Por Ricardo Díaz
En
la primera parte de ¿Quiénes somos? Habíamos expresado que Grecia, Roma
y el Cristianismo formaron la Civilización Occidental y que España la
trajo al Nuevo Mundo.
Agreguemos
ahora que para ello España se valió de teólogos y juristas de la más
alta categoría, tales como Francisco de Victoria, por ejemplo, creador
del Derecho de Gentes, máxima expresión de una España misionera que
incorporó a la cristiandad a aquellos que los reyes católicos llamaban “nuestros amigos los indios”.
Isabel
la Católica en una cláusula de su testamento señaló que “El principal
fin e intención suya, y del rey, su marido, fue pacificar y poblar las
Indias y convertir a la santa fe católica a los naturales”.
Bien
sabemos que jesuitas, franciscanos y dominicos llevaron a cabo dicho
mandato. Y también podemos observar como los Adelantados bautizaban a
los pueblos o comarcas que fundaban, de acuerdo a la fe que traían, lo
cual podemos comprobar desde Santa María de los Buenos Aires, en América
del sur, hasta San Francisco en América del norte, pasando por San
salvador en América Central.
A
pocos años del descubrimientos de estas tierras comienzan la tarea
evangelizadora los padres Pedro de Córdova, Antonio de Montesinos y
Bernardo de Santo Domingo. Y esta acción constante redujo la codicia y
los excesos de los encomenderos y la prepotencia de los virreyes, la
cual fue denunciada, no sin exageración, por Bartolomé de
las Casas que, al tiempo de asumir una defensa de los indios, dio a
lugar a la leyenda negra, llevada a cabo por los enemigos de España y
del catolicismo y difundida en nuestra tierra por los historiadores
argentinos que repiten como loros los que saben por boca de ganso. Toda
una actitud zoológica como se ve.
Mas
tarde, ya en el siglo dieciocho, comienza el afrancesamiento de España
hasta llegar a su total dominio por parte de Napoleón en el siglo
diecinueve, lo cual provoca la emancipación de los pueblos americanos,
pero no la desvinculación cultural y religiosa, si bien había quienes
admiraban todo lo que fuera francés.
Con
respecto a la gran inmigración italiana que vino después, debemos
señalar que ello no hizo más que afirmar nuestra condición de latinos.
La inmigración de otros pueblos europeos no afectó esencialmente nuestro
ser nacional.
Actualmente,
existe una invasión cultural encabezada por los anglosajones, los
cuales además, nos dominan económicamente y arrasan con nuestras
riquezas del sur y de la cordillera, y una invasión ideológica
encabezada por el marxismo, sobre todo a partir de la Revolución Rusa de
1917, tras la cual comenzó a expandirse por todo el mundo como reguero de pólvora.
También
hay una invasión religiosa conformada por creencias no católicas,
religiones orientales, sectas de todo tipo y demás, pero, les guste o no a muchos, católico es nuestro origen, raíz y esencia. Esto somos.
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