Vista desde afuera, la Marina ha perdido la Esma, se han cerrado un par de bases navales, afirman que está a punto de ser vendida la base naval de Mar del Plata, a un paso de quedarse sin obra social, sin servicio de inteligencia, con pésimas remuneraciones, con sólo dos buques en condiciones de entrar en combate en caso de que además tuvieran municiones y presupuesto... con el rompehielos Irizar quemado, se le sumaría un nuevo agregado: el anunciado cierre del Comando de Transportes Navales, según informó Seprin.
Acerca del cierre de la ESMA, el ejecutivo le giró a la Armada los 220 millones de pesos, para rearmar el polo educativo naval en Vicente López, el que ya estaría terminado si no hubiera mediado una gran “estafa” (término utilizado por Seprin), “entregándose la obra a una empresa comandada por el Almirante Pertiné y que no es más que un “franchasing” de una conocida firma española pero que aquí no tiene ni una pala de su propiedad”.
Del Almirante Jorge Godoy, Seprin refiere que posee “una notoria prosperidad económica”, y menciona que avanzó “en la creación de una fundación curiosamente encabezada por la empresa “TRANSAS” SA y otras (todas con algún antiguo compañero en su directorio) destinada a construir la GOLETA DEL BICENTENARIO”. Se trata de una especie de “Fragata Libertad a escala, y siendo un emprendimiento privado tiene las oficinas en el sexto piso del Edificio Libertad, con personal dedicado a la construcción con sueldos abonados por la Armada y dirigidos por el capitán de navío Canouras, según refiere la fuente en su página de Internet.
El proyecto original, de 5 millones de dólares, ha trepado a 10 millones, en tanto que no se concluiría en tiempo y forma el proyecto en razón de la lentitud de las labores.
Seprin denuncia que el Almirante Godoy, desde la visión del mismo, produce “el daño más grande” en la “formación de las nuevas generaciones de Marinos Mercantes”, con una desidia en el manejo de los institutos.
Al respecto, consigna Seprin que “recibió hace menos de un año una Escuela Nacional de Náutica, totalmente reciclada y equipada”, pero a causa de un “desvío de fondos que Godoy destina a otros menesteres sus ocupantes viven en la mugre, sin la cobertura de las necesidades mínimas de alimentación e higiene, los docentes no cobran los sueldos y se ocupan de aniquilar a su Director”, el cual no es militar, “anunciando a los cuatro vientos su inmediato relevo”.
Denuncia que “a través de sus recaudadores Godoy se ocupa” de “confiscar los ingresos” del Instituto mediante una “cuota voluntaria” que se exige a los alumnos y “abultadas tasas” percibidas a los graduados en sus cursos de capacitación. Y que además “por la suma adecuada se consiguen en la secretaría general naval, títulos y ascensos a discreción”.
En las escuelas Fluvial y de Pesca Godoy contrató “a dos capitanes de navío” que no brindan información, ubicó a un almirante leal al frente del Servicio de Hidrografía Naval que ahora está bajo la órbita del Ministerio de Defensa, y la imprenta del SHN trabaja oficialmente y “en forma paralela como una pequeña fuente de ingresos para la corona naval”, denuncia nuevamente Seprin.
“Becas y viajes al exterior por una pobre participación en la Organización Marítima Internacional”, “honorarios cobrados para otorgar títulos de práctico” son mencionados como ejemplos de daño a la “familia naval”, atribuyendo Seprin a Godoy la destrucción de la Marina de Guerra, y la posible destrucción de “la otra marina, la que es fuente de ingresos de un gran número de marinos civiles” (refiriéndose a la Marina Mercante).
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