domingo, 15 de abril de 2012

MONS. AGUER: QUE EL SACERDOTE “SUGIERA A LOS PAPÁS QUE AÑADAN COMO NOMBRE DE BAUTISMO UN NOMBRE CRISTIANO” A SUS HIJOS




  En su reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América TV), MONS. HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata, se mostró pastoralmente preocupado porque muchas familias, muchos padres que se consideran cristianos, no ponen a sus hijos nombres cristianos”, explicando que “estas cosas no son insignificantes, tienen que ver con la posibilidad de que la realidad del cristianismo  se haga visible en la sociedad, a través de la cultura vivida de la gente”.

Comentó que leyó una noticia que lo “sorprendió desagradablemente. Una señora, que además es un personaje muy conocido en la farándula, fue madre recientemente y le puso a su bebé estos nombres: Merlín Atahualpa”.

Parece que después, a causa de la elección de nombres tan inusuales, recibió algunas críticas. Pero en la respuesta a las críticas esta señora se descolgó con una lamentable discriminación. Defendiendo los nombres que le había puesto a su hijo (obviamente, tiene el derecho de ponerle el nombre que quiera) dijo que si el papá del bebé fuera verdulero y ella un ama de casa lo hubiera llamado José”, explicó.

El prelado platense dijo: “A mí me sonó discriminatorio, no sólo contra los verduleros y las amas de casa. ¡Ojalá haya en la Argentina muchos verduleros y muchas amas de casa que tengan muchos niños y que les pongan de nombre José! Me resultó discriminatorio también por lo que el nombre José significa para nosotros, los católicos”.

“Probablemente la señora que dio origen a este comentario mío no es cristiana. Le ha puesto a su hijo Merlín Atahualpa, porque le gustó y no se le ocurrió plantearse las consideraciones que he desarrollado. Pero a mí no me gustó nada que denigrara ni a los verduleros, ni a las amas de casa, y mucho menos a San José”.

Destacó que “José es el nombre del esposo de la Santísima Virgen y padre nutricio de Jesús, el Hijo de Dios” y que “hay 16 personajes bíblicos que se llaman José y que el significado etimológico es bellísimo. José significa “el Señor añada”. Es decir que el Señor añada nuevos hijos, que agregue otros hijos al recién nacido. Ese nombre es una aspiración a la vida, un canto a la vida”.

 Mons. Héctor Aguer comentó que esta historia acerca de Merlín Atahualpa, que pudo haberse llamado José, me lleva al tema del nombre que se le pone a un bebé. Decía yo antes que el papá y la mamá tienen derecho a ponerle a su hijo los nombres que se les ocurra. Siempre hubo modas respecto de la aplicación de los nombres y las modas, como ustedes saben, son fenómenos efímeros; la moda pasa. Los papás tendrían que pensar si después ese chico no tendrá motivo para reprocharles toda la vida el nombre que le pusieron”.

Recordó que la preocupación de no poner a los hijos nombres cristianos la advierten los sacerdotes durante los Bautismos y antes “en algunos ambientes se lo buscaba en el almanaque” coincidiendo con “el nombre de un santo para que el niño tuviera un patrono en el cielo y, para que además de su cumpleaños pudiera celebrar otro día su onomástico, el día de su santo”-

“El nombre designa a una persona y se identifica con ella. El nombre define a la persona de alguna manera. Entonces hay que buscar aquellos nombres que pueden servirle al chico también de orientación para su vida cristiana”, manifestó.

Finalmente comentó que está “sugiriendo últimamente que si se trae al Bautismo un bebé al cual le han puesto un nombre que no es cristiano, que se les sugiera a los papás que añadan como nombre de Bautismo un nombre cristiano. O bien más adelante,  cuando el chico va a recibir el Sacramento de la Confirmación con el que se completa la iniciación cristiana, se le presente la oportunidad de añadir un nombre cristiano”.

Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:

“Días pasados leí una noticia que me sorprendió desagradablemente. Una señora, que además es un personaje muy conocido en la farándula, fue madre recientemente y le puso a su bebé estos nombres: Merlín Atahualpa”.

“Parece que después, a causa de la elección de nombres tan inusuales, recibió algunas críticas. Debe haber sido en esos programas de chimentos que llenan en vano horas y horas de televisión abierta. Pero en la respuesta a las críticas esta señora se descolgó con una lamentable discriminación. Defendiendo los nombres que le había puesto a su hijo (obviamente, tiene el derecho de ponerle el nombre que quiera) dijo que si el papá del bebé fuera verdulero y ella un ama de casa lo hubiera llamado José”.

A mí me sonó discriminatorio, no sólo contra los verduleros y las amas de casa. ¡Ojalá haya en la Argentina muchos verduleros y muchas amas de casa que tengan muchos niños y que les pongan de nombre José! Me resultó discriminatorio también por lo que el nombre José significa para nosotros, los católicos”.

“Como es sabido, José es el nombre del esposo de la Santísima Virgen y padre nutricio de Jesús, el Hijo de Dios. Digamos de paso que hay 16 personajes bíblicos que se llaman José y que el significado etimológico es bellísimo. José significa “el Señor añada”. Es decir que el Señor añada nuevos hijos, que agregue otros hijos al recién nacido. Ese nombre es una aspiración a la vida, un canto a la vida”

“Pero esta historia acerca de Merlín Atahualpa, que pudo haberse llamado José, me lleva al tema del nombre que se le pone a un bebé. Decía yo antes que el papá y la mamá tienen derecho a ponerle a su hijo los nombres que se les ocurra. Siempre hubo modas respecto de la aplicación de los nombres y las modas, como ustedes saben, son fenómenos efímeros; la moda pasa. Los papás tendrían que pensar si después ese chico no tendrá motivo para reprocharles toda la vida el nombre que le pusieron”.

“En este orden de cosas, lo que a mí me preocupa más es que muchas familias, muchos padres que se consideran cristianos, no ponen a sus hijos nombres cristianos. Eso lo puede advertir cualquier sacerdote cuando recibe a una familia que quiere bautizar a su bebé: padres cristianos que no ponen a sus hijos nombres cristianos. Tradicionalmente, ¿dónde se buscaba el nombre del nuevo hijo? Muchas veces, en algunos ambientes, se lo buscaba en el almanaque. Es cierto que eso podía llevar a confusiones porque en algún caso al chico le ponían Fiesta Cívica, porque había nacido el 25 de Mayo o el 9 de Julio. Pero más allá de esos accidentes, por lo general se buscaba el nombre de un santo para que el niño tuviera un patrono en el cielo y, para que además de su cumpleaños pudiera celebrar otro día su onomástico, el día de su santo. El chico, ya crecido, podía interesarse en saber quién fue el santo cuyo nombre  le fue dado, conocer su vida y tomarlo como modelo.”

“El asunto encierra  una cuestión pastoral que me parece de máxima urgencia: tenemos que promover el uso de nombres cristianos”.

 “Las modas –sobre todo las mamás suelen ser muy sensibles a las modas- hacen que se les ponga a los chicos nombres extraños, extravagantes. Se impone una onda indigenista por allí o surge una tendencia esotérica, o se difunde el nombre del protagonista de la novela que se está viendo en esos días o de la artista o del futbolista que en ese momento brilla más. Pero aquí hay una cuestión clave: el nombre no es poca cosa, una palabra que suena más o menos armoniosa.

“El nombre designa a una persona y se identifica con ella. El nombre define a la persona de alguna manera. Entonces hay que buscar aquellos nombres que pueden servirle al chico también de orientación para su vida cristiana”.

“Yo estoy sugiriendo últimamente que si se trae al Bautismo un bebé al cual le han puesto un nombre que no es cristiano, que se les sugiera a los papás que añadan como nombre de Bautismo un nombre cristiano. O bien más adelante,  cuando el chico va a recibir el Sacramento de la Confirmación con el que se completa la iniciación cristiana, se le presente la oportunidad de añadir un nombre cristiano”.

“Estas cosas no son insignificantes, tienen que ver con la posibilidad de que la realidad del cristianismo  se haga visible en la sociedad, a través de la cultura vivida de la gente”.

“Probablemente la señora que dio origen a este comentario mío no es cristiana. Le ha puesto a su hijo Merlín Atahualpa, porque le gustó y no se le ocurrió plantearse las consideraciones que he desarrollado. Pero a mí no me gustó nada que denigrara ni a los verduleros, ni a las amas de casa, y mucho menos a San José”.

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