Según el economista Joseph Stiglitz, la dependencia de los commodities de la Argentina afectará nuestra economía si China se frena.
SIN ECONOMÍA NACIONAL
Según el movimiento de la “economía internacional” y el actual “colapso” global, nuestra economía sufrirá el impacto de la desaceleración china, que depende de las materias primas que están en alza en el mercado mundial. Por su parte, es posible que China, a pesar de sus necesidades, imponga un cupo a las compras para frenar el alza de precios de las materias primas, produciendo la caída de los mismos.
A su turno, el gobierno argentino carece de una política agropecuaria, pesquera y de minería que no sea conducir a la producción por un callejón al monocultivo de soja y a la entrega total del patrimonio nacional mediante el pago de un canon irrisorio en el caso de la pesca y de la minería.
El actual esquema productivo carece de diversificación de la economía nacional, y por tanto el país queda como rehén de los grandes capitales y de la economía china.
Indudablemente, en el caso de continuar realizando transferencias generalizadas de ingresos de modo descontrolado a los sectores pobres, sin prestación económica a cambio de los subsidios a sectores más pobres, la llegada de la crisis mundial a nuestro país tomará desprevenida a la Argentina.
CRECIMIENTO SIN DESARROLLO
Evidentemente, por colgarnos de una economía ajena, que además es de tinte marxista maoísta, la desaceleración china afectará el precio de las materias primas, que constituyen el principal ingreso de Argentina. La venta de materias primas, no es suficiente para el desarrollo, ya que como ha dicho en su oportunidad Mons. Héctor Aguer, crecimiento no es desarrollo. La venta de las materias primas puede dejar beneficios, puede incrementar los números del PBI, pero cuando caen los precios el país queda “en Pampa y la vía”.
Por otra parte, el sistema educativo argentino impide que ya en tercer grado los niños sepan leer, escribir y hacer las cuentas básicas, tal como sucedía hacía años atrás. El pobre contenido curricular acaba en la falta de capacitación de los alumnos. A ello se suma la falta de capacitación para emprendimientos económicos de quienes reciben planes sociales, y tal condición los termina condenando a permanecer ellos y su familia siempre en la misma condición marginal.
A su vez, la endeudada economía estadounidense marca el otro polo del mercado internacional, que se encuentra colapsando y produciendo una caída del dólar en el mercado internacional, afectando también al euro. La economía norteamericana se encuentra en un estado extremadamente crítico. Se trata de un colapso estructural, con graves problemas de desempleo y de empleo, en que tras una recesión de cuatro años el desempleo continúa siendo elevado en su porcentaje conforme sus parámetros históricos, con dificultades para generar nuevos puestos de trabajo que puedan absorber la mano de obra. Tanto Estados Unidos como Europa tienen un excesivo nivel de endeudamiento, que se da en el marco de grandes monopolios y oligopolios, cuyo influjo es internacional.
AFRICANIZADOS
Actualmente, la economía argentina no se asemeja ni a la estadounidense (liberalismo) ni a la china (marxista con un gran número de proletarios como mano de obra barata al servicio de los opulentos funcionarios del Estado), sino a la africana, en que grandes masas de la población se hallan sumidas en la indigencia y alimentadas por nulos contenidos proporcionados por los medios de comunicación. O tal vez a la hindú, en la cual por “castas sociales” los parias acaban viviendo en la más abyecta miseria y reducidos a condiciones infrahumanas de las cuales jamás podrán salir (a quienes se equiparan los actuales beneficiarios de planes sociales). Por otra parte, el nivel de marginalidad laboral, salarios insuficientes para sostener una familia y una cultura que atenta contra la dignidad del trabajo y de la dignidad de la persona humana de idearios católicos, respetada como ser creado por Dios, también produce severos daños al futuro nacional.
En medio de todo ello, el falseamiento de las estadísticas oficiales sobre inflación que arrojan además cifras de un crecimiento ficticio para engañar a la población que al momento de efectuar compras, producen una incertidumbre real en toda la población. El crecimiento que indican las cifras oficiales, no es tal, y ni siquiera está señalando una mejor calidad de vida.
Argentina responderá cuando llegue la crisis mundial con medidas improvisadas. Al final, parece ser una característica de los gobiernos nacionales, que carecen en absoluto de planificación y de prevención ante lo que con seguridad se producirá.
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