

Por: Alejandro Pérez Unzner

+ ComentAGRO diario +

Para no arrancar con “De Dilma a Cristina”, lo cual podría traducirse en la explicación de cómo le va al Brasil y cuán distinto a esta bendita Argentina, sodomizada por una clase dirigente ajena a los problemas de fondo, los que golpean cotidianamente a millones, caso una suba creciente en los precios y una baja importante en el consumo de alimentos, vertimos sobre el papel (o la pantalla, bah) las cuestiones prioritarias en este cambio de mes. Justo en el día en que arriba al país la presidente del vecino, para “retribuir” a la nuestra su no-visita cuando asumió, hace 30 días.

Porque hay que convencerse de que, de una vez por todas, hay que trazar “líneas-país” que perduren más allá de los “garabatos-gobierno”.

Mientras Barack (que es Hussein) anunció en el mismo discurso un fuerte recorte de gastos y que en marzo visitará Brasil y, de paso, Chile, demostrando que EE.UU. tiene intereses cardinales (léase, destinos en este caso) y no “relaciones carnales”, la crisis en Egipto cumplió una semana e incluyó el llamado al orden por parte, justamente, de Obama a Mubarak (que es Hosni). Reto para que, en aras de la paz en una tan caliente zona como Medio Oriente, apure una solución a la revuelta popular, en la que millones, golpeados por un menor consumo de alimentos ante una suba creciente de precios, se han lanzado violentamente a exigir su renuncia.

A Muhammad Anwar el-Sadat lo asesinaron los extremistas islámicos, y ante el temor de que con Muhammad Hosni Mubarak ocurra lo mismo, EE.UU. no se puede dar el lujo de perder al aliado en manos del enemigo (aliado al cual le aporta cientos de millones de dólares cada año) pero sí dejará que una cierta apertura democrática surja, como para atenuar la contradicción de aparecer como el “campeón de los derechos civiles” y apoyar a un “campeón de las no-libertades políticas”.

La pregunta, más que cómo termina lo de Egipto, es quién llegaría después del anciano Mubarak (a quien ni una cana se le nota) al palacio de Abdeen. Hace tres años, Hosni pudo sofocar un intento de protesta, un sacudón pro-democratización de su gobierno, movido por incrementos de precios del 25% en tres meses y la “crisis del pan” en medio de una hambruna constante. Ahora, lucha hasta el fin para que no le salgan canas verdes.

Porque EE.UU., como Brasil, sí da de comer cada día a sus políticas de Estado, como no brindan acá el debido sustento los que dicen defender políticas de Gobierno, que siguen demostrando ser cambiantes conforme a los idearios -a veces caprichosos- del mandamás de turno. Y dentro de sus “líneas-país” evidentemente incluye a sus intereses estratégicos, más allá de que sean ejecutados por dictadores teñidos o hiperdemócratas pálidos.

Y estamos hablando de dos de los principales “intereses” (léase, destinos) estadounidense en lo que a exportaciones de trigo se refiere, por ejemplo.

Moyano va al grano. Aterrizando en las pampas, después del primer conflicto ruralista del último año de gobierno cristinista (y primero neto, sin Néstor), por el trigo, se están experimentando los efectos del conflicto gremial en los puertos santafesinos, por el sueldo.

Sin solución, aún, a la vista, al menos trasciende que el aliado Hugo Moyano, líder de la CGT “oficial” se está moviendo como para que se desate este nudo. Presionando al Gobierno, que por otra parte luce bastante lento de reacción ante este problema. Como lo hizo saber CIARA-CEC.

Me da la sensación de que, en un año electoral y aun con el propio Moyano como aspirante a algún cargo electivo, en medio de una inflación creciente y que amenaza convertirse en el principal factor contrario a las aspiraciones de triunfo oficialista en las urnas, pagar otro alto costo político no cabe en la cabeza no teñida del camionero. Él, de suyo, tiene armas propias para presionar, por sueldos y más por tajadas de poder.

Un desabastecimiento provocado por “El Campo” con sus autoconvocados cortes de rutas pondría al Gobierno en víctima, ante los ojos de la opinión pública. Otro, causado por “Los Trabajadores” (en plena ejecución a esta hora de piquetes bloqueando el tránsito en torno a las terminales portuarias cerealeras), me temo que obraría absolutamente en sentido contrario. Justo en días de polémicas entre productores y exportadores, y en medio de la pelea burda (o la burla, táchese lo que no corresponda) por lo de la orden oficial de hacer a los molinos comprar trigo a ciertos productores. Favoreciendo a algunos compradores, que afirman a su vez que se ha favorecido a los productores y acusan a “otros” de quedarse con el dinero de éstos.

Ni hablar de los costos ocasionados por las demoras que sufren los buques que no pueden cargar, de las reprogramaciones en materia de logística o de las anunciadas suspensiones (justamente, de los trabajadores que sí arreglaron su cuestión salarial). Alteraciones que, como casi siempre, van a terminar pagando los productores. O de las penurias de los consumidores, por qué no, con inflación por “costo argentino”, sin olvidar que son trabajadores, como los que reclaman una equiparación en sus ingresos tras el acuerdo alcanzado entre las aceiteras y sus empleados. Un complicado juego de palabras para mostrar un sistema de círculos viciosos, tan embarrado como la maraña de subsidios no focalizados que rigen la economía argentina los últimos años, y que está generando condiciones para otro sacudón, que esperemos no sea de la magnitud del de Egipto.

Sin pasar por alto que el mismo Estados Unidos esta atacado de inflación (”agflation”, por su origen agrícola, según varios analistas) y este problema, que hiela los ánimos de la dirigencia de ese país por sus efectos indeseables en materia política es uno de los factores que llevó a Obama a anunciar el arriba citado congelamiento de gastos.

Temores y bajas. Los grandes jugadores granarios terminaron el viernes liquidando interesantes porciones de sus posiciones en trigo, maíz y soja, en medio de temores crecientes en el mercado global del trigo. El cereal resultó, ante la coyuntura creada, el más perjudicado, con 7,50 u$s/t de caída: en EE.UU. esperan, encima, optimistas, que la nieve riegue varias áreas trigueras castigadas por la sequía.

Hoy, en Europa las bolsas abren pesimistas, por la situación egipcia, pero el Chicago nocturno muestra subas de u$s/t 3 en soja, de 2,50 en maíz y de 3,75 en cercanos del trigo (con 2,50 en contratos diferidos). Como si pesara más la corrección técnica, ya que desde estas tierras australes surgió ayer otro fundamento bajista: las lluvias, que en Córdoba arrojaron en la jornada pasada zonas con 50 mm al SO pero una importante recarga en el NE y E, con registros de entre 15-60 y 100-180 mm, si bien falta llover aún en el seco C-SE de esa provincia. Esta mañana llueve en zonas de Buenos Aires y los pronósticos anticipan un final de enero pasado por agua. Como siempre digo y pido, quiera Dios que llueva allí donde más falta hace, y a tiempo.

Primero el trigo, ¿después el maíz? No sólo Maizar se pregunta qué pasará con el maíz que se empiece a cosechar y a acumular, con una exportación maniatada y que opte por retirarse de plaza ante la imposibilidad de concretar negocios adecuados al flujo de la oferta entrante. El gran temor, otra vez, es que se repita con el forrajero “el cuento del trigo”.

Por si acaso, no está de más (como siempre) insistir en la necesidad de emplear las herramientas que los mercados ofrecen: trabajar con opciones para “salvar el honor” si se vendió a precios mayores y se observan caídas en las próximas semanas, o si se desea fijar pisos de precios. Es decir, anticiparse a lo eventual, para que no haya que lamentarse de lo evitable.

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