Por Carlos Manuel Acuña
El fin de semana largo apenas si
atemperó la movilización política en torno de los intentos de la Casa Rosada
para bloquear el camino político del gobernador Daniel Scioli. Este, fiel a su estilo, se limitó a convocar a una
conferencia de prensa que, en los hechos, significó una respuesta por elevación
a Cristina W. Fernández, a subrayar
los aciertos de su gestión y a reconocer implícitamente que el problema existe,
que las diferencias se mantendrán y que la política nacional no dejará de
quedar centralizada en este conflicto.
Mientras tanto, la izquierda
avanza. En la Cámara de Diputados tiene despacho favorable un proyecto de Ley elaborado por María de los Angeles Higonet y Carlos Verna, por el cual se modifica
la normativa laboral del personal que trabaja los fines de semana. Según
parece, se olvidaron de legislar acerca de quienes trabajan los feriados que no
sean sábados y domingos, por lo que no se descarta que vuelva al senado donde
la iniciativa quedó sancionada. Esta, afectará sensiblemente a miles de
personas que lograron una salida laboral a través de este sistema que si se
reforma como se lo ha propuesto, encarecerá la actividad de determinadas
empresas que sufrirán una retracción. Entre ellas, los supermercados o las
estaciones de servicios, los establecimientos hospitalarios o guardias médicas,
en tanto nada se dice sobre que sucederá con aquellos locales que están
atendidos por sus dueños ¿se les prohibirá trabajar como sucedió durante el
gobierno de Isabelita...? Para colmo, la iniciativa, para atemperar los efectos
negativos, propicia que dentro del mes laboral, quienes trabajaron un fin de
semana podrán tener los "correspondientes" francos compensatorios,
inaugurándose así una larga cadena, pues los días "compensados"
deberán ser cubiertos por otro personal y así sucesivamente... Con el
agravamiento de que el país entro en la recesión, el aumento de los costos,
será inevitable.
La pulseada entre el kirchnerismo
y Scioli desplazó el debate acerca de este tema tan importante, lo que da la
pauta del nivel de tensiones que están en juego. Ambos contendientes han
estudiado con ardor los resultados de las últimas encuestas de opinión que
mantenía las diferencias entre el ex motonauta y Olivos en más del 10 por
ciento en favor del primero, un numerito que baila frente a los ojos de los
políticos que parecen encandilados no ya en los comicios parciales de 2013,
sino en las presidenciales de 2015. Arriesgamos que esto es lógico pues los
cálculos indicarían que el empeño de Cristina por volver a candidatearse
fracasará, por lo que todos hacen cuentas no sobre la quiebra económica de la
ex República Argentina, sino acerca de como se alinearán los candidatos
principales y los que no lo serán tanto pero que podrán participar de alguna
manera.
Las izquierdas aprecian que
tendrán una oportunidad y así lo manifestaron los delegados del Foro de San
Pablo que, como lo relatamos en otra parte de este número del IP, fue saludado
con entusiasmo por uno de sus fundadores, el ex presidente Lula Da Silva, quien señaló su optimismo, un dato que tampoco fue
considerado por nuestros campeones de la democracia, entretenidos en evaluar
hasta donde llegará la enorme paciencia
demostrada por el gobernador. En la práctica, su estrategia también
despierta un poco disimulado nerviosismo en Olivos y la Casa de Gobierno, donde
preferirían un intenso debate para profundizar sus argumentos y desgastarlo más
todavía. Sin embargo, los últimos números sobre la opinión de los argentinos
despertaron una doble señal de alarma: la pelea desatada por Cristina contra Daniel perjudica a ambos, pues las dos figuras registraron durante
las últimas horas un retroceso fundado, precisamente, en la competencia que
distrae.
El tema no deja de ser
interesante pues de alguna manera ofrece indicios de que a la gente le interesa
más la tranquilidad que las diferencias partidarias, lo que viene a ocurrir en
medio de una de las crisis más profundas de la Argentina. Otros, le dan una lectura
distinta (como se dice ahora) a esta cuestión. Sostienen que en realidad, lo
que ocurre es que los partidos políticos están absolutamente agotados, que
nadie cree en ellos y que carecen de líderes efectivos que merezcan la pena de
ser seguidos. Por cierto, esto también alcanza para Cristina que hoy está muy
lejos del 54 por ciento alcanzado en las últimas elecciones, con el agregado de
que la caída de su imagen es la más acelerada de todos los que tienen alguna
aspiración.
De alguna manera, podemos decir
que el cuadro - al margen de ser explicable - es desalentador y cargado de un
agobio que cansa hasta lo inimaginable. Incluso la caída de las expectativas
hasta es insoslayable para los números que elaboran las encuestadoras que
trabajan para el Gobierno y que pagamos todos nosotros. Todo un dato que los
teóricos que rodean a la viuda consideran que puede revertirse con un giro más
acentuado hacia la izquierda. Por ejemplo, con un silencio que suponemos está
derivado del profundo revés que sufrieron en los setenta, maniobran con una
gran prudencia que consiste en ensayar algunos pasos que ni bien son
resistidos, se detienen o buscan artilugios para alcanzar el objetivo más
disimuladamente. Vivimos en un permanente tanteo. Así, ahora se presentará un
proyecto en el Congreso que relativizará la propiedad de la tierra. No será una
reforma agraria propiamente dicha, pero sí un primer ensayo limitativo que,
incluso, podrá perfeccionarse luego con una sutil variante que se introduciría
en la modificación del Código Civil. Esta será variada, como se sabe, cosa de
dividir las opiniones, descentralizar las resistencias y como en el colectivo
repleto, "dar un pasito más atrás" para permitir el ingreso de
renovaciones o quitas inesperadas. Todo sea por el avance de la
colectivización, por pequeño que sea.
Como la Argentina tiene una bien
ganada fama de ir a contramano del mundo -y cuando eso no sucede, simplemente
se aparta de éste- podemos esperar que el ideologismo salga vencedor por encima
del sentido común, que la obcecación se imponga y que del fracaso podamos
decir, como en el tango, que "la historia vuelve a repetirse".
Casi sin querer nos hemos
apartado del eje de nuestro comentario de hoy que gira en torno de la paciencia
del gobernador a quien le aseguran lo mismo que a todos nosotros: el quiebre de
la economía es inevitable, la caída de las fuentes de trabajo se acelerará a
partir de proyectos como los que dejamos mencionados y los subsidios que
disimulan en parte esa misma caída y fomentan la cultura del no trabajo,
dejarán de otorgarse por falta de recursos. El consiguiente estallido social
demostraría que el kischnerismo - Cristina,
en fin - caería víctima de su propia trampa, agrandada por la imposibilidad de Boudou (Amado) por el reemplazo negociado de la Presidente hasta las
elecciones una vez concluido el período. Como ya lo dijimos y volvemos a
hacerlo pues el tema forma parte de las especulaciones que recorren distintas
oficinas y embajadas, la presidencia caería en manos de la senadora nacional Beatriz Rojkés de Alperovich por ser la
tercera en el orden sucesorio. Para ese entonces entraría a jugar una Liga de
Gobernadores deseosa de encarrilar las cosas -un desorden descomunal- y
preparar una estructura política de futuro y mientras tanto lograr la mayor
cantidad de votos posibles para la Asamblea Legislativa que dentro de las 48
horas deberá convocar la senadora tucumana, siempre de acuerdo con lo
establecido por la Constitución Nacional. Planteadas así las cosas, el
candidato mejor posicionado por las encuestas y por lo que representa, sería Daniel Scioli.
Como podrá evaluarse, además de
su carácter este razonamiento explicaría la enorme paciencia del gobernador,
convencido que la confrontación es negativa con el añadido de que la opinión pública
está cansada de la prepotencia, la agresividad y el autoritarismo desplegado
por Cristina y sus acólitos. Esta
situación es cierta e incluso comentada hasta por aquellos que en el exterior
todavía se ocupan de la Argentina. Asfixiante, la atmósfera ahora se ha
profundizado un poco más, gracias a que los jóvenes rentados que se anotaron y
anotan en La Cámpora están más entusiastas y sus andanzas demuestran que están
convencidos de que el poder y la impunidad nunca se acaban. Incluso, algunos de
ellos repiten en confianza algo que de manera reiterada, habíamos dejado
escrito: "suceda lo que suceda, este gobierno jamás dejará el
poder..." Volveremos sobre el tema.
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