domingo, 26 de enero de 2014

LA IGLESIA VISIBLE Y LA IGLESIA OFICIAL


Reenvío de un anónimo

Debido más que nada a la profunda crisis que padece desde un tiempo la Iglesia Católica, por demás evidente, consideramos oportuno contribuir con el siguiente análisis, a fin de intentar esclarecer las inteligencias, rechazando decididamente todo intento de asumir un compromiso con las ideas y principios del Mundo.
Esta palabra, mundo, se toma en el sentido con que se entiende en el Evangelio de San Juan, el siguiente:
NUEVO  TESTAMENTO
Traducción directa del Original Griego
Por Monseñor Doctor Juan Straubinger
EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
Capítulo 1
1 EN el principio el Verbo era, y el Verbo era junto a Dios, y el Verbo era Dios.
2 Él era, en el principio, junto a Dios:
3 Por Él, todo fue hecho, y sin Él nada se hizo de lo que ha sido hecho.
4 En Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5 Y la luz luce en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron.
6 Apareció un hombre, enviado de Dios, que se llamaba Juan.
7 El vino como testigo, para testimonio acerca de la luz, a fin de que todos creyesen por Él.
8 Él no era la luz, sino para para dar testimonio acerca de la luz.
9 La verdadera luz, la que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
10 Él estaba en el mundo; por Él, el mundo había sido hecho, y el mundo no lo conoció.
11 Él vino a los suyos, y los suyos no le recibieron.
12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el poder de llegar a ser Hijos de Dios: a los que creen en su nombre:
13 Los cuales no han nacido de la sangre, ni del deseo de la carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14 Y el Verbo se hizo carne, y puso su morada entre nosotros - y nosotros vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre - lleno de gracia y de verdad.
Punto de partida
Innegablemente a partir del Concilio Vaticano II, se han sucedido cambios tan profundos y evidentes en el seno de la Iglesia, que, comparados con lo que hasta este Concilio la representaba, ha significado la inserción de “algo nuevo”, en reemplazo de “lo anterior”.
Cuando una cosa, objeto, asunto o materia, es definida con claridad, exactitud y precisión en su significación, lo que permite comprobar que tiene existencia verdadera y efectiva, que existe realmente, fuera del sujeto que la conoce, coincidiendo por completo entre lo definido y lo observado, es decir, su conocimiento objetivo en contenidos y formas, la modificación de alguno de estos, produce una alteración en la primer cosa, objeto, asunto o materia, observada, de suerte tal que es necesario definirla nuevamente.
Por ejemplo, al mencionar la palabra tomate, es claramente identificado como la fruta de color rojo, y con características generales similares, en todas sus variedades existentes.
Si por efecto de la investigación científica, se obtuviera uno de color azul, para que sea identificado como tomate propiamente, debería aclararse que se trata de una nueva variedad indicando además las características nuevas, y si mantiene las demás a pesar del cambio.
De ahí en más el tomate deberá ser identificado de la siguiente forma: el reconocido por todos, el de color rojo: tomate, y la nueva variedad: tomate  azul, más las indicaciones si han variado, o no, sus características conocidas, y si se le agregaron otras.
Vale decir, que los nombres con que se identifican y representan las diferentes cosas, objetos, asuntos o materias, implican indefectiblemente la relación directa entre contenido y forma; no van separados, son parte de un todo.
Así, al tomate lo acompañan: el color, el olor, su pulpa, sus semillas, la textura de su piel y brillo, su utilización, su sabor, su forma de acuerdo a la variedad. 
Estas características generales, son las que se denominan como sus notas.
Estas son las que en su conjunto, le dan las notas de visibilidad al tomate.
Las del tomate, no son las del pepino, ni las del pimiento, ni las del zapallo.
Cada cual las tiene propias.
Pero lo importante es destacar, que cada cosa, objeto, asunto o materia, tiene sus notas propias, y estas son las que condicionan su visibilidad, es decir, el ser en sí.
El mismo simple razonamiento se puede aplicar a diferentes casos.
Las Notas de la Iglesia
Vamos seguidamente y de forma simple, a conocer y verificar esas notas que identifican singularmente a la Iglesia Católica.
Son cuatro, las que siempre se enseñó que mostraban su visibilidad:
1.    Es Una,
2.    Es Santa,
3.    Es Católica,
4.    Es Apostólica
Es Una
Analicemos el siguiente ejemplo de simple comprobación: Una Parroquia donde se celebra la Misa con ritos modificados que dicen representar la Cena Eucarística, al caso, focolares, pentecostales, carismáticos, conservadores dei, rockclesiales, comparada con otra Parroquia en donde se celebra la Misa de San Pío V, llamada Tradicional o Tridentina, ¿se puede decir que ambas parroquias tienen las mismas notas, que presentan la misma visibilidad?  
Veamos otro ejemplo también de simple comprobación: Un obispo cree en esto (En Argentina, Mons. Baseotto), ese en eso otro (En Argentina, Mons. Laguna), aquél en aquello otro (En Argentina, Mons. Angelelli), diferentes entre sí y hasta diríase contrapuestos.
Las mismas diferencias, más otras, pueden verse incluso entre diferentes Colegios Episcopales, Congregaciones, y Seminarios, entonces, la Fe común no los une, es distinta, los catecismos también son distintos y hasta contradictorios, y hay algunos con flagrantes errores, verdaderas herejías, entonces, ¿se puede decir que tienen las mismas notas, que presentan la misma visibilidad?  
¿Dónde estará entonces la verdadera visibilidad a seguirse?
¿Con aquél Obispo?
¿Con este otro?
¿En aquella Parroquia?
¿En esta otra?
¿Dónde estará la verdadera Misa?
¿En los Focolares?
¿En los Carismáticos?
¿En los Pentecostales?
¿En los Rockclesiales?
¿En los Conservadores Dei?
¿En los Tradicionalistas?
Pensemos con detenimiento:
¿Esta variedad y multiplicidad de experiencias y contradicciones, son las nuevas notas de la Visibilidad de la Iglesia, y de la Unidad de la Fe?
¿Acaso ha despertado el Espíritu Santo de un prolongado letargo de casi 2.000 años, y ahora convalida todo, bajo el nuevo esquema que se promociona, de la multiplicidad de carismas?
¿Dónde está la Unidad de la Iglesia?
¿Dónde es la Unidad de la Iglesia?
Ya no hay notas de  Unidad en la Iglesia.
Es Católica
Esta palabra de origen griego, significa universalidad, lo que comprende y es común a todos; en consecuencia, la Catolicidad es la Unidad de la Fe realizada en el mundo entero.
Pero si esa Unidad en sus notas no es visible, ¿cómo puede certificarse su universalidad? Esto es un imposible. No hay prácticamente Catolicidad en el mundo actual.
Como la variedad y multiplicidad de experiencias son ahora los signos distintivos, las notas de la visibilidad de la Iglesia, al validarse todas las múltiples y libres interpretaciones, ya sin la anterior necesidad de guardar en su original expresión, la transmisión de las tradiciones que se hacían de generación en generación, el criterio de verdad se ha modificado de manera tal, que cada cual tiene su modo de ver, de pensar, de predicar, de hacer su catecismo, y todo recibe el saludo y asentimiento de la validez, en aras de fomentar al máximo posible, la aparición, emanación, de los carismas.
El concepto de unidad, exige la presencia terminante, categórica, de la unión y conformidad, como propiedad de todo ser,  en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere.
Si la Unidad de la Fe reclama esta claridad en sus notas de visibilidad, ¿qué representan entonces la variedad y multiplicidad de experiencias y contradicciones, sino justamente su contracara?
No hay más Catolicidad.
Las disputas y confrontaciones parroquiales han llegado a las más altas esferas de la jerarquía eclesial, ¿o el proceso inicial fue justamente al revés?, y así vemos las respuestas amenazantes de obispos alemanes, franceses, belgas, y otros, como también las sostenidas silenciosas desobediencias de que fuera objeto Benedicto XVI.
No sólo hay un estado de indisciplina, sino además el sostenimiento de doctrinas erróneas.
¿Dónde está la Catolicidad de la Iglesia?
¿Dónde es la Catolicidad de la Iglesia?
Entonces no hay notas de Catolicidad en la Iglesia.
Es Apostólica
Siempre se enseñó que la Iglesia, fundada por Nuestro Señor Jesucristo, provenía de los Apóstoles.
Fueron enviados por Él, según consta en Marcos 16: 15-18: Y les dijo: “Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y fuere bautizado, será salvo, mas, quien no creyere, será condenado. Y he aquí los milagros que acompañarán a lo que creyeren: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán las serpientes; y si bebieren algo mortífero no les hará daño alguno; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”.
¿Cómo se podría reinterpretar al tiempo presente este mandato de Jesús?
¿De qué manera a la Tradición Apostólica se la podría explicar al amparo de las nuevas notas de visibilidad?
Simple: bajo la significación potenciada y decisiva del transcurrir del tiempo.
"La Tradición Apostólica tiene por sí misma la necesidad de su actualización, se construye con el aporte de cada generación, de generación en generación. Por esta causa el pasado es indicación del tiempo ya transcurrido.
Y así como el calendario muestra la sucesión del tiempo, de los años, lo que llamamos la Historia, de igual modo, por analogía, las primeras expresiones de recuerdo del pasado, la Tradición, son los primeros momentos del reloj de la Historia.
Por consiguiente, la Iglesia lleva la Tradición con Ella de siglo en siglo, la hace, la va construyendo, la va mejorando, la va actualizando. Lo que pasó, pasó, ha sido superado, como valor constante, desapareció.
Un peldaño y una suma de peldaños".
Toda la Tradición se encuentra en la Iglesia de hoy, y el antes, es una etapa que en su momento fue necesaria, pero ahora ya no, como lo será la actual en el futuro, por esto es que cuando se pretende volver a reflotar el pasado, el querer aferrarse a la Tradición primigenia, representa un freno, un retroceso en el proceso de construirla, y este es el error flagrante de los tradicionalistas, de los integristas, de los lefebvristas, y personifica un paso hacia el esclerosamiento del camino de expresión, de la variedad y multiplicidad de carismas con que el Espíritu Santo nos quiere bendecir en el presente.
No es necesario referirse a antes del Vaticano II, eso no significa nada ahora, excepto claro está, como etapa inicial y superada por la evolución necesaria de las cosas.
¿Cuál es entonces esta nueva Tradición?
¿A qué está enlazada?
¿Cómo está vinculada con el pasado?
Se ha acuñado como respuesta, una expresión nueva, polivalente, según sea el caso y la necesidad: La Tradición, es la Tradición…….viva.
Pero al someter a la Tradición a esta nueva expresión, se tiene un concepto erróneo, equívoco, porque para quienes son sus sostenedores, los llamados católicos posconciliares, católicos progresistas, o católicos modernistas, el ser viva  es por evolutiva, y no porque sea perenne, imperecedera, eterna, Fuente de Vida Eterna.
Y obviamente siguiendo este camino, se termina rompiendo con el pasado verdadero, con esa Fuente.
Si la Tradición se construye, si la Verdad igualmente es construida, si todo está en estado de movimiento, por la necesidad de actualizarlo todo, siguiendo la misma lógica se puede concluir, que se expresan criterios de verdad en la evolución permanente del dogma, es decir, del anti dogma.
Estas son otras de las notas del actual concepto de la visibilidad.
El Santo Papa Pío X, en la encíclica “Pascendi”, condena estos términos: “Tradición viva”, “Iglesia viva”, “Fe viva”, en el sentido que los posconciliares, modernistas, lo entienden, es decir, de la evolución que depende de las circunstancias históricas.
Esta nueva forma de interpretar la eclesiología, es común a las diferentes corrientes que se diferencian de la Tradición, puesto que aceptan en diversos grados, las nuevas doctrinas e interpretaciones surgidas a partir del Concilio Vaticano II, o posconciliaridad.
Vemos así por ejemplo, una base común de origen entre supuestos irreconciliables: progresistas, modernistas, conservadores dei, moderados, rockclesiales, que bajo el amparo de la válida variedad y multiplicidad de experiencias, mantienen y pujan por espacios de influencias, donde el cuidado de los intereses sobrepujan cualquier buen intento en el sentido virtuoso.
Por esta inversión de prioridades, la obediencia ciega a autoridades igualmente viciadas de modernismo, han trocado de virtud a defecto y a vicio, absorbiendo todo el liberalismo posible.
¿De qué sirven cuidar modos y formas de apariencia tradicional, por eso su nombre de conservadores, cuando al promover la adhesión al CVII y a la jerarquía eclesial modernista, potencian el peligro cierto de alejar a la Almas de su salvación Eterna?
¿Dónde está la Apostolicidad de la Iglesia?
¿Dónde es la Apostolicidad de la Iglesia?
Entonces no hay notas de Apostolicidad en la Iglesia.
La Santidad
Al no haber ya criterio de verdad, sustentado en la Verdad, sino en la evolución y construcción de la verdad, necesariamente la santidad de vida estará no ya en Cristo únicamente, sino en cualquier religión que exista y que vaya a aparecer en el futuro.
No únicamente en Cristo y en Su Iglesia se pueden salvar ya las Almas.
Hay nuevas posibilidades, nuevas formas.
El ecumenismo ha venido a descubrir, por medio de la variedad y multiplicidad de experiencias y de  nuevos carismas, estas “espléndidas realidades”.
Por eso es que el ecumenismo liberal se manifiesta públicamente con actos de un simbolismo sin igual, para promocionarse.
Las reuniones ecuménicas de Asís, en el Santuario de Fátima, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, entre muchísimas más, son la muestra evidente e irrefutable, de hasta dónde el liberalismo ha penetrado en la Iglesia.
Las notas de estas nuevas realidades son tan claras, como definitivas.
¿Quién puede entre los Sacerdotes y Fieles medianamente instruidos, llamarse a engaño o argumentar ignorancia?
No hay ya en la Iglesia la Unidad de la Fe; y esto es muy grave, porque es la base de toda visibilidad de la Iglesia.
La Catolicidad, es la Fe Una en el espacio.
La Apostolicidad, es la Fe Una en el tiempo.
La Santidad, es el fruto de la Fe Una, que se concreta en las Almas por las Gracias del Buen Dios, mediante los Sacramentos.
A estas alturas ya es momento de que nos preguntemos:
¿Dónde está la Iglesia que contiene las notas de visibilidad?
¿Dónde es la Iglesia que contiene las notas de visibilidad?
En la Iglesia que vemos todos los días, no está, y si no está, tampoco es; algunos han dado en llamarla Iglesia Oficial, porque es la que detenta el actual usufructo, ejercicio, del poder.
Esta Iglesia que buscamos y que no está en la Oficial, es la Iglesia Visible, que más allá de la circunstancia histórica presente, en la cual Ésta, la Única Verdadera sobre la cual las puertas del infierno no prevalecerán, pareciera estar ausente, sustituida por otra nueva y diferente, usurpada por personeros de una secta, que buscan su ruina y eliminación.
 Pero la Iglesia Verdadera, sí está Presente, sí está Viva, en el sentido de no evolutivo ni ausente, representada en la Tradición casi bimilenaria.
La Tradición NO ES la Iglesia, pero la representa.
Roma es Su Casa, no la de esta gente, que usurpa, sino la Roma Eterna.
Recemos entonces por la conversión de los modernistas que ocupan Roma, para que nuevamente de las notas de su visibilidad restauradas, encontremos de nuevo en La Paz de Cristo Redentor, la alegría profunda de la Caridad.  
Y si no se convierten,…………………….
Que la Santísima Virgen María y Su Hijo, nos Bendigan siempre, y nos den el coraje necesario para pelear el Buen Combate.


 Fuente: Eduardo Sebastián Gutiérrez (por mail reenviado)

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