Shmuel Hadas Z' L' nació en la provincia de Chaco, en Argentina, y luego se radicó en Israel donde con el tiempo formó parte del cuerpo diplomático del estado judío.
Hadas falleció el domingo 10 de enero de 2010 en un hospital de Jerusalén a los 72 años. Había sido operado recientemente en el hospital Hadasa Ein Karem, tras lo cual sufrió una complicación que le ocasionó la muerte.
Pertenecía a una familia askenazi -la rama judía de origen centroeuropeo- y Hadas, como la mayoría de los diplomáticos israelíes, hebraizó su apellido que, en principio, no era el que se conoció públicamente. Vivió y trabajó durante su juventud en granjas colectivas establecidas en Israel según el modelo socialista singular aplicado en el entonces naciente Estado (kibutz).
En su carrera, fue designado Embajador en España en 1986, y durante el Primado del Papa Juan Pablo II se convirtió en el primer embajador del Estado de Israel ante el Vaticano. Entre sus obras existe un artículo titulado: "Juan Pablo II: El Papa y los judíos: Peregrinaje de reconciliación."
A su vez, el Papa Benedicto XVI visitó Tierra Santa. En las vísperas de tal ocasión, Samuel Hadas afirmó que las singulares relaciones entre el pueblo judío y la Iglesia Católica, así como la posición de la Santa Sede frente al conflicto palestino-israelí han hecho que las connotaciones políticas de la visita "religiosa" del Papa Benedicto XVI a Israel hayan despertado gran expectación. El Papa ha tenido que sortear en Israel y en los territorios palestinos arriesgados campos de minas políticos. Pese a algunas controversias, la visita ha satisfecho a casi todos: ha sido una visita más para los libros de historia que para la prensa de hoy (ARI, Real Instituto El Cano. 27 de mayo de 2009).
Fue el primer embajador de Israel en España, y representó además a su país en México, Bolivia y Colombia.
Según informó la B´nai B´rith Argentina en ambos destinos particularmente significativos el Embajador Hadas efectuó un intenso trabajo para superar diferencias y llegar a un reconocimiento recíproco.
Hadas participó de numerosas exposiciones y simposios públicos en los que expresaba su análisis político.
Además fue miembro del Comité Internacional de Relaciones entre Judíos y Católicos, del Centro Peres para la Paz, del Consejo de Coordinación Interreligiosa y de la Fundación Tres Culturas, con sede en España, en la que participan palestinos e israelíes.
El Diario Clarín le hizo una entrevista al diplomático en el año 2008, y a continuación reproducimos las preguntas y sus respuestas:
- ¿Cómo fue su experiencia en la gestación de las relaciones diplomáticas entre Israel y España y con la Santa Sede? ¿Qué lecciones extrajo de esas gestiones?
En los dos casos aprendí que, como dicen, "hablando la gente se entiende". Que el diálogo siempre contribuye, pero no viene solo, por generación espontánea: hay que ir a buscarlo y hay que crear las condiciones para hacerlo. Las diferencias devienen del desconocimiento, de una situación en la cual uno no conoce al otro. Y cuando eso ocurre surgen los problemas, los prejuicios, la hostilidad. El capítulo español fue largo; cinco años de tratativas y luego dos como embajador en los años 80. A España le llevó diez años, después de la desaparición del franquismo, establecer relaciones diplomáticas con Israel. Y luego, en los años 90, era el Vaticano, con toda la historia de dos mil años detrás. Y había obstáculos de todo tipo: la posesión de los lugares santos en Jerusalén, la oposición de los países árabes, las fronteras no definidas, la cuestión palestina.
- Hubo gestos muy claros...
Así es. Cuando israelíes y palestinos se sentaron alrededor de una mesa en la Conferencia de Madrid de 1991, la condena del antisemitismo por parte de la Iglesia católica, la conmemoración de la Shoah con la presencia de Juan Pablo II, el diálogo entre la Iglesia católica y el pueblo judío, los avances en el diálogo interreligioso fueron procesos lentos pero al mismo tiempo muy firmes, trabajosos y persistentes.
- Se trataba de lograr el reconocimiento del Estado judío. A 60 años de su creación, ¿es homologable esa experiencia a la construcción del Estado palestino?
Es muy diferente, porque ahí estamos involucrados en un conflicto que para ciertos sectores tanto israelíes como palestinos, que quiero creer que son minoritarios, es insoluble. Para ellos es un conflicto que hay que decidir por las armas y que se termina con la desaparición de la otra parte. Hay un sector político muy importante, que es el Hamas, que tiene en su bandera el lema de la desaparición de la entidad sionista, como la llaman, de Israel. Es un conflicto que sólo puede ser resuelto a través de las negociaciones, pero también creo que ninguna de las dos partes están preparadas para negociar la solución por sí sola. Se requiere de una implicación internacional muy a fondo, con gran voluntad política, con una presencia constructiva, sobre todo de Estados Unidos y de Europa, cosa que hasta ahora no ha sucedido. No veo solución al conflicto palestino-israelí sin que las partes, en primer lugar, renuncien al uso de la fuerza. Es decir, mientras cada una de las partes crea que la otra parte sólo conoce el idioma de la fuerza, y sigan atrapados en este ciclo de terrorismo-represalia-venganza, no hay solución.
- Tampoco ahora hay dos partes...
Hay que construir una y hay que unir a la otra, porque también la sociedad israelí está muy dividida. Aunque consecuentemente hoy apoya, y mayoritariamente, la creación de un Estado palestino, está muy dividida sobre el camino que hay que recorrer para negociarlo y permitir esta situación de convivencia entre palestinos e israelíes. Mire, en Oriente Medio se comienza a actuar racionalmente sólo después de agotar el inventario de errores. Y es muy difícil, por lo visto, para la gente, aprender de los errores del pasado. Hay mentalidades que cambiar y mucho. A corto plazo, yo creo que se exige de los políticos y de los diplomáticos un enfoque diferente, un enfoque que tome en cuenta y que trate de incorporar al proceso negociador a los líderes religiosos. Usted se acuerda de lo que dijo Ben Gurión: "En Israel, el que no cree en milagros, no es realista".
- Hechos como el bautismo público del Papa, en el último Jueves Santo, al intelectual y periodista italiano Magdi Allam, musulmán que se convirtió al catolicismo con duras críticas a su fe anterior, ¿contribuyen al diálogo interreligioso?
En las relaciones entre la Iglesia Católica y el mundo islámico, creo que es aún prematuro evaluar su verdadero significado, aunque es evidente que ha causado gran revuelo entre los musulmanes. Al fin y al cabo, se trata de la conversión del musulmán más famoso en Italia hoy, Magdi Cristiano Allam. La airada reacción ya había sido prevista por la Santa Sede, a juzgar por la declaración que había publicado en la víspera, en la que se destaca que ¨para la Iglesia Catolica, cada persona que quiere recibir el bautismo después de una profunda búsqueda personal y una elección libre y adecuada preparación, tiene el derecho a recibirlo". Aunque no causó, por lo menos hasta el momento, la misma reacción que causara en su momento la conferencia del Papa en la Universidad de Ratisbona, en septiembre del 2006, algunos sectores musulmanes ven en este paso una continuación de una declarada política anti-islámica. Personalmente creo que se trata de sectores reducidos y que el diálogo interreligioso a la larga no se verá afectado. Más aún, quizás conduzca a que las partes busquen profundizar el incipiente diálogo entre las religiones, en el que se intenta superar incomprensiones y el profundo desconocimiento del ¨Otro", una de las principales causas de odios y prejuicios.
¡QUE TRISTEZA! cuanta pena me dá,¡que díá de tinieblas,perigrinaje de reconciliación, nuestro Santo Padre colocando un papelito en el muro de los lamento, lo lamento,¿a qué dios le manda la cartita? esa foto que acompaña la noticia me hirió el alma.Es lamentable. por el REINADO SOCIAL DE CRISTO.
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