Por Roberto Pedro
Campi *
Me
encuentro con muchos productores que no tienen la
menor idea de lo terrible que es la reforma impositiva
de Buenos Aires. Esperan
que algún milagro los libre de este impuestazo.
“Ya vino
la primer cuota de este año con un 30%
de aumento en relación a la del año pasado así que no
creo que sea para
tanto” me ha dicho más de uno creyendo que el
inmobiliario va a aumentar
otro poco y listo. Y esto es más o menos así; vendrá la
segunda cuota igual a
la primera, para no levantar mucha polvareda, y después
en la tercera van a
cargar todos los ajustes.
Un
productor de Pergamino, propietario de 100 hectáreas,
tendrá
que pagar si sólo se hubiese aplicado el primer aumento,
unos 16.000 $ en
concepto de inmobiliario, pero la reforma existe, el
revalúo se aprobó por
decreto, y va a tener que pagar alrededor de 30.000 $.
Ya no serán tres cuotas
de cinco mil y pico, van a ser tres de 10.000 cada una.
Pero
esto no es lo más grave, lo peor se viene en abril
del 2.013, cuando su contador le diga que sólo por el
campo va a tener que
pagar unos 50.000 $ en concepto del impuesto a los
bienes personales. Y no hay
dudas esto es así por más que nos quieran hacer creer lo
contrario.
Inmobiliario nos pega fuerte, pero bienes personales nos
saca directamente de
contexto. Es imposible de pagar.
Por eso
lo mejor es no informarse mirar la tele
pasatista y esperar a ver que pasa. La gente no
entiende, no cree, no calcula,
espera una solución mágica. Y si algo se puede asegurar
en este país donde las
cosas cambian día a día de acuerdo a las necesidades de
los gobiernos, es que
solución mágica no va a haber, y peor aún; todo lo malo
que podemos prever en
materia impositiva con seguridad va a ocurrir.
Sumemos
30.000 de inmobiliario más 50.000 de bienes personales,
son 80.000$ que tendremos que pagar gracias a la
reciente y cuestionada reforma
de Scioli, en 100 has de campo donde se siembra el yuyo
para tener más
rentabilidad. Tendremos que destinar el valor de más de
5 quintales de soja
para sólo pagar estos dos impuestos. Y sigue la lista y
es larga. Y la soja
sigue rindiendo en los años buenos 35 quintales.
La falta
de coraje del gobernador para reclamar ante el
Estado nacional la coparticipación que le corresponde,
lo llevó a imponer esta
reforma, que condenó a los productores a una encerrona
impositiva imposible de
resolver. Porque mucho se podrá discutir y debatir y
protestar, pero algo es
indiscutible, no tenemos capacidad económica para
afrontarla.
Por eso “el no
saber” por ahora es la única salida.
* Roberto Pedro
Campi
Productor
agropecuario
Ingeniero
Agrónomo
Pergamino
Buenos Aires
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