Rochus Misch guardaespaldas de Hitler, posa en su hogar en Berlin en 2005
Traducción: Diario Pregón de La Plata
El último de los guardaespaldas
leales de Adolf Hitler, que fue testigo de las últimas horas del dictador nazi,
ha muerto a sus 96 años de edad.
El Sargento Mayor SS. Rochus
Misch acompañó al Führer desde 1940 hasta su fallecimiento en 1945, y fue
testigo de las consecuencias inmediatas del suicidio del dictador.
El oficial de las SS permaneció
fiel en lo que él llama el "ataúd de hormigón" durante varios días
después de la muerte de Hitler, escapando finalmente, mientras Berlín se
derrumbaba a su alrededor y los soviéticos invadían la ciudad.
Misch estuvo siempre orgulloso de
su relación con Hitler en sus últimos días, y seguía refiriéndose a él como
"jefe".
En una entrevista con The
Associated Press (AP) en 2005, Misch, dijo: "Él no era un bruto. Él no era
un monstruo. Él no era superman."
En su entrevista con la AP, se mantuvo
alejado de las cuestiones centrales acerca de la culpa y la responsabilidad,
diciendo que él no sabía nada del asesinato de 6 millones de judíos, y que
Hitler nunca se planteó la Solución Final en su presencia.
"Eso nunca fue un tema"
(de conversación), dijo enfáticamente. "Nunca."
Rochus Misch señala una foto de Adolf Hitler que tomo en Berchtesgarden sur de Alemania-AP
Rochus Misch fue guardaespaldas de Adolf Hitler por cinco años -PA
Él parecía tener poca empatía por
aquellos a quienes él no conoció directamente, e incluso respecto de algunos
que conoció.
Misch se conmovió casi hasta las
lágrimas al hablar de la decisión de Joseph y Magda Goebbels de matar a sus
seis hijos en el búnker de Berlín antes de suicidarse ellos mismos.
Pero él también era capaz de
soltar una carcajada acerca de un amigo de la familia, "un verdadero zurdo",
que fue llevado al campo de concentración de Sachsenhausen, en las afueras de
Berlín, haciendo notar después de su liberación que "las camisetas de
papel (en el campo) eran incómodas"
Nacido el 29 de julio de 1917, en
el pequeño pueblo de Silesia Alt Schalkowitz, en lo que actualmente es Polonia,
Misch quedó huérfano a temprana edad.
En contra del trasfondo de la
revolución rusa y el ascenso de Stalin, combinado con la popularidad del
Partido Comunista de Alemania en el
período post- Primera Guerra Mundial, Misch dijo que decidió a los 20 unirse a
la SS -una organización que él vio como un contrapeso a la amenaza proveniente de
la izquierda.
Se inscribió en la Leibstandarte
SS Adolf Hitler, una unidad con base en Berlín que originariamente fue fundada
como guardia personal del Führer.
"Era anticomunista en contra
de Stalin -para proteger a Europa", dijo Misch, y señaló que miles de
otros europeos occidentales sirvieron en las Waffen SS. "Me inscribí en la
guerra contra el bolchevismo, no por Adolf Hitler."
Pero cuando los ejércitos de
Hitler invadieron Polonia el 1 de septiembre de 1939, Misch se encontraba en la
vanguardia, y su división SS se unió a una unidad del ejército regular para el
ataque relámpago (blitzkrieg).
Mientras las fuerzas alemanas
rápidamente se acercaban a Varsovia, Misch, que hablaba algo de polaco, fue
enviado con un grupo para negociar la rendición de la fortaleza y les dijeron
las tropas desde su interior que necesitaban tiempo para pensar acerca de la
oferta.
"Mientras nos alejábamos,
abrieron fuego", dijo Misch en su casa en Berlín. "Una bala entró por
aquí mismo y salió, a dos centímetros de mi corazón."
Un soldado ruso sentado en la cama donde Hitler se disparó suicidándose -GETTY
Después de su evacuación a Alemania
y su convalecencia, fue nombrado en mayo de 1940 como uno de los dos hombres de
la SS que servirían como guardaespaldas y asistentes generales de Hitler haciendo
de todo, desde contestar los teléfonos a enviar felicitaciones a dignatarios -
y una vez llevando flores a una de las concertistas favoritas del Führer, con
quien apenas se había comprometido.
Misch y su camarada de la SS. Johannes
Hentschel, acompañaron a Hitler a casi todas partes que iba, incluyendo su
retiro alpino de Berchtesgaden y su futuro cuartel general "Guarida del
Lobo".
Él vivió entre los apartamentos
de Hitler en la Nueva Cancillería del Reich, y en su hogar en un barrio popular
de Berlín, que mantuvo hasta su muerte.
"Él era un jefe
maravilloso", dijo Misch. "Yo viví con él durante cinco años. Éramos
las personas más cercanas que trabajaron con él... siempre estábamos allí.
Hitler nunca estuvo sin nosotros día y noche".
En los últimos ocho a 10 días de
la vida de Hitler, Misch lo siguió hasta vivir bajo tierra, protegido por el
llamado Fuhrerbunker, con techos y paredes de hormigón fuertemente reforzados.
"Hentschel hizo funcionar la
luz, el aire y el agua y yo hice los teléfonos -no había nadie más", dijo.
"Cuando alguien descendía,
no podíamos siquiera ofrecerles un lugar para sentarse. Era demasiado pequeño
-pequeñas celdas de 10 o 12 metros cuadrados. No era bunker para vivir en él. Era
un búnker antiaéreo"
Después de que el asalto
soviético comenzó, Misch recuerda a generales y a nazis con medalla de bronce ir
y venir, mientras trataban desesperadamente de improvisar una defensa de la
capital con el variopinto remanente del ejército alemán.
Recordó que el 22 de abril, dos
días antes de dos ejércitos soviéticos completaran su cerco de la ciudad, dijo
Hitler: "Eso es todo. La guerra está perdida. Todo el mundo se puede
ir."
"Todo el mundo, excepto los
que todavía tenían trabajo que hacer como nosotros -teníamos que estar",
dijo Misch. "Las luces, el agua, el teléfono... los que había que mantener
en marcha, pero a todos los demás se les permitía ir, y casi todos se fueron de
inmediato".
Pero ese mismo día, Hitler se
aferró a una esperanza dada por lo que resultó ser un falso reporte: que los
aliados occidentales habían pedido a Alemania sostener Berlín durante dos
semanas más contra de los soviéticos de modo que pudieran luchar juntos contra
el comunismo.
"Él todavía creía en la
unión entre Oriente y Occidente", dijo Misch. "A Hitler le gustaba
Inglaterra – excepto por Churchill - y no pensaba que un pueblo como el Inglés
se pudiera unir con los comunistas para aplastar a Alemania."
Eva Braun se casó con Hitler horas antes de realizar su pacto suicida -GETTY
El 28 de abril, Misch vio las
figuras familiares del ministro de Propaganda Joseph Goebbels y de Martin
Bormann, hombre de confianza Hitler, entrando en el bunker con un hombre al que
nunca había visto antes.
"Le pregunté quién era, y me
dijeron que es el magistrado civil que ha venido a realizar el matrimonio de
Hitler", dijo Misch.
Esa noche, Hitler y su amante de
tanto tiempo Eva Braun se casaron en una breve ceremonia en la que ambos juraron
ser de pura ascendencia aria antes de hacer sus votos y firmar el libro de
registro.
Dos días más tarde, Misch vio nuevamente
a Goebbels y Bormann, esta vez hablando con Hitler y su ayudante, el comandante
SS. Otto Guensche, en el pasillo del bunker fuera de la habitación de la
operadora telefónica.
"Lo vi entrar en su
habitación... y alguien, Guensche, dijo que no debía ser molestado. Y eso
quería decir 'Ahora está sucediendo’", dijo Misch. "Todos sabíamos
qué estaba pasando. Dijo que no iba a salir de Berlín, él se quedaría
aquí".
"No oímos ningún disparo, no
escuchamos nada, pero uno de los que estaba en el pasillo, no recuerdo si fue
Guensche o Bormann, dijo 'Linge, Linge, creo que ha hecho", dijo Misch,
refiriéndose Heinz Linge, el valet de Hitler.
"Entonces, todo estaba muy
tranquilo, todo estaba... quién abrió la puerta yo no recuerdo, Guensche o
Linge. Ellos abrieron la puerta y yo, naturalmente, miré y luego hubo una pausa
corta y la segunda puerta se abrió... y vi a Hitler echado sobre la mesa de
este modo", dijo Misch, poniendo la cabeza bajo sus manos en la mesa de su
comedor.
"Y Eva estaba echada con las
rodillas sobre el sofá, con la cabeza hacia él. Yo no recuerdo ahora si Hitler
se sentó en el sofá o en una silla a su lado." Eva Braun había muerto de
envenenamiento y Hitler se había disparado suicidándose.
El silencio y expectación luego
dieron paso al caos, cuando Misch corrió a la cancillería para contar a su
superior la noticia y luego de regreso abajo, donde el cadáver de Hitler había
sido puesto en el suelo con una frazada sobre él.
"Entonces ellos, enrollaron
a Hitler y dijeron '¿Qué hacemos ahora?'", dijo Misch. "Mientras ellos
llevaban fuera a Hitler... caminaban a mi lado a unos tres o cuatro metros de
distancia, yo vi sus zapatos puestos fuera de la bolsa."
Después de que los cuerpos fueron
llevados afuera, un guardia de las SS bajó corriendo las escaleras y trató de que
Misch se uniera al espectáculo exterior, mientras los dos estaban cubiertos de
gasolina y prendidos fuego
"Él dijo: ‘El jefe está
siendo quemado. Vamos fuera’", recordó Misch. Pero en vez de eso, Misch se
retiró a toda prisa a lo más profundo del bunker para hablar con el camarada
Hentschel.
"Yo dije: '¿Crees que seremos
asesinados?', y él replicó: "¿Por qué piensas eso? '", dijo Misch.
"Yo dije, 'Vi la Gestapo arriba en la …cancillería y podría ser que ellos quisieran
matarnos por ser testigos."'
Pero Misch se aferró a su cargo -tomando
y dirigiendo las llamadas telefónicas con Goebbels como su nuevo jefe hasta el
2 de mayo, cuando se le dio permiso para huir.
"Todo el mundo estaba en el
piso de arriba en la... cancillería, allí había cosas para comer y beber,
abajo, en el bunker no había nada. Era un ataúd de concreto", dijo.
"Entonces Goebbels finalmente bajó y dijo: ‘Usted tiene la oportunidad de
vivir. Usted no tiene que quedarse aquí y morir.’"
Misch tomó la mochila que él
había empacado y huyó con algunos pocos entre los escombros de Berlín. Haciendo
su camino a través de sótanos y subterráneos, Misch tropezó con un grupo numeroso
de civiles que buscaban refugio en un túnel.
"Dos estaban tocando música",
dijo, recordando cuán incongruente le pareció la escena. "Salí del bunker
de concreto de la muerte, y aquí había dos personas tocando música con la
guitarra".
Misch después oyó voces alemanas
arriba a través de un conducto de ventilación de aire, y subió a probar su
suerte. Pero las voces procedían de unos 300 soldados que habían sido hechos
prisioneros, y los guardias soviéticos lo atraparon también a él.
Después de la rendición alemana del
7 de mayo, Misch fue llevado a la Unión Soviética, donde pasó los siguientes
nueve años en campos de prisioneros de guerra (de concentración) antes de ser autorizado a regresar a Berlín en
1954. Se reunió con su esposa Gerda, con quien se había casado en 1942 y que
falleció en 1997, y abrió un comercio.
Misch continuó recibiendo
"cartas de admiradores" en su vejez, y enviaba fotografías
autografiadas de sí mismo en completo uniforme de las SS fuera la Guarida del
Lobo a quien le escribiera.
También siguió hojeando un álbum
de fotos que tenía con fotos de su afamado jefe.
"Aquí está Hitler -mi jefe-
Eva, una amiga de Eva ...", dijo. "Muy normal. No como lo que está
escrito", dijo.
Dio vuelta la página para ver las
fotos de Braun en el entorno idílico de Berghof, la residencia de montaña bávara
de Hitler, y se iluminó al recordar un momento de aquellos días.
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