jueves, 21 de julio de 2011

ALFONSÍN SERÍA EL PRÓXIMO PRESIDENTE DE ARGENTINA

Por Emilio Nazar Kasbo

A no ser que algún imprevisto cambie el rumbo del país, haremos un pronóstico de lo que próximamente vendrá en la Argentina en el orden político.
Tres son los candidatos que tienen mayores probabilidades de alcanzar la Presidencia en las próximas elecciones partidocráticas: el oficialismo encabezado por Cristina Fernández Wilhelm, y la oposición liderada por Ricardo Alfonsín y por Eduardo Duhalde.
   
SITUACIÓN ACTUAL
El país hoy vive una economía desequilibrada, y las decisiones políticas hoy se toman con el bolsillo, y no con la razón.
La compra de votos es el elemento a favor que tendrá el oficialismo. El único elemento a favor, pues de nada sirven la cantidad de medios de comunicación oficialistas para convencer a la población de aquello que ni los mismos periodistas están convencidos.
La realidad económica es muy distinta: el combustible tiene un mercado distorsionado completamente, además de subvaluado. El sinceramiento del mercado energético haría disparar automáticamente la inflación a su nivel real. Lo mismo sucede con todo el resto de la economía nacional, sujeta a una intervención artificial del Estado que desvía los recursos a fines diversos del que corresponderían a su destino natural.
El otro tema es una política que no integra a las Fuerzas Armadas y de Seguridad en el Estado, sino que las excluye y denigra, unido a una política sobre el pasado enteramente falta de interés en una pacificación.
  
QUÉ SE ESPERA
El desgaste político de un gobierno que viene desde el año 2003 al presente, se convierte en un barrilete difícil de remontar.
El mismo Gobierno tiene a las Fuerzas Armadas y de Seguridad como enemigos, por lo que su voto irá directamente a la oposición, los cuales son canalizados por Eduardo Duhalde.
Por el otro lado, el voto socialista se direccionará hacia Ricardo Alfonsín, quien además lleva como candidato a Vicepresidente al primer presidente del Banco Central de Carlos Menem: Javier González Fraga. Cabe destacar que González Fraga tiene además el visto bueno de los organismos internacionales y de la oligarquía local, habiendo formado parte del esquema liberal menemista.
A Eduardo Duhalde no le alcanza para que en las primarias pueda sentirse triunfador, motivo por el cual él mismo aseguró que si tuviera que optar, votaría por Alfonsín. De ese modo, después del 14 de agosto de 2011, es muy probable que todos los votos de Eduardo Duhalde vayan a apoyar al radicalismo.
La unión de la oposición, confluirá por lógica en el liderazgo de Ricardo Alfonsín, quien ineludiblemente deberá pactar con Eduardo Duhalde y los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad tras él. Claro que además tiene a Rodríguez Giavarinni y su experiencia para lograr dichas negociaciones. 
Alfonsín es el candidato "de centro", y tal posicionamiento lo ubicaría entre el oficialismo altamente embanderado con una izquierda corrupta, y la "derecha" de Duhalde.
   
EL FUTURO
Muchos siempre intentan develar el futuro, hacer pronósticos... y en este caso no será muy complicado.
Alfonsín, merced a una alianza con Duhalde, resultará el próximo Presidente, tras unificar a toda la oposición partidocrática. Luego vendrá la política que será consecuencia de lo que hemos descripto precedentemente. No hace falta ser un "profeta" para anunciarlo.
Habrá un corrimiento en la política militar y de seguridad, obligado además por el recrudecimiento de la cuestión económica heredada del gobierno kirchnerista. Ese corrimiento irá a una política de "mano dura", y además a un vuelco en las cuestiones de "derechos humanos" que han sido la bandera del oficialismo kirchnerista.
Por otra parte, de triunfar la oposición, deberán investigarse a fondo todos los actos de corrupción llevados a cabo por el gobierno anterior, teniendo en cuenta que además la Argentina ha firmado tratados en materia "anticorrupción", siendo los funcionarios del Estado los primeros involucrados en tales violaciones. Por tanto, será altamente probable que muchos de ellos terminen en prisión.
El ingrediente económico implicará una política de "sinceramiento" de precios y salarios, motivando un reacomodamiento de los mismos en el marco de la desocupación y la subocupación, con graves complicaciones en ese ámbito. La economía liberal, junto a la rama liberal de los militares, combinarán la posibilidad de un "revanchismo" respecto de la década de 1970: quienes estaban con Perón veían como amenaza a la rama violenta que cobró la vida de Vandor y Rucci, por ejemplo. Es decir, se reconocerán como crímenes de lesa humanidad los atentados terroristas que se produjeron en la década de 1970, y que al presente han quedado impunes.
Es decir: una política opuesta a la actual, con la herencia de una estanflación y una inseguridad extremas, y con un sistema educativo, de salud y judicial en estado deplorable, aguardan al próximo gobierno y a los ciudadanos argentinos, espectadores de la actual partidocracia, sólo invitados a votar por completos desconocidos una vez cada dos años...

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