martes, 23 de junio de 2009

LA PERSONA ES UNA UNIDAD BIOLÓGICA PSICOLÓGICA Y ESPIRITUAL

Por Emilio Nazar Kasbo

Ahora parece que la psicología no tiene nada que ver con el cuerpo de la persona. Entonces, una mujer puede decir que es un hombre, y un hombre decir que es una mujer. Y en vez de ser considerado una enfermedad, hay que aplaudirlo, promoverlo e imponerlo. La consecuencia del principio, es que si una persona dice que es un perro, hay que tratar a la persona como tal, y ese dato se tiene que consignar en el Documento de Identidad.
- Me llamo Bacton, soy un perro, anote por favor que soy un ovejero alemán.
Claro, como la psicología no tiene nada que ver con el cuerpo de la persona, hay que anotar entonces al señor Bacton, porque de lo contrario será una violación a los "Derechos de los Animales".
Bacton, además, quiere formalizar su relación con una perrita llamada Fifí (la perrita es de verdad, se trata de un practicante de actos de bestialismo). Así que se presenta ante el Congreso a fin de reclamar por la igualdad de derechos de los animales con las personas, porque la prohibición del matrimonio entre dos perros es un acto discriminatorio, y Bacton se quiere casar con "Fifí".
Además, podrá concurrir ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, porque la legislación argentina es represiva, al no contemplar su caso particular.
El Documento de Identidad dice que Bacton no es Bacton, dice que es Nahuel Jumper de sexo masculino... y a la vez la perrita Fifi no tiene Documento de Identidad, por lo cual no podemos saber cómo diferenciarla legalmente de sus semejantes. Además, Nahuel Jumper quiere ser padre, pero como la Naturaleza ha sido tan tiránica con él haciéndolo nacer como una persona de sexo masculino, mientras que en su sicología es Baxter, un perro encerrado en el cuerpo de un ser humano al cual repudia, a la vez que biológicamente no puede reproducirse con Fifí, entonces necesita adoptar.
Y la Ley de Adopción no contempla que un perro pueda adoptar a otro perro, para poder cuidarlo, formarlo, educarlo, adiestrarlo para que el día de mañana no digan: "mirá, ahí va el desgraciado 'Sultán' causando estragos, y es el hijo de Bacton". Entonces, nuevamente se siente discriminado, y exige derechos adoptivos y sucesorios para los hijos de Fifí. Toda su fortuna será para la descendencia de Fifí, a quien además se le debe reconocer el derecho a Obra Social y respectiva Pensión al fallecimiento de su cónyuge.
Además, la institución más represiva para esto, será la escuela, donde Baxter exigirá que se enseñe a los alumnos que pueden elegir si quieren ser un elefante, una jirafa o un cocodrilo, logrando subsidios del Estado a la Asociación que promoverá estos contenidos educativos, para los 20 seres humanos que se consideran perros insertos por la casualidad en el cuerpo de un varón o de una mujer. "La imaginación al poder", decía el lema de los fracasados hippies de yankilandia, en un modelo que quieren extender al presente, de modo globalizado.
No faltará quien diga que en realidad es un extraterrestre ocupando el cuerpo de un ser humano, o incluso un personaje del pasado encarnando un cuerpo en el presente. ¿Y por qué no un personaje del futuro que viajó a nuestro presente y ocupa un cuerpo humano? ¿a todo esto también hay que decirle que "sí"? Claro, no creen en Dios, ni en el Verbo Encarnado que vino a redimirnos y a enseñarnos el Evangelio, pero sí creen en disparates y estupideces... en caso de que verdaderamente los creyesen, y cuanto más grandes mejor.
Perdón, pero ¿cuál es el límite? ¿Hasta cuándo los argentinos tenemos que soportar estos atropellos? ¿Cuándo nos vamos a levantar contra esta insoportable imposición de lo antinatural?
Esto no es una cuestión de "discriminación", sino de reconocer a la persona como tal, y a los demás seres creados como tal. Es reconocer la dignidad de la persona humana, y su indignidad cuando cae en aberraciones viciosas.
Si la psicología y la sociología admiten como ciencia la estupidez, entonces no son ciencia. Y quienes sostienen estupideces, son calificados no como científicos, sino como estúpidos. Y quienes los siguen, con mayor razón aun, ya que deben renunciar a su reflexión, al sentido común para seguir estupideces, y ya no serán calificados sólo de estúpidos, sino de algo mucho mayor que dejamos ahora sí a la imaginación del lector (esperando que tenga el suficiente cuidado y prudencia para no cometer pecado de pensamiento o de palabra).
La imaginación no otorga derechos, y cuando ésta enloquece implica que hay una enfermedad que debe ser tratada, en vez de dar el "sí de los locos". Y cuando la democracia otorga ese "sí", y busca hacer realidad las más disparatadas locuaras, es señal de que está en las últimas. Democracia antinatural e invertida, democracia degradada, democracia condenada por Aristóteles como el régimen degenerado.

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