Por Emilio Nazar
Kasbo
"CUANDO EL ERROR NO ES COMBATIDO,
TERMINA SIENDO ACEPTADO;
CUANDO LA VERDAD NO ES DEFENDIDA,
TERMINA SIENDO OPRIMIDA"
San Félix III, Papa
Ante la afirmación citada del
papa San Félix III, surge una pregunta, puesto que algunos católicos sostienen
que "la verdad no necesita ser defendida sino que se impone por ella
misma" ¿Es eso cierto? Si así fuera... ¿El Papa San Félix se equivocó?
La respuesta es compleja, pero no
tanto, y ayudará a interpretar lo que dijo San Félix.
SOLDADOS DEL VENCEDOR
Veamos: La Verdad, en sí, no es
una cosa intelectual, sino que es el Verbo como Segunda Persona de la Santísima
Trinidad que se encarna...
La Verdad es Cristo, y Cristo
como Dios en sí no necesita ser defendido, sino que además es Él quien nos
defiende a nosotros.
Quien haya hecho ejercicios
espirituales Ignacianos, habrá comprobado que Jesucristo es nuestro Capitán y
nosotros sus soldados (no podemos ser soldados de algo que no defendemos,
¿verdad?), pero en sí, a nosotros no nos toca vencer, porque el que vence es
Jesucristo (vence en tiempo presente desde la Eternidad de Dios mismo, porque
venció, vence y vencerá hasta el fin de los tiempos y más allá).
Cuando atacan a Jesucristo
¿pueden vencerlo? ¿Qué le van a hacer? ¿Lo van a volver a Crucificar?
NO PUEDEN VENCER A CRISTO
Una vez, escuché a un sacerdote
de la Orden de Predicadores, el P. PiSarello
(más o menos así se llamaba), hablando por TV cuando los canales argentinos
abrían y cerraban su programación con la palabra de un Sacerdote, y recordaba
un episodio de la II Guerra Mundial.
Una monja ayudaba y hacía caridad
con los perseguidos por los nazis protegiéndolos de diverso modo (que por otra
parte, en sus desvíos naturalistas llegaban a la degeneración incluso), y fue
detenida por el régimen, e interrogada; le preguntaron para quién trabajaba,
quién le daba órdenes, y que irían a buscarlo para matarlo; ella les explicó
que no podrían, que ya lo habían matado, dejándolos sorprendidos.
La monja tomó la Cruz que llevaba
colgando del cuello y se las exhibió, diciéndoles que sus acciones habían sido
ordenadas por Jesús, que la Caridad es nuestro Mandamiento, y que si querían ir
a buscarlo lo hallarían en la Eucaristía, pero que ya no podrían asesinarlo.
Entonces, ¿Con qué fuerzas
nosotros podemos defender a Jesucristo?
ATAQUES A LA VERDAD
Precisamente por ese motivo,
Jesús le dijo a San Pedro que guardara su espada después de haber rebanado la
oreja de uno de los que iban a llevarse a Jesús: porque no somos nosotros los
que defendemos a Jesús, ni quienes logramos la victoria, sino que es al revés.
El error, es la negación y la
persecución de Jesucristo...
Ahora bien, existe otro sentido
cuando se habla de "La Verdad", y es aquél que se refiere a la
concordancia entre la inteligencia y el objeto al cual se aplica, a lo cual
llamamos realismo. Esto hace al orden Natural, pero también al orden
Sobrenatural, ya que nuestra inteligencia tiene la aptitud propia para
descubrir la verdad en el Orden Natural, y para comprender la Revelación de
Dios en el orden Sobrenatural.
En el orden Natural, la verdad es
atacada por quienes desvían la inteligencia, por quienes llaman
"verdad" al error, o por quienes afirman la existencia de
"verdades" de modo relativista.
En el orden Sobrenatural, la
Verdad (y en este sentido coincide con Jesucristo mismo, a su vez) es atacada por las
herejías.
SOLDADOS DE CRISTO
¿Cuál es nuestra tarea como
soldados del bando de Jesucristo? Depende de la Vocación: unos tendrán vocación
contemplativa, otros llegarán a la Mística, otros serán más intelectuales,
otros más orientados a la Caridad (en el sentido de ayudar a los necesitados,
ya que la Caridad está en cada una de las vocaciones dadas por Dios)... y
algunos, además, tendrán vocación apologética.
La apologética es parte de esa
lucha por desenmascarar la herejía, e incluso hay apologetas que por su labor
alcanzaron la santidad.
Es Dios quien nos da el carisma,
la vocación y la misión para llevarla a cabo, cada cual según los talentos.
Finalmente, hay una distinción
entre "La Verdad" y "la realidad", que no se identifican:
la primera es inmutable, y la segunda es cambiante; sin embargo, la verdad de
la realidad está en la aseveración de que es posible identificar los cambios de
la potencia al acto.
Cristo ha resucitado, y ha dejado
a Su Iglesia (única, de la cual Él es Cabeza y que tiene al Sumo Pontífice con
presencia en el mundo) para la salvación de las almas, y es en la acción de la
Iglesia que Cristo se "defiende".
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