Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN 73)
Los politólogos analizan con cuidado los
efectos de los procesos electorales e intentan señalar algunas de sus posibles
consecuencias, pero, omiten estudiar, con mayor profundidad, el fenómeno
sociológico que ha sido el motivo de este escenario. El individualismo, como
esencia de la puja electoral, ha reemplazado al sistema de agrupaciones
(partidos políticos) que ha sido el esquema vigente del pasado. Esta situación
ha creado en la ciudadanía, un manto de dudas, que no se expresa con claridad,
por lo difícil que es comprenderlo o tratar de determinar sus consecuencias.
Este fenómeno sociopolítico, que observamos en Argentina, está apareciendo en
otros países, como son los casos cercanos de Chile y Brasil, en los que
personas, como "abanderados" políticos, suplantan las posiciones de
las tradicionales bases partidarias que, es conveniente recordar, han suplido
al histórico principio de comunidad vecinal.
Este desarrollo, además, está llevando,
curiosamente, a que los temas en debate sean preferentemente los coyunturales y
poco o nada se trate de lo estructural. Esta realidad no aparece solo en el
tiempo electoral, donde se hace más visible, sino que se observa aun en los
periodos de gobierno, pese a que se intenta suplirlo con lo que se ha dado llamar
"políticas de estado". Esta situación hace que los proyectos que
requieren un "tiempo de maduración" superior a los periodos de
gobierno, se posterguen, lo que debilita la evolución estructural del país. Sin
embargo, en una organización gubernamental equilibrada y jerarquizada, este
tema se tiene que encontrar operativamente resuelto, ya que, cuanto más elevada
sea la posición, a más largo plazo se deberán tratar sus objetivos. Esta
realidad funcional, en nuestro país, encuentra en los últimos tiempos, la
negatividad que surge del accionar de los más altos gobernantes, en la solución
de las cuestiones de los niveles inferiores, con la finalidad de
"capitalizar" sus efectos.
Muchos y variados pueden ser los orígenes
de este accionar político, que deforma las realidades y retacea la evolución,
actuando, esencialmente, en la economía. Es probable, pero no seguro, que la
causa de este proceso, se deba a un desafortunado método de representación, que
separa al ciudadano de sus gobernantes. Los congresales de 1853, sin dudas, pensaron con visión de sabios, que el
futuro podría desequilibrar las capacidades y potenciales de los núcleos
ciudadanos (provincias) que se unían en nación en busca del bien común. El artículo
1ro. de la Constitución Nacional Argentina, era la base de relación para la organización
del poder, apoyado en el "federalismo". Esta idea nacía del principio
que nuestro país era "las provincias unidas", lo que significaba la
unión de objetivos comunes, junto con la solidaridad y apoyo mutuo. Ello
significaba que la nación seria netamente un medio de accionar estructural, las
comunas, coyuntural, y las provincias la forma de ajuste y equilibrio zonal. En
el último acto electoral, se mezcló las elecciones de los tres niveles (nación,
provincia y municipios) con énfasis en lo nacional, con lo que se anuló o dejo
como "arrastre" los candidatos de los inferiores.
Como vemos, el país se encuentra en un proceso de armado político que se
aparta de la lógica organizacional y, debido a ello, no alcanza o logra la
efectividad eficiente que se debe pretender o esperar. Se da el fenómeno del
personalismo y énfasis coyuntural al mismo tiempo que se desvirtúa la natural
relación de poderes jerárquicos. A este proceso de llamativo nuevo orden, se
debe adicionar, como metodología política, el manejo centralizado de las
finanzas (presupuesto, política económica, "inflación",
"subsidios", etc.), con el que no tan solo se dirige la
administración sino que se penetra en sociedad, su patrimonio, etc. En la
medida que este tema no se trate o se olvide que el método político debe
responder a los fines sociales, lo que obliga a cumplir lo pactado y ejercer el
poder con justicia y equilibrio, mal se agravará y la solución se alejará y
complicará cada vez más en el futuro.
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