Dado que
el 29 de junio se celebró la Solemnidad
de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y por ello el DÍA DEL PAPA, Mons.
HÉCTOR AGUER, Arzobispo de La Plata , dedicó su reflexión televisiva
semanal, en el programa “Claves para un Mundo Mejor” (América
TV), para pedir “un
recuerdo especial en la oración” por “nuestro Santo Padre
Benedicto XVI” que “ese día 29 de
junio, tiene para el Papa un significado muy especial, porque se cumple el
aniversario de su ordenación sacerdotal”.
Destacó que “Joseph Ratzinger se ordenó sacerdote junto con su hermano Georg el
29 de junio de 1951” y que “ese
día, aquel joven alemán comenzó a ejercitar su ministerio, del cual me interesa
destacar un rasgo esencial: el sacerdote es un liturgo”.
“La
liturgia es un tema capital en la obra teológica y pastoral del entonces
Cardenal Ratzinger y hoy lo advertimos en el modo como
Benedicto XVI celebra los divinos misterios. Se ve que es un hombre de oración,
un hombre de adoración, que nos invita a todos precisamente a vivir la liturgia
como autentica adoración de Dios que nos sale al encuentro para comunicarnos su
vida divina”, comentó.
Explicó que “liturgo designa a aquel mediador entre Dios y los hombres que, en
el cumplimiento de esta actividad singular de la Iglesia , ofrece cotidianamente a Dios el sacrificio
de la redención” y que “en el caso de
este aniversario papal” le parece valioso “destacar la condición de liturgo de
Benedicto XVI. Es decir aquel que está llamado a ofrecer cotidianamente la
oración de la
Iglesia toda, especialmente el sacrificio en el que
se actualiza la muerte y resurrección de Jesucristo”.
Señaló que “el pensamiento litúrgico del Papa tiene un punto central: la
convicción de que la liturgia no es algo
que armamos nosotros los hombres, no es algo que construye la comunidad
cristiana, la asamblea que se reúne para el culto de Dios, sino que es un don
de Dios que la
Iglesia recibe y acoge como un misterio de
salvación”.
También manifestó que “la Iglesia posee una
tradición litúrgica que se va actualizando permanentemente, que es siempre
antigua y siempre nueva” aunque “desgraciadamente muchas veces la aplicación de
esa reforma se ha hecho de tal manera que se ha perdido de vista la cualidad de
don que tiene la liturgia, de don que nosotros recibimos con fe, con espíritu
de adoración, con gratitud. Es un misterio que nos supera enormemente”.
Mons.
Héctor Aguer indicó que “todo cambia de sentido si se piensa que la
liturgia es algo que transcurre entre nosotros, el resultado de una
construcción que acomodamos a nuestro gusto, un encuentro de entrecasa en el
que lo que importa es “sentirnos bien”, experimentar emociones religiosas y
manifestarlas. Entonces la liturgia se torna intrascendente, cuando su verdadera
naturaleza le ofrece al pueblo cristiano, a la asamblea celebrante, la gracia
de volverse hacia el Señor, de “salir” hacia él”.
Finalmente manifestó que “en este aniversario de la
Ordenación Sacerdotal
de Benedicto XVI tenemos la oportunidad de reflexionar sobre esto que es lo
cotidiano o por lo menos es lo dominical para los católicos: cómo participar
cada vez mejor de la liturgia con autentica devoción, con espíritu de adoración
y reconociendo las sacralidad de ese misterio del cual el Señor nos concede
participar para unirnos a él y entre todos”.
Adjuntamos el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“El 29 de junio se celebra la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y
Pablo y para nosotros, los católicos, es el día del Papa. Corresponde,
entonces, que ese día le dediquemos un recuerdo especial en la oración a
nuestro Santo Padre Benedicto XVI”.
“Este 29 de junio, tiene para el Papa un significado muy especial,
porque se cumple el aniversario de su ordenación sacerdotal. Joseph Ratzinger
se ordenó sacerdote junto con su hermano Georg el 29 de junio de 1951. Ese día,
aquel joven alemán comenzó a ejercitar su ministerio, del cual me interesa
destacar un rasgo esencial: el sacerdote es un liturgo”.
“Liturgo designa a aquel mediador entre Dios y los hombres que, en el
cumplimiento de esta actividad singular de la Iglesia , ofrece cotidianamente a Dios el sacrificio de la redención. Pensemos
lo que significa esto como corazón mismo de la existencia sacerdotal. Hay otros
aspectos por supuesto en la vida del sacerdote que correspondería destacar como
su misión profética como evangelizador, como difusor del evangelio, como
educador en la fe; su entrega pastoral, de caridad, para guiar a los fieles y
gobernar a la comunidad cristiana que le es confiada”.
“Me complace, en el caso de este aniversario papal, destacar la
condición de liturgo de Benedicto XVI. Es decir aquel que está llamado a
ofrecer cotidianamente la oración de la Iglesia toda, especialmente el sacrificio en el que se actualiza la muerte y
resurrección de Jesucristo”.
“En el caso del Papa Benedicto XVI, además, podemos notar que la
temática litúrgica ocupa un lugar importantísimo en su pensamiento, en su obra
de teólogo. A lo largo de su vida de investigador y de profesor, el Papa
Ratzinger ha publicado libros, conferencias y ensayos sobre la temática
litúrgica”.
“Creo que el pensamiento litúrgico del Papa tiene un punto central: la
convicción de que la liturgia no es algo que armamos nosotros los hombres, no
es algo que construye la comunidad cristiana, la asamblea que se reúne para el
culto de Dios, sino que es un don de Dios que la Iglesia recibe y acoge como un misterio de salvación”.
“La Iglesia posee una tradición litúrgica que se va actualizando permanentemente, que
es siempre antigua y siempre nueva. Vale, sobre todo, subrayar esto en relación
con la reforma litúrgica aplicada después del Concilio Vaticano II y con las
posibilidades que ofrece de participación en los misterios de la fe”.
“Desgraciadamente muchas veces la aplicación de esa reforma se ha hecho
de tal manera que se ha perdido de vista la cualidad de don que tiene la
liturgia, de don que nosotros recibimos con fe, con espíritu de adoración, con
gratitud. Es un misterio que nos supera enormemente. De hecho, se puede
constatar con pesar que se ha perdido, en muchas ocasiones, la dimensión
contemplativa y estética de la liturgia como consecuencia de la pérdida del
sentido de su sacralidad”.
“Todo cambia de sentido si se piensa que la liturgia es algo que
transcurre entre nosotros, el resultado de una construcción que acomodamos a
nuestro gusto, un encuentro de entrecasa en el que lo que importa es “sentirnos
bien”, experimentar emociones religiosas y manifestarlas. Entonces la liturgia
se torna intrascendente, cuando su verdadera naturaleza le ofrece al pueblo
cristiano, a la asamblea celebrante, la gracia de volverse hacia el Señor, de
“salir” hacia él”.
“El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Liturgia, decía
precisamente que nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna
por iniciativa propia en la liturgia. Este precepto, del cual desgraciadamente
se hizo y se hace poco caso, tiene por finalidad tutelar la sacralidad del
misterio”.
“La liturgia es un tema capital en la obra teológica y pastoral del
entonces Cardenal Ratzinger y hoy lo advertimos en el modo como Benedicto XVI
celebra los divinos misterios. Se ve que es un hombre de oración, un hombre de
adoración, que nos invita a todos precisamente a vivir la liturgia como autentica
adoración de Dios que nos sale al encuentro para comunicarnos su vida divina”.
“Entonces, en este
aniversario de la Ordenación Sacerdotal de Benedicto
XVI tenemos la oportunidad de reflexionar sobre esto que es lo cotidiano o por
lo menos es lo dominical para los católicos: cómo participar cada vez mejor de
la liturgia con autentica devoción, con espíritu de adoración y reconociendo
las sacralidad de ese misterio del cual el Señor nos concede participar para
unirnos a él y entre todos”.
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