jueves, 6 de junio de 2013

NADIE NACE ISLÁMICO ¿POR QUÉ HAY ENTONCES NACIONES ISLAMICAS?


Por Emilio Nazar Kasbo

Para ser musulmán, es necesario haber llegado a una edad en que pueda libremente ejercer la razón sin presión alguna, como para declarar la llamada “Shahada”, que es una fórmula que traducida del árabe significa: “Atestiguo que no existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Dios, y que Muhámmad es un Mensajero (Profeta) de Dios”.

NO HAY NIÑOS ISLÁMICOS
Cuando un niño nace, y su padre le susurra en el oído derecho la llamada a la oración, colocándole un poco de miel en la lengua, algunos sostienen que el niño es islámico desde ese momento. Sin embargo, el niño no cumple con la proclamación islámica, y mal puede atribuirse al niño una declaración que el mismo no ha pronunciado. Tampoco es posible considerar al niño como islámico tras la circuncisión que se efectúa entre los 8 y los 10 años de edad, ni con la ablación femenina que se realiza a las niñas como práctica en algunos países africanos.
¿Realmente todos los islámicos aceptan y sostienen libremente la “Shahada”, o tienen posibilidad de creer en otra cosa, de cambiar de religión, de que “algo” les indique que ya no desean ser islámicos?
En la Iglesia Católica, el Rito es transmitido por el Padre de Familia a sus hijos, es hereditario en tal sentido. Esto tampoco sucede en el islam, debido precisamente a que requiere una expresión verbal e intelectual que un niño no puede realizar. Si los niños son islámicos sólo porque sus padres lo son, indudablemente pronunciarán la “Shahada” de modo forzado, no por su convicción y razonamiento sino por una presión social. Efectivamente, el hecho de “atestiguar” implica el uso de la razón y el discernimiento de lo que se pronunciará, algo que se encuentra completamente ausente en los niños hasta obtener la mayoría de edad.
Efectivamente, no hay un “ritual de iniciación” en el islam, y el Sacramento Católico del Bautismo a los niños para formar parte de la Iglesia no es reconocido por ellos. En el caso del Sacramento del Bautismo Católico efectivamente el niño se incorpora a la Iglesia, algo que no sucede en el islam, siguiendo las disposiciones respectivas de cada religión.


ISLÁMICOS CONVERSOS
Hay musulmanes que se convierten al cristianismo en general, y al Catolicismo en particular, pero no lo declaran públicamente mientras viven en países de gobierno islámico, porque saben que les espera la pena de muerte por semejante acto. También en los países islámicos hay pena de muerte a quien intente remotamente convertir a un islámico a otra religión, en particular al Catolicismo.
El periodista libanés Camille Eid, escribió un libro escrito con el redactor jefe de “Avvenire”, Giorgio Paolucci, titulado “Los cristianos venidos del islam”, publicado en italiano (“I cristiani venuti dall‘Islam”) por la Editorial Piemme. En una entrevista efectuada tras la edición del libro, afirmó Paolucci: «Se trata de los musulmanes convertidos al cristianismo, personas que, por esta decisión libre suya, se van a encontrar con discriminaciones y amenazas, en algunos países islámicos pierden los derechos civiles y corren el riesgo de la pena de muerte, son rechazados por los mismos familiares y amigos porque son acusados de apostasía».
El periodista, según la nota publicada por Zenit.org, agregó que “Uno de los frutos de la inmigración es que el Islam está entre nosotros. Estando entre nosotros, está en toda su complejidad, incluida la cuestión de la libertad religiosa, cuestión que los países islámicos y las relativas comunidades esparcidas por el mundo no han aclarado todavía. Queríamos hacer un libro que profundizara en las implicaciones teológicas, jurídicas y de la apostasía y de las relativas condenas, pero que lo hiciera a través de los itinerarios humanos, tratando de comprender cómo puede suceder que haya personas que amen tanto a Jesús como para arriesgarse a sufrir persecuciones y la pena de muerte.”

SEIS EJEMPLOS
Paolucci comentó seis casos de conversión al Catolicismo:
“Una chica argelina, de padre católico y madre argelina musulmana, nacida en Varese, Italia, educada en el Islam. Un día fue al instituto y tenía al lado a una chica del movimiento eclesial «Comunión y Liberación» que se convirtió en su mejor amiga. Empezó a estudiar con ella, a los 15 años se preguntó por qué esta amiga suya siempre estaba alegre, feliz y le preguntó: ¿Puedo ir yo también a las excursiones y encuentros que organizáis? Sólo después de convivir con grupos de jóvenes unidos por la fe cristiana, comprendió que el origen de esta alegría era Jesús y su amor. Y dijo entonces: «también lo quiero yo». Al principio tuvo problemas con la madre que no aceptaba que fuera al centro juvenil de la parroquia, a misa, luego eligió ella.”
“Un chico turco que no encontraba respuestas convincentes dentro de la tradición islámica, iba al imam y éste le respondía que leyera el Corán. El chico turco leía el Corán pero las respuestas no las encontraba. Así un día visitó a un franciscano, le hizo determinadas preguntas y recibió las respuestas precisas y satisfactorias, y esto le llevó a la conversión.”
“Hay un bosnio que combatía en los Balcanes en las milicias musulmanas contra los serbios y los croatas. Durante la noche escuchaba en la trinchera una radio de Sarajevo que transmitía al mismo tiempo los discursos de Mustafa Ceric, jefe de la comunidad islámica de Bosnia-Herzegovina, y los discursos del cardenal Vinko Puljic sobre la guerra. Ceric decía: tenemos que hacer la guerra santa («yihad») y combatir para que esta tierra se haga musulmana, y es deber de cada musulmán hacer la «yihad». Por su parte, Puljic decía que no habrá paz en esta tierra hasta que no tengamos el valor de perdonarnos; la reconciliación, añadía, es la única vía que llevará a la amistad. Y él quedaba impresionado por el hecho de que mientras su líder incitaba al uso de las armas, su enemigo invitaba a la reconciliación. Por motivos diversos vino a Italia donde acabó en la cárcel injustamente por un incendio con el que no tenía nada que ver y de hecho luego fue absuelto. En el tiempo pasado en la cárcel, encontró a una religiosa croata que iba a visitar a los detenidos, y le preguntó si quería leer el Corán, pero el oficial bosnio respondió que el Corán lo conocía ya y que quería leer el Evangelio, porque recordaba una frase del cardenal Puljic que decía que Jesús en el Evangelio nos enseña el perdón. La religiosa quedó impresionada, y le regaló un Evangelio en lengua croata. Él lo leyó e inició una amistad que al final le llevó al bautismo.”
“Otra historia se refiere a la conversión de una chica turca que tuvo un sueño. Ella amaba a un italiano con el que se casó por lo civil en Turquía y enseguida vino a vivir a Verona; tenía que casarse pero el obispo tardaba en darles el consenso para el matrimonio mixto y había obstáculos de naturaleza burocrática. En ese momento la chica tuvo un sueño en el que se le apareció un hombre con la nariz curva y vestido blanco que le dijo: soy Juan, no te preocupes porque tu vida será feliz. Pasado un mes, estaba lavando los platos en la cocina cuando vio en la televisión la plaza de San Pedro con una imagen del rostro de la misma persona que había soñado. Nariz curva, vestido blanco, un poco gordito. Llamó a su marido y le dijo: ven a ver, ése es el hombre con el que soñé. Se trataba de la beatificación de Juan XXIII: la chica turca había soñado con el pontífice. Y tras pocos días de esta revelación llegó a la Curia de Verona la notificación de que el matrimonio podía celebrarse. Ella quedó tan impresionada que pidió el bautismo.”
O el caso del “argelino que quería aprender italiano. La universidad estaba cerrada porque hubo desórdenes, él era un apasionado de los idiomas, había comprado un curso de casetes en italiano, y se encerró en casa a estudiar. Para mejorar su conocimiento de la lengua usaba la radio. Una tarde encontró una emisora que repetía continuamente las mismas palabras, y le servía mucho esta letanía para aprender la lengua. Era el padre Livio Fanzaga, que rezaba el rosario y las palabras repetidas eran el Avemaría. El chico estaba aprendiendo italiano y quedó fascinado por esta oración. Siguió escuchando «Radio María» (de Italia)*, profundizó su conocimiento del cristianismo y de María en los libros. Se convenció de que quería seguir la religión cristiana. Un sacerdote francés de Argelia no le quiso bautizar porque era muy peligroso en aquel momento. Y entonces vino a Italia, fue a visitar la redacción de «Radio María», se bautizó y ahora vive en Toscana. Se ha hecho un gran devoto de María, pero es todavía uno que vive escondido porque tiene la familia en Argelia y su hermano entró en un grupo islámico radical.”
Y la historia de “un libanés musulmán que se convirtió al cristianismo, se hizo sacerdote y luego convirtió a centenares de musulmanes. Su historia llegó hasta la Secretaría de Estado. El entonces pontífice Pablo VI lo invitó a Roma, y de rodillas le pidió la bendición, diciéndole: «Tú eres el ejemplo de que la libertad de Dios no tiene confines».”

ESTATAL IMPOSICIÓN ISLÁMICA
Más allá de estos casos de conversión del mahometanismo a la Fe Católica, debemos preguntarnos: ¿qué es lo que mueve a que tantas personas sigan a Jesucristo a pesar de todos los problemas que se les presentan en sociedades islámicas, cómo muchos islámicos se animan a convertirse al Catolicismo sabiendo que deberán enfrentar no solo la discriminación, sino incluso la muerte? Tal disposición al martirio, convirtiéndose en víctimas de quienes asesinan en odio a la Fe Católica, ha de ser un modelo para todo católico, sobre todo los tibios.
Mientras tanto, según sus propias normativas religiosas, el islam impone a los niños la obligación de ser islámicos, impidiendo su libertad para convertirse bajo amenazas graves, avalado por Estados que coadyuvan a tal imposición, impidiendo que cualquier voz disidente pueda hacer pública manifestación de la Fe Católica. ¿Realmente todos los musulmanes tienen plena conciencia de las dos frases que deben proclamar para ser islámicos? Porque si no es así, podrá llegarse fácilmente a la conclusión de que hay un pequeño grupo de gobernantes de los Estados islámicos que imponen el islam a la fuerza a quienes no están plenamente convencidos, y esto es inadmisible.

Lo dicho implica que el islamismo estatal no es más que una ideología que permite manipular ideológicamente el gobierno de un país, con argumentos que parecen de tipo religioso, pero que no son más que un modo de ideología militar. O se acata por todos, o se mata al disidente, son las dos alternativas que generan tantos mártires y la existencia de tantos criptocatólicos en sociedades islámicas. ¿Qué sucedería si el islam permitiera a todos los islámicos optar por la religión desde lo que sientan como un llamado de Dios? ¿Acaso todos seguirían siendo islámicos?

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